Gabriel Barbosa, o Gabigol, como se lo conoce en todo Brasil, fue sin dudas el hombre de la final de la Copa Libertadores.

Al inicio del juego, el delantero brasileño tocó la copa al ingresar a la cancha y las redes sociales hablaron de maldición, ya que las cábalas del fútbol indican que el que toca la copa, no se la lleva.

Sin embargo, el crack del Mengao rompió la historia: primero, marcó el empate a minutos del final, en un tanto vital para las esperanzas cariocas.

Y para colmo, se quedó con la tapa de los diarios del mundo al anotar el gol decisivo y darle la segunda copa al Flamengo.

De villano a héroe, un delantero marcado para hacer historia que pelea el trono de Zico en las calles de Río de Janeiro.
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