Cerca de setenta legisladores demócratas presentaron en la Cámara de Representantes de los Estados Unidos un proyecto de resolución solicitando a la Casa Blanca que exija al Fondo Monetario Internacional (FMI) la suspensión de los pagos de “todos los servicios de la deuda” (capital e intereses) incluidos los vencimientos que tiene la Argentina en septiembre y diciembre, hasta que concluya la crisis global causada por el COVID-19.

La iniciativa parlamentaria presentada bajo el nombre de Una Contundente Respuesta Global a la Pandemia del COVID-19, establece que la Casa Blanca -a través de la Secretaría del Tesoro- reclame también al FMI que “relaje los objetivos fiscales de todos los programas” acordados o por acordar con “los países que están buscando financiación” en ese organismo multilateral, mientras la pandemia continúe haciendo estragos alrededor del planeta.
Asimismo, los legisladores demócratas proponen que los representantes de Estados Unidos en el Fondo Monetario Internacional se opongan a “cualquier crédito, garantía, documento o estrategia que podría conducir a la reducción” del gasto público asignado por los propios países deudores para enfrentar la segunda ola del COVID-19.

El proyecto de resolución instruye además a la Secretaría del Tesoro para que el director de los Estados Unidos en el FMI “vote a favor de la emisión de al menos 3 mil millones de dólares en Derechos Especiales de Giro (DEG) para que los gobiernos tengan acceso adicional a recursos financieros para responder a la pandemia global del COVID-19″.
La novedosa iniciativa legislativa es consecuencia de un trabajo silencioso que protagonizaron el titular de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, y Gregory Meeks, titular de la Comisión de Relaciones Exteriores del Capitolio. Massa y Meeks tienen muy buena relación y ambos consideran clave el papel de Estados Unidos al momento de facilitar las negociaciones de los países deudores con el FMI.

Meeks accede sin escalas a la Casa Blanca, y el proyecto de los legisladores demócratas fue consensuado con los consejeros políticos y económicos de John Biden. Se trata de un movimiento geopolítico que intenta reflejar el interés que tiene Biden en América Latina, a partir del poder que puede ejercer la Secretaría del Tesoro en el board del Fondo Monetario Internacional.

Janet Yellen, secretaria del Tesoro, entiende qué está sucediendo en las economías de los países deudores y considera esencial que el FMI no presione con programas que puedan profundizar las consecuencias sociales de la segunda ola del COVID-19. La perspectiva de la secretaria del Tesoro es clave para que la iniciativa empujada por Meeks en el Capitolio se transforme en hechos concretos.

En este contexto, Yellen apuesta a su sintonía pragmática con Kristalina Georgieva -director gerente del Fondo- para debatir una eventual postergación de los pagos de capital e intereses y que se puedan emitir billones de dólares en Derechos Especiales de Giro para los naciones medianas que tienen una deuda imposible de pagar en las actuales condiciones de la economía mundial.

La propuesta parlamentaria de los legisladores demócratas fortalece la estrategia de Alberto Fernández respecto a su decisión política de refinanciar la deuda con el FMI sin que implique un programa de ajuste de la economía.

Massa conversó sobre la movida en el Capitolio con el Presidente y su ministro de Economía, Martín Guzmán, y será un argumento más cuando haya que explicar al board del Fondo Monetario Internacional que en medio de la pandemia es casi imposible aceptar un acuerdo de Facilidades Extendidas con plazo exiguo e intereses altos.

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