Se trata del acceso a métodos anticonceptivos. Esto se debe meramente a la precariedad salarial generada por el régimen de Nicolás Maduro, el cual ha llevado a que más del 90% de la población sea considerada pobre.

Venezuela inicia su octavo año de derrumbe económico y esto ha repercutido en las prácticas cotidianas en los hogares, donde la compra de algunos objetos que pueden ser considerados como «comunes» han pasado a ser una cuestión de privilegio. En el caso de los anticonceptivos, la compra de los mismos parece ser imposible para muchas familias.

 
En Caracas, un paquete de tres preservativos cuesta 4,40 dólares, lo cual representa el triple del salario mínimo de Venezuela, que es de 1,50 aproximadamente.

La píldora o pastilla anticonceptiva cuesta alrededor de 11 dólares al mes y un dispositivo intrauterino (DIU) alrededor de 40 dólares, es decir, más de 25 veces el salario mínimo. Estos precios dejan en claro los métodos para prevención de embarazos son prácticamente impagables. 

Por otro lado, las mujeres -al no poder pagarlo- recurren a abortos ilegales que en muchos casos terminan con su vida. En base a lo publicado por The New York, esta es un breve fragmento de una historia que refleja la realidad que se vive día a día en relación a la problemática que complica cada vez más a Venezuela. 

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