El año comenzó con un prematuro aumento de 2,9% en los precios de los combustibles, hace 10 días, y este sábado podría haber una nueva actualización similar. Esta vez sería para trasladar al valor de la nafta y el gasoil el incremento del impuesto a los combustibles líquidos (ICL) y el del dióxido de carbono (IDC), y para compensar el alza del tipo de cambio y la suba del precio internacional del petróleo.

No se trata de incrementos menores. Desde el 16 de diciembre pasado, última suba de precios en combustibles por estos factores, la cotización del dólar mayorista aumentó de $82,64 a $85,66 (3,65%), y el valor del barril de crudo pasó de US$51,08 a US$56,47 (10,55%).
Además, desde hoy comienza a regir el aumento tributario de 7,7% que decretó la Secretaría de Energía, que implica una suba total de los impuestos de $18,42 a $19,83 por litro para las naftas y de $11,92 a $12,84 para el gasoil, según datos de la consultora Energy Consilium. Esto, a su vez, generaría una suba de entre 1,5% y 2% en los valores del surtidor.

Todos estos incrementos en los costos de las refinadoras -YPF, Raízen (Shell), Axion y Trafigura (Puma Energy)- generan presión sobre los precios de los combustibles, a pesar de que desde agosto, las estaciones de servicio aumentaron sus valores en seis oportunidades, acumulando un alza en la Ciudad de Buenos Aires (CABA) en los últimos seis meses de 30%, casi en línea con la inflación de 36,1% de todo 2020.

Según una de las empresas refinadoras del mercado, los precios en surtidor deberían actualizarse 15% para acompañar todos los aumentos de costos. Pero este porcentaje quedó descartado por el Gobierno.

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