En un juicio abreviado, la justicia condenó a sólo 3 años de prisión en suspenso a dos rugbiers acusados de matar a golpes a un joven que agonizó durante dos meses a raíz de las heridas recibidas. La sentencia no sólo es considerada insuficiente sino también desproporcionada ante el delito cometido. ¿Una vida vale 100.000 pesos?

 

La vida no le regaló nada. Todo se lo ganó a fuerza de trabajo y esfuerzo. Sus papás fallecieron siendo él muy jovencito y no dudó un instante en salir a trabajar para ayudar a su hermana menor. Hizo changas en distintos lugares hasta que consiguió un puesto fijo como mozo de un bar ubicado en la esquina de Roca y Jujuy. Al principio, él y su hermana continuaron viviendo en su casa, en el barrio Los Flores, al sur de la ciudad, pero como le resultaba muy lejos para su trabajo y para evitar los gastos de colectivo, ambos se trasladaron hacia la casa de una tía, en el barrio Juan Felipe Ibarra. Allí –estaba seguro- su hermana volvería a sonreír, porque estaría en contacto con sus primas y con todo el afecto de la familia que habían perdido. No se equivocó, en ese humilde hogar, rearmó su mundo y el de su hermana.

Iba y volvía caminando desde su trabajo, aunque saliera a la madrugada, no podía darse el lujo de gastar un peso de más, sobre todo desde el momento en que se convirtió en papá de una hermosa niña. Si bien la relación con su pareja no duró demasiado, era un padre absolutamente presente. Cada día libre lo pasaba junto a su pequeña. El resto de su tiempo, era trabajar, sacar a su familia adelante, sobre todo a las mujeres de su vida, que eran su hija, su hermana, su tía y sus primas. Ellas eran su universo.

Así era su universo… por lo menos hasta el 8 de junio pasado.

Esa fría madrugada de sábado, como de costumbre, se despidió de sus compañeros de trabajo y emprendió el camino de regreso a casa. Apenas unos metros más adelante, vio a un “trapito” amigo, un joven a quien conocía por haber trabajado tanto tiempo en la zona, quien estaba siendo duramente increpado por dos jóvenes que se negaban a pagarle por haber cuidado su vehículo a la salida de un boliche de la zona. Para evitar que la cuestión pasara a mayores, decidió intervenir. Pese a su pequeña contextura física, no dudó un segundo en ayudar a su amigo. Sin embargo, los dos jóvenes –quizá alcoholizados, en realidad nunca se supo-  lo convirtieron en el blanco de sus ataques. Primero fueron gritos, reclamos, insultos. Luego fueron golpes que lo tiraron al suelo. Era más que evidente que él no podría devolver ni una sola de las piñas recibidas. Las diferencias entre el cuerpo de uno y el de los otros eran más que elocuentes. Después se sabría que ellos eran rugbiers. Ya en el piso, las patadas y la golpiza continuó hasta que no pudo moverse. Esto quedó registrado en las cámaras de seguridad y en un video que alguien grabó y se difundió luego en las redes sociales.

Todo parecía haber quedado ahí, pero el joven trabajador no reaccionaba. Una ambulancia lo trasladó hacia el hospital Regional, donde fue intervenido quirúrgicamente en dos oportunidades por la salvaje golpiza recibida. Agonizó durante más de dos meses, hasta que falleció el 15 de agosto.

Así se apagó la vida de Román Darío Paz González…

 

LA PEOR NOTICIA

Ante semejante situación y todo el sufrimiento provocado, la familia de Román estaba segura que sus asesinos pasarían en la cárcel muchos años. Pero se equivocaron. La justicia volvió a darles otra cachetada.

El jueves 26 de diciembre, María de los Ángeles Hoyos, una de las primas de Román, estaba viendo el noticiero del mediodía. De pronto enmudeció. No podía creer lo que estaba escuchando: los asesinos de Román, su hermano del alma, habían sido liberados. La noticia corrió como reguero de pólvora en la familia. Qué pasó. No lo entendían. Un portal digital les confirmó la peor noticia: los asesinos no sólo estaban libres sino que ya se había realizado el juicio y ellas no tenían idea.

Se había realizado un juicio abreviado (ver recuadro adjunto) y los homicidas Miguel Facundo Jiménez y Edgar Mariano Piazzi quedaron en libertad, habiendo estado tras las rejas solo 4 meses, desde el 8 de agosto, cuando fueron detenidos en sus domicilios particulares.

El fiscal Ángel Belluomini junto a la instructora de su equipo Belén Álvarez lograron que durante una audiencia que tuvo lugar en la mañana del 26 de diciembre, el magistrado actuante resolviera de manera favorable un juicio abreviado mediante el cual se condena a dos jóvenes a tres años de prisión en suspenso, y el pago de un resarcimiento económico a la familia por el homicidio de Román.

 

A PROPUESTA DEL FISCAL

Según el informe brindado por la Fiscalía. “los rugbiers Edgar Moreno Piazzi y Facundo Jiménez fueron condenados, mediante un juicio abreviado, propuesto por los representantes del Ministerio Público Fiscal y aceptados por los imputados y la defensa técnica de ambos, a la pena de 3 años de prisión en suspenso tras admitir haber golpeado al joven Román Darío Paz González, a quien le aplicaron una brutal golpiza aplicándole trompadas y patadas, cuando intercedió a favor de un amigo que estaba siendo agredido físicamente por los inculpados”.

