El descubrimiento de una nueva cepa de coronavirus en el Reino Unido encendió las alarmas de toda Europa, donde varios países anunciaron la suspensión de la comunicación aérea y terrestre con la isla, y la Unión Europea (UE) convocó para mañana a una reunión de crisis, mientras el virus seguía avanzando con fuerza en el resto del mundo y Rusia podría comenzar la semana próxima a inmunizar a mayores de 60 años.

Casi dos semanas después de que el Reino Unido se consagrara como la primera nación en iniciar la campaña de vacunación masiva con la dosis de Pfizer/BioNTech, que desde el 8 de diciembre y hasta anoche había inoculado a 350.000 personas, el ministro de Salud británico, Matt Hancock, reconoció que la nueva cepa de coronavirus está «fuera de control».

Las autoridades británicas confirmaron 326 fallecidos en las últimas 24 horas, en el primer día del nuevo confinamiento en Londres y el sudeste de Inglaterra por el repunte de contagios, asociado en parte a la nueva cepa del virus que se propaga 70% más rápido que la original aunque no hay indicios de que sea más mortífera ni inmune a las vacunas, según los primeros estudios.

El país se enfrenta a «un momento muy difícil de controlar hasta que llegue el desembarco de la vacuna», advirtió Hancock sobre el nuevo escenario, en una entrevista con la televisora británica Sky News citada por la agencia Europa Press, mientras el anuncio del aislamiento provocaba embotellamientos en las rutas y aglomeraciones en estaciones.

La noticia de la mutación del virus también puso en vilo a los países europeos y la Organización Mundial de la Salud (OMS) pidió a sus miembros que «refuercen sus controles».

«Por toda Europa, allí donde la transmisión sea alta y esté extendida, los países deben reforzar sus procedimientos de control y de prevención», indicó una vocera de la OMS para Europa.

Según la OMS y la Agencia Europea de Control de Enfermedades (ECDC), ya se notificaron nueve casos en Dinamarca, uno en Países Bajos y otro en Australia.

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