En la continuidad del conflicto bélico, Ucrania y Rusia se acusaron de haber bombardeado un convoy de civiles en el límite entre la zona ucraniana y la región ocupada de Zaporizhzhia, que causó al menos 25 muertos.

De inmediato, el presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, calificó a Rusia de «Estado terrorista» y «escoria sanguinaria».

«Solo los terroristas completos pueden hacer eso y no deberían tener lugar en el mundo civilizado», dijo Zelenski en Telegram, antes de llamar a Rusia «Estado terrorista» y «escoria sanguinaria».

«Responderán por cada vida ucraniana perdida», disparó el líder ucraniano, mientras las fuerzas de ocupación rusas informaron también que en la región vecina de Jerson un alto responsable del poder regional, afín a Moscú, murió en un bombardeo ucraniano.

Respecto del bombardeo, el gobernador ucraniano de la región, Oleksandr Starukh, anunció en Telegram que «el enemigo lanzó un ataque con cohete contra un convoy humanitario de civiles, gente que hacía cola para ir a la zona temporalmente ocupada, ir a reunirse con los familiares, recibir ayuda».

«Hay 25 muertos y 26 heridos, todos civiles, locales», precisó.

«¡Ardan en el infierno, malditos rusos!», agregó, según reprodujo la agencia AFP.

Parcialmente bajo control ruso, Jerson y Zaporizhzhia, en el sur de Ucrania, son dos de las cuatro regiones que Rusia va a anexar este viernes, junto con Lugansk y Donetsk, en el este ucraniano.

Las anexiones, que el gobierno de Vladimir Putin justifica en los resultados de referendos celebrados en las cuatro provincias en los últimos días, fueron rechazadas de plano por Ucrania y las potencias occidentales.

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