Boca alcanzó las semifinales de la Copa Argentina en las que enfrentará a Patronato, de Paraná (que este miércoles truncó la posibilidad de un nuevo superclásico en esta competencia al eliminar a River), al vencer en un partido que empezó el miércoles y terminó el jueves a Quilmes, por 3 a 2, en el estadio Malvinas Argentinas, de Mendoza.

A Boca lo sorprendió la propuesta ofensiva de Quilmes, que salió decidido a apropiarse de la mitad de la cancha, y mucho más cuando apenas consumidos cuatro minutos ya los «cerveceros» se pusieron en ventaja con un golazo de Julián Bonetto.

El volante disparó de zurda desde afuera del área grande que le «viboreó» al arquero Javier García y el balón se le incrustó contra su ángulo superior izquierdo.

Pero muy poco le duró la alegría a los quilmeños, porque apenas siete minutos después Darío Benedetto aprovechó una pelota rebotada en el borde derecho del área chica y su momento angelado en el que todos los balones le caen a él, para empatar el partido con un derechazo cruzado.

La paridad en el desarrollo, bien que prematura para analizar los méritos de ambos, parecía justificar el resultado, pero singularmente a partir del empate boquense llegaron los mejores momentos de Quilmes en el partido.

Los dirigidos por Walter Coyette trataron de perforar la defensa «xeneize» desde el medio hacia fuera, y así propiciaron un par de llegadas que hicieron revolcar a Javier García, reemplazante de Agustín Rossi como ocurre habitualmente en Copa Argentina.

Pero cuando mejor estaban los de la Primera Nacional se proyectó Agustín Sández, se resbaló Rafael Barrios y el lateral izquierdo, que luego sufrió una contractura en el posterior del muslo derecho y debió salir en el entretiempo reemplazado por otro juvenil como Nahuel Genéz, colocó un centro bajo al medio del área chica que el también pibe (19 años) Gonzalo Morales envió sin marca a la red para su primer tanto en primera.

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