El discurso de Macron del lunes 12 de julio supuso un nuevo salto en la ofensiva del Gobierno francés. Si bien la cuestión de la generalización de la vacunación es una necesidad frente a la nueva variante, Macron ha vuelto a elegir el autoritarismo a través de la utilización del pase sanitario el cual crea ciudadanos de segunda clase, la imposición de la vacunación obligatoria de los cuidadores por coacción, el fin de las pruebas gratuitas de PCR… mientras que al mismo tiempo, se prepara para atacar las conquistas sociales a través de una nueva reforma de las pensiones.

Desde la noche del discurso, surgieron fuertes reacciones en las redes sociales para denunciar la ofensiva contra el mundo laboral y el giro liberticida tomado por el gobierno. Muchas personas llamaron a las movilizaciones en las calles para oponerse a estos ataques, y así surgieron varias convocatorias de manifestaciones para el 14 de julio. Este miércoles, en muchas ciudades como París, Toulouse, Montpellier, Lille, Nantes, Burdeos, pero también en la Isla de la Reunión y Martinica, miles de personas se manifestaron oponiéndose a la ampliación del pasaporte sanitario y a la vacunación obligatoria.

En París, los manifestantes se enfrentaron rápidamente a la represión de la policía, que disparó gases lacrimógenos y granadas propulsadas por cohetes contra la multitud, cargando violentamente contra los participantes. Alexis Baudelin, abogado del Colegio de Abogados de París y miembro de la Black Robe Brigade habría sido detenido por la tarde tras confiscarle una bandera negra.

El gobierno busca reprimir esta cólera espontánea con la fuerza. Las imágenes ilustran la política autoritaria y liberticida del gobierno. Entre los manifestantes, se expresa el enfado a través de diferentes consignas que van desde la denuncia de la política autoritaria y liberticida del gobierno, recordando las reivindicaciones de los Chalecos Amarillos como «Macron dimisión» hasta reivindicaciones mucho más problemáticas como «Libertad», o «No a la vacuna» que escuchamos entre la multitud, expesando posiciones negacionistas.

Estos últimos eslóganes, que se escuchan desde el inicio de la crisis sanitaria y la aparición de la vacuna, en particular en relación con su posible obligatoriedad, reivindican la libertad individual, rechazando por principio cualquier reflexión colectiva sobre la crisis sanitaria. Otros, evidentemente, tienden a rechazar toda vacunación, en un contexto de desconfianza antivacunas que viene de lejos, debido a los escándalos sanitarios que existen desde hace varias décadas, acentuados por la gestión catastrófica y errática de la crisis sanitaria por parte del gobierno. Tendencias que pueden llevar a soluciones individuales que solo pueden ser contraproducentes para resolver la crisis sanitaria.

Ante la represión de estas manifestaciones por parte de un gobierno que tiene enorme responsabilidad en esta situación de crisis sanitaria, es necesario seguir denunciándolo y luchando para que esta rabia se pueda organizar desde abajo, en los lugares de trabajo y estudio, con una perspectiva de independencia de clase./LaIzquierda

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