A comienzos de este año se dio a conocer la noticia de que un hombre oriundo de la ciudad de Trujillo, en Perú, había violado y asesinado a la hijastra de dos años de su hermano, junto a otro hombre.
Medios locales, como “La República”, señalaron en enero pasado que el abusador y asesino, Elman Elder Liñán Barreto, había confesado a la Policía la manera en la que habría llevado adelante el acto criminal por el que fue condenado a dos años de prisión.
Según relató, mientras nadie los observaba, había engañado a la pequeña con juegos para conducirla hacia un matorral para abusar sexualmente de ella, y posteriormente, arrojar el cadáver cerca del río Moche, en el interior de un pozo de seis metros de profundidad. Fue allí donde, precisamente, hallaron a Barreto junto al cuerpo sin vida de la niña.
Esto fue desmentido en los primeros meses del año por las autoridades penitenciarias, quienes aseguraron a “La República” haber desplegado un operativo de vigilancia para evitar que esto ocurriera. Y aclararon: “Como responsables del penas, sabemos de las amenazas y debemos garantizar el orden interno a fin de evitar denuncias de instituciones que velan por los derechos humanos o familiares de los reos”, apuntaron.
Pocas horas atrás, el medio de comunicación “Eco de la Guatesca” informó que Barreto pidió “perdón entre lágrimas” por sus crímenes, y aseguró que le imploró a las autoridades que lo “trasladen” a otro penal, porque “ya no aguanta más”.
«Los reos indignados decían: ’te esperamos de nuevo, esto no es nada, esto es poco lo que te mereces por haber violado y matado a una niña de dos añitos , una pequeña inocente’», señala en informativo sobre el clima que se vive dentro del penal, a la espera del regreso del asesino oriundo de Trujillo. /Crónica