En un duelo muy intenso desde lo físico y con las defensas como bandera, Sudáfrica se metió en la final de la Copa del Mundo de Japón tras vencer a Gales por 19-17. El punto a punto, acá.

Como era de esperar, las defensas fueron predominantes en el juego. Con un primer tiempo poco vistoso, de juego interno y muchísimo rigor desde lo físico, se repartieron los penales entre Dan Biggar y Handre Pollard para una diferencia mínima en el primer tiempo de tres puntos en favor de los sudafricanos. Y en la última jugada de esa primera parte, Gales sumó un nuevo lesionado, ya que George North se lastimó sólo en lo que pareció ser un desgarro en su pierna.

En la segunda mitad, se mantuvo la dinámica del partido, con la intensidad física y un nuevo penal de Dan Biggar para igualar el marcador. Por suerte para los espectadores, a los 17 minutos, Damian de Allende confió en su potencial, arremetió contra los defensores y con lo justo apoyó sobre la línea para romper por primera vez la línea defensiva.

Y como suele suceder en momentos de tensión, ante una variación en el resultado hubo reacción del otro lado. Gales sacó de mitad de cancha y forzó a los Boks que cometieron un penal que valió la furia de su propio head coach, Rassie Erasmus. De esa jugada, derivó el try del Dragón tras varias fases con los delanteros en manos de Josh Adams y la conversión de Biggar para una nueva igualdad.

Pero los Springboks no se conformaron con la igualdad y volvieron a poner el juego en campo galés, donde obtuvieron un penal para que Pollard vuelva a acertar y marque la diferencia final de 19-16. Pero aún quedaban cuatro minutos y Sudáfrica lo cerró como mejor sabe, con una gran performance en un scrum en contra que terminó en penal a favor. No quedaba tiempo para más, pese a que era una patada accesible, Pollard consultó con el árbitro y pateó afuera para que los Boks festejen el pase a la final donde espera Inglaterra, para reeditar lo que fue la definición de la RWC 2007.

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