El Gobierno italiano declaró este domingo el estado de emergencia en la isla de Ischia, frente a Nápoles (Sur), azotada la víspera por un gran deslizamiento de tierra provocado por las intensas lluvias, cuyo saldo ascendió a siete muertos.

Ante los daños, Italia  desencadena un nuevo protocolo. El domingo 27 de noviembre, el Gobierno italiano declaró el estado de emergencia para la isla de Ischia. Esta isla del sur del país, frente a Nápoles, fue azotada el sábado por un fuerte deslizamiento de tierra, cuyo saldo aumentó a siete muertos y cinco desaparecidos, según informó el prefecto de Nápoles.

«El número de muertos por el derrumbe en Casamicciola se ha elevado a siete, mientras que los desaparecidos son cinco», indicó el prefecto de Nápoles, Claudio Palomba, en la noche del domingo.

El estado de emergencia se declara a menudo en la península, después de terremotos, erupciones volcánicas o mal tiempo. Prevé un procedimiento acelerado para la movilización de fondos y recursos, incluidos los de protección civil, para intervenciones urgentes o la creación de estructuras de acogida.

En el lugar, más de 200 miembros de la protección civil y la policía seguían buscando el domingo a los desaparecidos, mientras cientos de voluntarios, con el barro hasta las rodillas, se afanan limpiando las calles de la pequeña localidad.

Restos de autos y autobuses aplastados por la violencia del deslave y rocas se ven por todas partes, en un ballet de excavadoras que intentan liberar el acceso a casas, autos y comercios.

Casamicciola Terme, un balneario de 8.000 residentes de invierno en la exuberante isla de Ischia, cerca de Capri, sufrió un terremoto en 2017 que mató a dos personas. Por otro lado, había sido completamente destruido por un terremoto mucho más poderoso a finales del siglo XIX.

«Un poco de prevención» hubiera salvado vidas

«Es una situación que nos duele, por las personas que desaparecieron debajo de la montaña. Aquí es una isla y aunque no todos nos conocemos realmente, casi todos, al menos de vista», dijo Salvatore Lorini, de 45 años, residente y oriundo de Ischia.

«Se vino abajo la montaña, hubo una devastación de comercios, autos, hoteles, y pasó hace nueve años. Ahora estoy limpiando el taller de mi suegra», explicó.

Este cambio fue causado por la falta de mantenimiento y prevención «porque la naturaleza es la naturaleza, hubo un terremoto, pero un poco de prevención» podría haber salvado vidas, según Salvatore Lorini, quien quisiera que se estableciera un sistema similar al de las boyas, que avisa de la llegada de un tsunami, pero que permita avisar a la población de que la tierra se está moviendo.

Una urbanización «devastadora» por el «turismo de masas»

«Debo ser sincero, si pudiera, me iría de Casamicciola porque ahora me resulta difícil vivir allí. Aunque debo decir que mi casa superó el terremoto, las inundaciones», confiesa a la AFP-TV Iacono Maria, de 64 años, asegurando que los últimos hechos le «rompieron el corazón».

“Estoy cerca de la población de la isla de Ischia afectada por una inundación. Rezo por las víctimas, por los que sufren y por todos los que intervinieron en el rescate”, dijo el Papa Francisco por su parte tras el rezo del Ángelus.

Para Tommaso Moramarco, director del Instituto de Investigación y Protección Hidrogeológica, citado por la agencia AGI, “en Ischia hay una urbanización que ha golpeado y arrasado con todo el territorio”.

“Cuando la isla entró en el período del turismo de masas, el crecimiento de la infraestructura fue exponencial, asfixiando todos los elementos naturales del territorio y cubriéndolo todo con cemento”, agregó el geólogo Mario Tozzi en las páginas del diario ‘La Stampa’ y recordando la existencia de decenas de miles de construcciones ilegales en Ischia./France24

 

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