El Gobierno trabaja en una reforma tributaria que planea enviar al Congreso de manera conjunta con el proyecto de Presupuesto 2021. El plan se trabaja en secreto y lo sondean dos funcionarios clave: Roberto Arias, del equipo de Martín Guzmán, y la influyente titular de AFIP, Mercedes Marcó del Pont.

Según afirman, con el fin de hacer más progresivo el esquema tributario, se estudian dos alternativas relacionadas al Impuesto a las Ganancias: aumentar la alícuota que pagan las personas físicas en la escala más alta, y llevarla del 35% al 41%, y eliminar algunos incentivos que poseen las empresas que reinvierten utilidades. El mayor impacto sería en la clase media.

Actualmente, el mínimo no imponible por debajo del cual las personas no pagan Ganancias se va actualizando periódicamente. Desde enero pasado, lo deben afrontar trabajadores solteros cuyo salario neto mensual supera de los $55.261. En el caso de los casados, el piso es de $64.145 y para casados con dos hijos se eleva a 73.104 pesos.

El paquete en elaboración establece una insólita y polémica propuesta: aumentos en los monotributos. El plan tiene un alto impacto político. Castiga a los votantes de Juntos por el Cambio y va a contramano de lo que dijeron los funcionarios en la campaña presidencial: que venían a bajar impuestos, para alentar la inversión y el consumo.

También es lo opuesto a lo que recomiendan los expertos para reanimar la economía. Se castigaría a sectores medios, ya golpeados con la pandemia y desde hace ocho años por los gobiernos de Cristina Fernández y Mauricio Macri. Esto incluye a los pequeños emprendimientos.

La reforma tributaria es una de las exigencias del Fondo Monetario, para refinanciar la deuda. Kristalina Georgieva fue concreta en el diálogo secreto que tuvo con Alberto Fernández: “Hay que aceptar que la crisis en Argentina es peor que la del 2001”.

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