Esto indica a las claras que el juicio fue propuesto por el fiscal Belluomini y su equipo. O sea que ellos, estuvieron plenamente de acuerdo con tan corta sentencia.

El informe de Fiscalía también precisa que “Paz González sufrió graves traumatismos encéfalo craneanos y días después falleció”, lo cual es inexacto, pues Román murió dos meses después, más precisamente 71 días después. 

“En principio habían sido imputados por el delito de homicidio simple, pero la investigación posterior determinó que los sujetos habían incurrido en homicidio preterintencional”, continúa el comunicado. Hasta el momento no se sabe qué investigación posterior, tampoco se determina cómo se llegó a la calificativa de homicidio preterintencional (ver recuadro adjunto). Para graficar de qué se trata un hecho de estas características, se utiliza el ejemplo común de una persona que golpea a otra, ésta cae al suelo y muere cuando da su cabeza contra el piso. Pero Román fue brutalmente golpeado, no fue una sola piña y que cayó de casualidad. Claro que no.

Cabe señalar que en razón de haber quedado una niñita -hija de la víctima- huérfana de padre, los ahora condenados ofrecieron resarcir el daño, haciéndole entrega de la suma de 100 mil pesos en 30 cuotas consecutivas de 15 mil pesos a la familia”, finaliza el comunicado. Como si lo más importante fuese el dinero. Como si la vida de Román valiera sólo 100 pesos y 30 cuotas de 15 mil pesos mensuales. Claro, la sumatoria de esas cifras da 450.000 pesos, a pagar en 2 años y medio.

 

ESCÁNDALO EN FISCALÍA           

La escasa condena a los rugbiers homicidas de Román Paz González corrió como reguero de pólvora en tribunales. Nadie  podía creer lo que había sucedido, mucho menos las máximas autoridades del Ministerio Público Fiscal.

La familia de Román necesitaba explicaciones, no sabían cómo conseguirlas, y mostraron su enojo a través de las redes sociales. Quizá por ello, al día siguiente de la sentencia, el último viernes del año, el Fiscal General de la Provincia, Dr. Luis Alberto de la Rúa se reunió con los familiares de Román.

“Al tomar conocimiento de la condena a los imputados mediante un juicio abreviado, el Fiscal General se interiorizó de la situación y solicitó al fiscal de la causa Ángel Belloumini los informes pertinentes”, asegura la información oficial. Sin embargo, de fuentes cercanas a la causa se supo que De la Rúa no podía dar crédito al acuerdo llegado a través del juicio abreviado. Aseguran que pegó el grito en el cielo ante tamaña condena. No podía ser que uno de sus hombres, uno de sus fiscales de primera, había concertado tal propuesta. Aseguran que los gritos se oían por todo el nuevo edificio, y que el escándalo sacudió a todo el equipo de fiscales.

Quizá para poner paños fríos a la situación, el Dr. De la Rúa se reunió con la tía del joven fallecido Dorca Elizabeth Paz González, su hermana Brenda Liz Paz González y el abogado querellante Manuel Ricardo Sexer.

“En la oportunidad, el Fiscal General expresó que se tomarán las medidas correspondientes y se formalizarán los recursos procesales para revertir el acuerdo de juicio abreviado, por el cual los acusados recibieron una condena de tres años en suspenso y el pago de una indemnización económica a la familia de la víctima, que era padre de una niña”, aseguraron desde Fiscalía. ¿Tomar las medidas correspondientes? ¿Cuáles? Si fue la Fiscalía quien homologó el acuerdo. ¿Revertir el acuerdo de juicio abreviado? ¿Revertir algo que fue propuesto por la misma Fiscalía?

En el corrillo de tribunales se asegura que se trató de una fabulosa metida de pata, que se equivocaron de cabo a rabo, que todo lo hicieron mal. Algunos, más realistas se preguntan si esta condena se dio porque se trataba de un joven pobre. Quizá.

 

PENAS EXIGUAS

En el caso de Román, las penas fueron severamente cuestionadas por la familia y por el mismo Fiscal General De la Rúa, aunque fue uno de sus fiscales (Ángel Belluomini) quien estuvo de acuerdo con esta sentencia.

La familia no sólo repudió el veredicto por considerarlo no sólo exiguo sino, fundamentalmente, injusto.  Las decisiones de la justicia motivaron las airadas protestas de los familiares de las víctimas, quienes esperaban fallos más severos.

En la familia de Román queda la “sensación” que la condena fue insuficiente, y confunden su llanto e impotencia con la bronca por el veredicto judicial. Para ellos, la pena impuesta es considerada desproporcionada  ante el delito cometido por los rugbiers. Para ellos, es esencial que las penas sean justas en relación a los delitos cometidos. Sin embargo, desde la justicia siempre surgen los argumentos legales para justificar las medidas tomadas.

 

Miguel Facundo Jiménez y Edgar Mariano Piazzi recibirán el año en sus casas, con sus familias, sólo deben preocuparse por reunir el dinero que deberán pagar mensualmente a la hija de su víctima, 7.500 pesos cada uno. Mientras tanto, en la casa de Román Darío Paz González todo es tristeza. Durante la Navidad, su pequeña lanzó un globo hacia el cielo, por su papá, y en su inocencia, esperaba verlo de nuevo. La bronca se confunde ahora con la angustia y el dolor. Quieren justicia, aunque ya no creen en ella.

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