Cathy Boone murió sumida en la pobreza, viviendo en las calles de Astoria, Oregon, un estado ubicado al noroeste de Estados Unidos. Sin saberlo, la mujer de 49 años falleció siendo heredera de un total de 900 mil dólares, que jamás reclamó.

Jack, su padre, habló con la prensa tras su fallecimiento y explicó: «El dinero estaba disponible para ella, pero jamás lo reclamó. Y necesitaba la ayuda, no le encuentro el sentido. Tuvo una vida muy dura». El hombre, que actualmente vive en Texas, contó que intentó contactarse con ella en muchas ocasiones pero jamás obtuvo respuesta.

«Ella siempre tuvo problemas con las drogas, y creo que también algún conflicto de salud mental. Esa combinación no terminó bien. Estuvo bien hasta el 2016, cuando falleció su madre tuvo una recaída muy fuerte y no pudo mejorar», agregó.

Sus amigos, que también viven en la calle, no tenían idea de que era heredera de semejante fortuna. Según la Justicia, un representante legal llevaba cinco años intentando contactarla para que pudiese cobrar la herencia de su mamá. Pusieron carteles en los diarios, le escribieron por redes sociales, se contactaron con miembros de su familia y hasta contrataron a un investigador privado para que diera con ella. Pero nada funcionó.

Su dinero quedó guardado y Cathy murió sin cobrarlo. Por el momento no se sabe si ella jamás quiso cobrarlo o si efectivamente no tenía idea de que la herencia existía. 

«No se si ella hubiese sido capaz de acercarse a cobrar el dinero por sis ola, pero tenía mucha gente alrededor que podría haberla ayudado. Yo me equivoqué en no poder darme cuenta que tenía un problema, me rendí con ella porque no sabía como ayudarla con sus adicciones», afirmó su papá.

Ahora la herencia quedó en manos de sus dos hijos biológicos, que deberán acercarse al departamento de Propiedades del Estado de Oregon para poder acceder al dinero. /Pronto

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