María Guadalupe López Esquivel era la hija de un productor ganadero de Michoacán, en México. Era buena estudiante, según contaron sus vecinos, pero prefirió convertirse en La Catrina, una sicaria del Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG).

Las autoridades mexicanas confirmaron que López Esquivel, de 21 años, fue asesinada esta semana en un enfrentamiento con las fuerzas de seguridad en Michoacán. Incluso se difundió un video donde se la ve con un balazo en el cuello.

La joven habría orquestado en octubre de 2019 una emboscada a la policía del municipio de Aguililla en la que murieron 14 oficiales y muchos otros resultaron heridos.

A López Esquivel «le llamó más la atención andar en la calle y pasear en su moto que seguir sus estudios«, dijeron al sitio El Universal sus vecinos de Tepalcatepec, la localidad donde creció.

Todo iba bien con sus gustos ostentosos y la vida de lujo «hasta que empezó a juntarse con los ‘lacras'», y «se perdió en las drogas«, aseguraron sus vecinos.

En las redes sociales López Esquivel mutó de niña «fresa» al personaje del folklore mexicano, pero con armas de guerra doradas y una figura esculpida.

En el camino la joven se puso de novia con Miguel «El M2» Fernández, también sicario del CJNG, con quien se fue a vivir a Aguililla.

Con el tiempo se agenció un arma propia característica, una Uzi calibre 22 negra con nubes grises y salpicada con rojo, y fue señalada como la encargada de organizar secuestros, extorsiones y otros delitos.

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