Estados Unidos dejó este viernes la base aérea de Bagram, su principal instalación militar en Afganistán, en manos de las fuerzas afganas, un paso crucial en la fase final de la retirada de las fuerzas internacionales, mientras crece la violencia en el país.

La fortificada base Bagram, símbolo del poder militar de Estados Unidos en Afganistán desde el principio de la invasión militar en 2001, ha sido clave en la estrategia de Washington durante dos décadas de conflicto como centro de los ataques aéreos contra los talibanes.

«Todas las fuerzas de la coalición ya salieron de Bagram», confirmó a EFE un alto oficial de las fuerzas de Estados Unidos en Afganistán en condición de anonimato, en tanto que Washington no se ha pronunciado oficialmente sobre la retirada.

Un portavoz del Ministerio de Defensa afgano indicó a EFE que «las tropas de la coalición y estadounidenses partieron anoche de la Base Aérea de Bagram» dejando la base en manos de las Fuerzas de Seguridad y Defensa Nacional afganas (ANDSF).

La toma del mando de la base aérea, ubicada a unos 70 kilómetros al norte de Kabul, forma parte del proceso de trasferencia acordado con Estados Unidos para la retirada total de las tropas internacionales del país asiático.

Si bien el proceso de evacuación de las tropas prevé completarse en septiembre, con un número indeterminado de soldados todavía en el país, la salida de los estadounidenses del aeródromo de Bagram marca un momento histórico para el fin de una era.

El presidente Joe Biden descartó el viernes que Estados Unidos prevea una retirada inminente de las últimas tropas estadounidenses en Afganistán, en medio de la creciente especulación de que los contingentes restantes podrían partir antes de lo programado.

Consultado por periodistas en la Casa Blanca si la salida se concretará pronto, respondió: «No. Estamos exactamente en la trayectoria prevista».

Estados Unidos fijó como fecha límite para la salida de sus últimas tropas de Afganistán el 11 de septiembre, luego de 20 años de guerra.

Según lo planeado, las fuerzas estadounidenses y de la OTAN entregarían a Afganistán todo el equipo e instalaciones militares «transferibles» antes de la evacuación de sus soldados del país, iniciada el pasado 1 de mayo.

Las fuerzas de Estados Unidos y la OTAN han ido entregando gradualmente todas sus bases en el país, conservando para el final sus principales fuertes, la base de Bagram, entregada hoy y, aun pendiente, la base de Kabul, que ha servido hasta ahora como base de la OTAN.

En las últimas semanas, las fuerzas extranjeras se centraron en la capacitación de las fuerzas para cubrir las «brechas técnicas», particularmente de la Fuerza Aérea afgana, que dispone de 163 aviones militares.

El apoyo aéreo de EU en el combate de la insurgencia armada ha sido clave para las fuerzas progubernamentales en su intento por hacer retroceder a los talibanes.

La reducción de las tropas de la Coalición ha coincidido con un aumento de las ofensivas de los talibanes y su avance sobre los territorios. Desde el comienzo de la retirada, los insurgentes han capturado casi 80 de los 407 distritos a las fuerzas gubernamentales.

«Creemos que es un buen paso para todos los afganos y allana el camino para instaurar y mantener la paz. La salida de todas las fuerzas extranjeras del país es beneficiosa tanto para Estados Unidos como para los afganos», dijo a EFE el principal portavoz del talibán, Zabihullah Mujahid.

La salida de Afganistán es un compromiso de Washington tras un proceso de negociación con el talibán, acordado en febrero de 2020 en Doha, en el cual los estadounidenses aseguraron que se retirarían del territorio afgano siempre que los insurgentes se comprometieran a no permitir ningún ataque contra EU o cualquier otro país.

El talibán se comprometió, además, a comenzar un proceso de paz en negociaciones directas con el gobierno de Kabul para hallar una salida política al conflicto.
Las conversaciones intraafganas, que en efecto se iniciaron en septiembre pasado en Doha, se quedaron estancadas hace meses sin que se lograra ningún avance, mientras que sobre el terreno el talibán aumentó la violencia.

La guerra de Afganistán, la más larga de la historia de EU, comenzó en octubre de 2001 con la misión de dar caza al líder de Al Qaeda Osama Bin Laden, el «cerebro» de los atentados del 11 de septiembre de ese año y que falleció en una operación de EU en Paquistán en 2011./ElUniversal

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