Kenia se metió por primera vez tras 27 años en el Afrobasket y volverá a disputar una competencia importante a nivel continental tras una larga ausencia. Antes de comenzar las Eliminatorias, el médico le recetó al equipo un medicamento difícil de asimilar, erróneamente, en el deporte masculino. Liz Mills, una entrenadora mujer. 
 
Más allá del éxito deportivo, que la convirtió en la primera directora técnica en lograr un hito semejante con una selección de hombres, es para destacar el lugar en el que lo hizo, un país en el que las mujeres todavía luchan para obtener lugares de importancia en las decisiones. El simple hecho de ser considerada para dirigir la selección ya suponía un paso adelante, pero la australiana no se quedó en eso. 
 
Pese a que su nombre hizo ruido luego de que Taylor Ongwae anotara sobre la chicharra para sentenciar la victoria sobre Angola, que le dio el boleto a Kenia para el Afrobasket, sus pasos resuenan en el continente desde hace una década. Todo comenzó con trabajos voluntarios en Zambia, que le abrieron las puertas para dirigir a Heroes Play United. En su primer año los llevó al título nacional, nada mal. Un logro que repitió más tarde con Matero Magic. 
 
Así, Mills llegó a la selección mayor de Kenia y aseguró que no fue nada fácil. «Los jugadores me miraban y se preguntaban quién diablos era. Al menos ya había conocido a algunos de los jugadores, pero ya sabes cómo reaccionan los hombres cuando se les dice que una mujer está a cargo, y especialmente en el deporte», había comentado cuando asumió su rol. 
 
El triunfo de la entrenadora es un triunfo que abre muchas más puertas que las del Afrobasket para su selección. Es una victoria que rompe con uno de los prejuicios más fortalecidos en la actividad y Mills lo sabe. «Espero que este logro sea también una inspiración para las aspirantes a entrenadoras de baloncesto en África y más allá», comentó con la clasificación bajo el brazo. 
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