El Festival Guitarras del Mundo, marca propia en el concierto planetario de encuentros guitarrísticos arranca este martes su 27ta edición con un concierto de apertura en La Cúpula del Centro Cultural Kirchner y comienza al día siguiente su recorrido transversal y vertical por el país abarcando las 24 jurisdicciones argentinas.

La pasión guitarrística nacional que expresa, voces, lenguajes, pulsos, silencios e historias de cada territorio del país donde se desarrolló a lo largo del tiempo, contará este año con la entrañable compañía de la presencialidad y de la cercanía y el contacto del público con los músicos, luego de la edición pasada realizada de forma virtual por imposición de la pandemia y los riesgos del contagio.

«La llegada de la presencialidad es un alivio porque a pesar del valor que tuvo la virtualidad en la experiencia que realizamos el año pasado siempre es importante el público porque la música nació para que se establezcan comuniones profundas», destacó en charla con Télam Juan Falú, ideólogo y creador del Festival, que organiza junto al Ministerio de Cultura y el gremio de UPCN.

«En la actualidad -señaló el músico- ocurre una cosa muy curiosa porque está la música que se hace mediáticamente, suena todo el tiempo y te aparece sin que la busques, de modo que el público asiste sin querer a manifestaciones sonoras creadas por la industria. Respecto de esto, la experiencia del Festival es lo opuesto porque se trata de un diálogo donde los artistas, las guitarras, el público y los paisajes buscan encontrarse».

Famoso en el concierto de los festivales del mundo y dueño de características únicas: su extensión geográfica, su armado estructural apelando a recursos acumulados por los trabajadores, su penetración en territorios a veces lejanos a las grandes urbes, su absoluta horizontalidad y los climas de cercanía que pone en juego, Falú aseguró que «la marca del festival es haberse construido en un programa reivindicador de la guitarra, muy participativo, que siempre generó una respuesta solidaria y ganas de estar presente de los que participan».

«Lo que conmueve de este regreso es que la guitarra continúe exorcizando esta crisis que aún no termina», aseguró el guitarrista tucumano, referente nacional como compositor e intérprete.

Luego de su apertura, el Festival recorrerá 35 sedes distintas, abarcando ciudades tan distantes como San Juan, Río Grande, Entre Ríos, Baradero, Río Gallegos, Ciudad de Buenos Aires, Formosa, Villa Gesell, Misiones, Viedma, Rosario, Catamarca, Córdoba, Salta, Chaco, la Rioja, San Martín de los Andes, Neuquén y Maipú (Mendoza), entre otras.

El cierre ocurrirá el domingo 7 de noviembre, con un gran concierto que se desarrollará y será transmitido en vivo en la Televisión Pública.

Debido a los ecos de la pandemia y las restricciones que apenas comienzan a levantarse para los traslados entre países, el Festival sostendrá este año su carácter internacional pero a través de guitarristas de nacionalidades distintas a la argentina que residen en el país y que son originarios de Chile, Turquía, Estados Unidos, Irán, Colombia, Francia y España, entre otros destinos.

«Parece que además de ser grandes exportadores también somos importadores de guitarristas en medio de un florecimiento de la guitarra innegable», aseguró.

El músico destacó que recientemente premiaron en Granada a la luthier argentina, Paula Lazzarini, discípula de Ricardo Louzao, y que el Festival de este año también se piensa como un homenaje a Louzao, que dejó un inmenso legado al guitarrismo.

Por su parte, el músico y compositor correntino Rudi Flores aseguró que «el Festival ya tuvo experiencias difíciles como la de la pandemia en el pasado y siempre salió airoso y triunfante porque la gente necesita estas reuniones guitarrísticas anuales, ya que con el tiempo se fue creando un circuito y una relación entre el público y la guitarra».

«Una de las cosas que tiene el festival -destacó Flores, referencia ineludible de la música del Litoral y el chamamé- es la posibilidad de conocer los distintos idiomas que habla la guitarra en la Argentina y en el mundo entero, las distintas formas de expresión que tiene en cada región, sus dialectos».

Autor del premiado «Cocomarola en guitarras», Rudi señaló que históricamente la guitarra litoraleña ha sido acompañante de los instrumentos protagonistas que son el acordeón y el bandoneón y que uno de los desafíos es «empezar a explotar la guitarra para aportar una nueva sonoridad al chamamé desde ahí».

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