La selección argentina aprobó con honores una prueba de personalidad en Lima. Luego de un inicio de Eliminatorias alentador, con dos victorias consecutivas (1-0 a Ecuador y 2-1 a Bolivia), había empatado como local 1-1 frente a Paraguay y habían brotado algunas dudas, sobre todo por el rendimiento. Pero el combinado nacional jugó el mejor partido en lo que va del camino al Mundial de Qatar 2022 y le ganó con autoridad 2-0 a Perú, gracias a los goles de Nicolás González y Lautaro Martínez. Con varios puntos altos (el autor del primer tanto, Lo Celso, Paredes, Messi), incluso mereció imponerse por mayor distancia. Y cerró la actividad en 2020 con una sonrisa amplia. Y pletórico de confianza.

Argentina diseñó su plan de juego para recuperar la pelota lo más lejos de su arco y salir rápido de contra. Reordenándose en un 4-4-2 cuando no tenía la pelota (con Nico González plegándose al medio) y mutando a un 4-3-3 en ataque, con Lo Celso, De Paul y Paredes ofreciéndose como socios del capitán y la proyección de los laterales. Ya el en inicio, Messi provocó un tiro libre en el borde del área por una mano de Abram, pero su intento rebotó en la carrera. Al duelo le costó armarse, por las imprecisiones y las faltas. El conjunto visitante sufrió un susto a los 10 minutos: un pelotazo encontró a Cueva mano a mano con Armani. Sin embargo, el mediapunta levantó la pelota ante Armani y se le fue larga, por lo que simuló una infracción que no insistió. No obstante, el VAR invitó a Wilmar Roldán a revisarlo. La zozobra pasó luego de que el árbitro comprobó que fue el peruano el que inicio el contacto.

A los 16 minutos llegó la explosión para el conjunto albiceleste, con la combinación de los dos hombres que habían propiciado la conquista contra Paraguay. Lo Celso desbordó por izquierda y tocó hacia el ingreso de Nicolás González, quien apeló al manual del delantero: controló y adelantó el balón con la derecha y cruzó de zurda para el 1-0.

Allí la Albiceleste encadenó interesantes momentos. Incluso pudo ampliar la ventaja con una acción colectiva que Messi envió por encima del travesaño. Los conducidos por Gareca, poco a poco, empezaron a reaccionar. Adelantándose en el campo, siendo más agresivos. Un par de desbordes por la derecha, donde sufrió la inferioridad numérica Montiel, y un intento de Carrillo que rozó y se fue alto, síntomas de ese cambio de semblante. Pero cada réplica argentina fue una daga para los dueños de casa.

En el segundo tiempo, la Albiceleste priorizó el orden, con las líneas bien juntas para no ofrendar grietas y salir en velocidad de contragolpe. El ingreso de Ocampos por De Paul delató la propuesta. Así, el hombre de Sevilla (tras un delicioso pase de Messi a Lautaro Martínez) tuvo su oportunidad, el árbitro (y el VAR) no sancionaron un evidente penal a Leo y la Pulga, tras un doble enganche en el área, pudo golpear, pero su intento fue desviado con lo justo por un rival. También Di María forzó a la estirada de Gallese, tras una pelota suelta.

Messi mereció su gol. Argentina debió ganar por mayor ventaja. Pero lo positivo no se cuantifica: Argentina fue un equipo suelto, convencido del plan a desarrollar y comprometido. En marzo, cuando deba medirse ante Uruguay y Brasil, se preocupará por el fixture, claro. Y los rivales, viendo el video de su actuación en Lima, lo harán por su potencial.

Comparte esta noticia