La pandemia golpeó con distinta intensidad entre las distintas franjas etarias. La infancia fue uno de los grupos más afectados, tanto en el plano educativo como socioafectivo. Así lo confirma un estudio que el Observatorio Humanitario de Cruz Roja Argentina realizó en colaboración con Fundación INECO, al que tuvo acceso Infobae.

Dentro de los distintos rangos etarios analizados, el grupo en edad de jardín de infantes, entre los 4 y 5 años, fue el más golpeado por el encierro y suspensión de las clases presenciales. De acuerdo al estudio, son los chicos que más dificultades mostraron en áreas como las emociones, la concentración, la conducta o la capacidad para relacionarse con los demás.

El estudio relevó el modo en que la pandemia impactó en la infancia, principalmente en los niños de entre 4 y 13 años. La investigación se realizó en 20 provincias del país, con la participación en el relevamiento de datos de Scouts Argentina.

Antes de marzo de 2020, cuando se suspendieron por primera vez las clases, 9 de cada 10 padres afirmaba que sus hijos asistían todos los días de la semana a la escuela. “Esta frecuencia se ve condicionada por el nivel socioeconómico de cada hogar, siendo aquellas familias con mayores problemas económicos las que los niños y niñas tienen más dificultades para asistir a la escuela”, advirtió el informe.

Ya en contexto de pandemia, casi la mitad de los padres (48%) señala que el confinamiento afectó la continuidad escolar. Allí también se observan diferencias entre los hogares que tienen acceso a la tecnología y los que no disponen de los recursos; también entre los padres de mayor y menor nivel educativo por la capacidad de acompañar a sus hijos. Entre los de nivel más alto, el porcentaje de quienes sostienen que no hubo impacto en la escolarización asciende al 64% y entre los hogares de nivel más bajo, el 41%.
ntre las familias que consideraron que hubo obstáculos en la continuidad pedagógica, las razones más frecuentes que comentaron fueron primero el envío excesivo de tareas por parte de la escuela y luego los problemas de conectividad.

Asimismo, se observó que, en términos generales, los niños de aquellas regiones que reportan peores indicadores en términos de educación y conectividad, presentan también mayores afectaciones en lo relativo a dificultades socioafectivas. El NOA fue la región que reportó los peores resultados.

Al respecto, Diego Tipping, presidente de Cruz Roja Argentina, afirmó: “La virtualidad exigió un esfuerzo extra a todas las partes. La tarea de las instituciones educativas, los docentes y los padres fue fundamental para evitar un impacto negativo mayor de la pandemia sobre la escolarización”.

En la misma línea, agregó: “Prácticamente la totalidad de los padres consideran que la relación entre la familia y la escuela es buena y se sienten acompañados. No obstante, el 8% señala que sus hijos o hijas tienen alguna dificultad en aspectos como las emociones, concentración, conducta o capacidad para relacionarse con otras personas desde que la pandemia llegó al país”.

Por su parte, la doctora Teresa Torralva, presidente de Fundación INECO, explicó: “Aquellos padres de niños y niñas cuya continuidad escolar se vio afectada en este contexto de pandemia, reportaron más dificultades emocionales. Sin embargo, el nivel de resiliencia reportó ser estable a pesar de estas condiciones, pudiendo considerarse un factor protector en este escenario”.

Según explicaron los autores del estudio, las dificultades socioafectivas hacen referencia a una mayor percepción de malestar emocional -en particular ansiedad y ánimo decaído-, menor concentración y problemas de conducta y de relación con otras personas. En ese sentido, se identificó que la escolarización, así como el impacto del contexto sanitario en la continuidad escolar, se encuentran asociadas al estado socioafectivo de los niños, siendo la franja etaria entre 4 y 5 años la más afectada.

Los resultados son consistentes con una declaración que tomó fuerza a nivel internacional y que también ganó adhesión en la Argentina: que en caso de tener que priorizar grupos de estudiantes para el regreso a las aulas, sean los jardines de infantes los primeros en abrir y los últimos en cerrar.

El informe se elaboró sobre la base de 4.361 encuestas presenciales realizadas entre el 26 de marzo al 12 de abril de 2021 por más de 400 voluntarias, y forma parte de una serie de investigaciones que el Observatorio Humanitario de Cruz Roja Argentina realizará durante 2021.

 

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