El Banco Central definió aflojar el cepo al pago anticipado de importaciones para evitar problemas en la provisión de insumos. Según supo Ámbito, tras una serie de reuniones con cámaras empresariales, la entidad que preside Miguel Pesce definió flexibilizar la última restricción implementada el 5 de octubre que redujo el tope de acceso al mercado cambiario oficial para cancelar por adelantado las compras al exterior. Esta medida le permitió al BCRA cortar el drenaje de reservas que se había generado a partir de la creciente diferencia entre las importaciones abonadas y las efectivamente ingresadas al país ante las operaciones especulativas de algunos participantes del comercio exterior. Así, en lo que va de un mes típicamente desfavorable para el frente externo, la autoridad monetaria acumula compras por más de u$s550 millones.

Ese respiro en las reservas es el que ahora dio cierto aire para flexibilizar. Los detalles se terminarán de definir y se conocerán en las próximas horas. Es que la comunicación “A 7375”, que dispuso que sólo se puedan pagar las importaciones a partir de la llegada al país de los bienes, tiene vigencia hasta fin de mes. El BCRA podría prorrogarla, renovarla con algunas modificaciones o dejar que caduque. Las fuentes consultadas evitaron precisar los detalles, que se discutirían el jueves en la próxima reunión de directorio de la entidad, aunque adelantaron que habrá una flexibilización de las restricciones en función de lo conversado con los empresarios en los últimos días.

El martes pasado, el presidente del Central, Miguel Pesce, y el vicepresidente, Sergio Woyecheszen, se reunieron con la cúpula de la Unión Industrial Argentina (UIA) para dialogar sobre el impacto de esta medida y otros temas. Como adelantó este diario, a partir de ese encuentro la autoridad monetaria comenzó a revisar el límite al pago anticipado de importaciones, les pidió a los empresarios que eviten “sobrestockearse” para disminuir la presión sobre las reservas e inicio una mesa de trabajo con cámaras sectoriales para evaluar situaciones particulares. Woyecheszen se reunió ADIMRA (metalúrgica), ENAC (pymes), AFAC (autopartes) y UIPBA (industriales bonaerenses).

Uno de los empresarios que participó de los encuentros le dijo a Ámbito que el escenario que considera más probable es que el BCRA sostenga ciertos límites hasta que se normalice el comportamiento del comercio exterior, que se analice caso por caso y que se incremente el tope de divisas a las que se puede acceder para adelantar el pago de compras al exterior. “Una posibilidad es que se suba de u$s250.000 a u$s500.000 (antes del 5 de octubre era de u$s1 millón). Eso, por ejemplo, resolvería el 80% de las compras de las pymes, que son las más afectadas porque las grandes pueden apelar a otros mecanismos para abastecerse”, señaló.

El empresario reconoció que existen algunos operadores que especulan con la brecha cambiaria y buscan aprovechar para cancelar al tipo de cambio oficial de hoy importaciones que van a consumar mucho más adelante, y que esto afecta las reservas internacionales. En el Central, por caso, registraron que en septiembre ingresó mercadería por u$s5.500 millones pero se realizaron pagos por cerca de u$s6.000 millones. “Pagan justos por pecadores”, expresó el industrial y explicó que, por las complicaciones en la cadena logística internacional generadas por la pandemia, muchos proveedores piden cancelar la totalidad del encargo para iniciar la producción y garantizar el envío de los insumos, herramientas o bienes de capital que se necesitan para producir localmente. Aunque aclaró que es importante cuidar la dinámica cambiaria porque “para las pymes lo peor es una devaluación”.

Esto había desatado quejas públicas por parte de algunas empresas. En las reuniones, los funcionarios del BCRA les dijeron a los empresarios que la intención es priorizar el uso de las divisas para sostener el proceso de recuperación y crecimiento económico. También les prometieron remover restricciones “sin alterar el propósito de garantizar la estabilidad del mercado de cambios” y en la medida que las compañías mantengan “prácticas comerciales habituales”. En otras palabras, les plantearon que las empresas deberán evitar especular mediante un “stockeo” que afecte a las reservas con importaciones muy superiores a las que las firmas necesitan para producir. Ambas partes quedaron conformes con el diálogo.

Lo cierto es que las últimas restricciones impuestas le permitieron al Central revertir su performance en la intervención cambiaria. Luego de nueve meses de recuperación de divisas, impulsada por el boom de precios de los commodities y el cepo a la demanda para atesoramiento, en septiembre el BCRA tuvo un saldo vendedor de u$s957 millones en el mercado mayorista: a la estacionalidad desfavorable por el fin de la cosecha gruesa se sumó el salto en el adelanto de importaciones. Comunicación “A 7375” mediante, en octubre acumula compras por más de u$s550 millones a falta de sólo tres ruedas para cerrar el mes. Ayer compró u$s21 millones.

Más allá de que esta época del año es típicamente desfavorable para el frente externo por el menor ingreso de agrodólares, para el Central es importante evitar que haya un drenaje importante de reservas por el mercado oficial. Es que en paralelo, y pese a las últimas restricciones, continúa volcando divisas a intervenir sobre las cotizaciones financieras para intentar contener la brecha cambiaria en momentos de mayor presión por la proximidad de las elecciones. Además, este año aún hay dos pagos al FMI por delante por cerca de u$s2.300 millones entre capital e intereses. Todo esto en un contexto en el que una parte del mercado apuesta por una devaluación y demanda cobertura, al tiempo que el Gobierno descarta de plano un salto del dólar, como ratificó Martín Guzmán el lunes en C5N.

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