La tercera noche Salamanquera tuvo todos los condimentos del gran festival. Artistas conocidos otros por conocer, sonido que se corta, campo lleno, carnaval de pintura y harina, y una mañana como final.

La convocatoria de público comenzó temprano. Apenas pasadas las 21 horas el público desfilaba en la entrada del predio. La predicción de una gran noche, que comenzó oficialmente con la transmisión de la TV Público con el Dúo Heredero.  La sangre de peña nuevamente en el escenario Jacinto Piedra, por segundo año la fuerza de los hermanos se consagró.

Otro momento enérgico pero que por primera vez se hacía sentir fue la presencia de Nahuel Penisi. El artista que viene cosechando éxitos hace varios festivales, mostraba su universo con un puñado de canciones de autoría para cerrar con Chacareras.

Entre los 32 aristas, la noche se cubría de letras conocidas por el público. Por esa hora, cerca de la medianoche, los artistas podían mostrar en varias canciones su propuesta. Caso contrario a los que les tocó luego se las 4 am, dónde el espacio permitido fueron solo dos canciones. Ni siquiera se acomodarán que ya deberían bajar. Servirá cantar de esta manera?.

La consagración de las consagraciones tenía su momento con Los Manseros Santiagueños. Los 46 años de trayectoria se hacían sentir, toda una vida en los escenarios motivaba al público de otra manera. A pesar de la visible condición para cantar de Onofre Paz, junto a Amigo Toledo y Hugo Reynoso, provocaron las lágrimas en una noche inolvidable. Sin miras a Retiro, prometieron regresar para seguir dando sangre mansera.

Con estadio repleto la aparición de Horacio Banegas, que se animó a estar bien al frente en el escenario y no escondido en atrás en las tenues luces que este año acompañan, encendió otra magia en el lugar.  Cine se repertorio que nunca cansa, al que siempre se le encuentra tintes nuevos en su letra, el llamado «máster» dejo un aura especial.

Ese campo sembrado fue propicio para que llegara la cosecha de Raly Barrionuevo. El friense y su propuesta idéntica a Cosquín, fue la ovación de la noche. Sin duda el número infaltable. Prácticamente sin ausencia en el festival, es el esperado. Con amigos en el escenario, también se animó a pararse al frente más cerca del público.

El éxtasis  permanecía en el aire para ser coronado por Dalila. La «Diosa del verbo amar», tal como se la identifica, llegó también por primera vez desde su Rosario natal. Con una indiscutible voz, la cantante despertó su carrera artística de más de veinte años. Incluso se dio el gusto se recorrer a capella una zamab y un tango. A favor siempre de la vida, dejo sentado un mensaje de Justicia por el pequeño pampeano asesinado por su madre y novio de esta, Lucio Dupuy.

Cómo si no bastará la alegría, el ritual vislumbrero derrochó su estilo para un público que tal cual un recital de rock, subidos a las sillas o vallas, coreaba las canciones. Sin dudas, la magia que contagia Santiago Suárez permanece intacta, y en La Salamanca lo demostró.

El homenaje a Koli Arce era número seguido, para dar continuidad con Los Capis. La gauracha cómo nunca antes sentaba bandera hasta que el corte se sonido en el escenario, cerca de las 5 am, daba pausa a los más de diez mil personas que permanecían a esa hora en el club Sarmiento.

Retomando la electricidad, continúo la noche con la seguidilla de artistas que contemplaba la lista. Lástima la poca oportunidad de escuchar más canciones, todos tocaron solo dos canciones pasadas las 7 am, con un sol que iluminaba un campo lleno de envases de todo tipo, pobre imagen luego de la alegría que cada año se repite. Una marca cultural que habla mucho, tal como lo hace La Salamanca, que llega al final de su edición con un penúltima noche emotiva. 

 

 

 

 

 

 

 

Comparte esta noticia