Pentágono confirmó este jueves que algunos de los exmilitares colombianos que fueron arrestados en Haití por su posible participación en el asesinato del presidente, Jovenel Moïse, recibieron entrenamiento de Estados Unidos.

«Una revisión de nuestra base de datos sobre entrenamientos indica que un pequeño número de los individuos colombianos detenidos como parte de esta investigación habían participado en el pasado en entrenamientos y educación militar proporcionada por EE. UU. cuando eran parte de las fuerzas militares de Colombia«, dijo el teniente Coronel Ken Hoffman, un portavoz del Pentágono, en respuesta escrita al diario The Washington Post.

Según el Post, la revisión en el Pentágono aún no concluye. Sin embargo, Hoffman no quiso precisar ni el número de exmilitares entrenados ni sus nombres.

Este entrenamiento proporcionado por EE. UU., no obstante, es común no solo en Colombia sino un mucho países e América Latina como parte de convenios de cooperación en seguridad.

En el caso de nuestro país, Washington ha proporcionado más de US $10.000 millones de dólares en asistencia desde el año 2000 cuando se aprobó el Plan Colombia. De esos, buena parte se ha invertido en el entrenamiento de militares y policías.

Entre el 2000 y el 2010, buena parte de ese entrenamiento se hizo en el país, a donde viajaron cientos de miembros de las Fuerzas Especiales de EE.U U. para capacitar a las fuerzas armadas y asistirlos en la lucha contra el narco terrorismo.

Pero el entrenamiento también se realiza en territorio estadounidense. De hecho este pasado 10 de mayo llegó al Fuerte Pok, en Luisiana, un pelotón del Ejército que es parte del la Brigada Antinarcótico para entrenar con el Regimiento 118 de la Guardia Nacional.

A lo largo de los años han sido miles los soldados colombianos que han recibido este tipo de capacitación.

Aún así, el Senador demócrata Patrick Leahy, actualmente presidente de la Comisión de Apropiaciones de la Cámara Alta, emitió un duro comunicado en el que criticó a las fuerzas armadas colombianas.

«Esto ilustra que si bien queremos que nuestro entrenamiento a fuerzas armadas extranjeras contribuya a elevar su profesionalismo y respeto por los Derechos Humanos, su éxito depende de la institución a la que se le ofrezca. El Ejército colombiano, que hemos respaldado por 20 años, tiene una larga historia de ataques contra civiles, violaciones a las leyes de guerra e impunidad. Al interior de esa institución hay un problema cultural«, dijo Leahy./ElTiempo

Comparte esta noticia