Duró una semana la novela de misterio que se tejió en torno a la escultura de la mujer de Playa Chica que se convirtió en el principal atractivo de Mar del Plata en el cierre de la temporada: este sábado, el gobierno de Guillermo Montenegro puso fin al anonimato y reveló que Mario Magrini es el creador de la obra que despertó la curiosidad de todos los marplatenses y turistas.

Con un acto que se celebró por la mañana en el centro cultural Victoria Ocampo, y con la presencia del secretario de Cultura, Carlos Balmaceda, y la directora de Restauración de Monumentos Históricos, Costanza Addiechi, el artista mostró su cara públicamente por primera vez y leyó una extensa carta en la que reconstruyó la historia que finalizó con el emplazamiento de la novedosa obra.

Magrini es el hermano del director de la Guardia del Mar, Alejandro Magrini. En la conferencia que brindó junto a las autoridades en el complejo ubicado en Matheu al 1851, el hombre reconoció que no se dedica al arte sino es que es un médico cirujano plástico con más de 35 años de trayectoria. Sin embargo, aseguró que a través del dibujo, la pintura y el modelado pudo cultivar una “pasión que irrumpió en distintos momentos” de su vida.

Al brindar detalles de los orígenes de la misteriosa escultura, el marplatense reveló que no se trata de una obra nueva sino que data de fines de 1996, cuya creación se vio inspirada en la necesidad de canalizar un momento “muy difícil” que vivió junto a su familia. “La estatua tiene una forma de mujer pero representa más un sentimiento de un grupo de personas y de una familia que pasaba por una situación difícil. En realidad, es una emoción que tiene cuerpo de mujer”, explicó.
Cuando le dio su primera forma hace 25 años, la pieza artística de cemento, estructura de hierro y pintada con acrílico, era de color terracota. Pero a partir de la idea “transgresora” que le propuso una arquitecta amiga -cuyo nombre se mantuvo en reserva- de irrumpir sin permiso en el espacio público la restauró para que se “mimetizara” con las rocas que nutren el paisaje natural que se forma en el camino que bordea a la zona de Playa Chica.

“Elegí el paseo frente al Parque San Martín porque es la pasarela donde suelo caminar. Lo pensé como una travesura de una noche con todos los riesgos que podía presentar, como que me encontraran en plena acción al instalarle en un lugar público. Pero como lo correcto siempre fue el camino a seguir en mi vida, me di un permiso y me dejé llevar por mi intuición y mi deseo. Esta trasgresión artística me resultaba muy peligrosa pero muy atractiva”, reconoció Magrini.

Entonces, el hombre dijo que montó la escultura en la madrugada del 5 de febrero: la trasladó desde su casa, en el baúl del auto y con la ayuda de un montacargas. “La roca donde la iba a emplazar ya la había elegido antes y le puse una base de mezcla de cemento para que no se desplazara. No puedo negar mi taquicardia por la emoción de cumplir el deseo de concretar este loco proyecto”, afirmó.

“Sinceramente no pensé que fuese a durar poco más de una semana por ser removida, por robo o por destrucción. Volví varias veces incluso para escuchar la respuesta de la gente y no podía creer la aceptación. Los deseos de que la obra permaneciera allí me llenaron el alma”, dijo, y al mismo tiempo aprovechó para agradecer «inmensamente a los marplatenses que se manifestaron con tanto cariño» frente a la curiosa obra.

El artista marplatense reconoció que el anonimato fue buscado pero «no como estrategia de marketing ni con la intención de generar mayor interés sobre el autor sino para que la obra misma pudiera ser la principal protagonista». «A partir de una aparición inesperada y sorpresiva quería saber lo que despertaba en las personas que la veían. Estas características le dieron un halo de misterio que enriqueció y hasta superó la obra misma. El misterio hubiera querido que quedara en el hecho artístico pero también me involucró como autor, cosa que no era mi deseo. Por esto esta presentación me incomoda y me hace salir de mi ámbito habitual», confesó.
La única certeza que prefirió no develar Magrini es el significado de su trabajo artístico. «Es mi deseo que ese misterio que envuelve a la imagen femenina permanezca intacto para que cada espectador siga jugando con su imaginación. Llegó el momento de soltar esta obra chiquita, imperfecta, frágil, para que viva una nueva historia frente al mar con cada uno de los que se detengan a contemplarla», sostuvo el artista.

Hace una semana, a partir de la sorpresiva aparición de la estatua que representa a una mujer sentada que se toma las piernas mientras mira hacia el mar, las autoridades municipales decidieron convocar al escultor anónimo para que iniciara los trámites formales que permitan autorizar la instalación definitiva de la estructura de cemento.

La escultura de la mujer fue furor entre turistas y marplatenses que se vieron intrigados por el misterioso origen. Las primeras imágenes sobre la intervención en el camino que bordea la zona de Playa Chica se empezaron a viralizar el sábado. Sin embargo, el Municipio no pudo identificar a través de las cámaras de seguridad de la zona cómo había llegado hasta ese lugar semejante figura.

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