El decano de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo (FADU) de la Universidad de Buenos Aires (UBA), Guillermo Cabrera, renunció a su cargo tras ser denunciado en la justicia por supuesto abuso sexual y al cumplirse el plazo de tres meses de licencia que había solicitado.

El Consejo Directivo de esa unidad académica aceptó la renuncia de Cabrera en su sesión del 24 de junio, informó la FADU en un comunicado.

«La Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo ratifica por esta vía su compromiso y estricto cumplimiento de todas las acciones previstas en el «Protocolo de acción institucional para la prevención e intervención ante situaciones de violencia o discriminación de género u orientación sexual» de la Universidad de Buenos Aires que sucedan dentro del ámbito de la Universidad o fuera», concluyó el comunicado.

Cabrera había pedido licencia en marzo tras ser denunciado en la Justicia por supuesto abuso sexual y, como el jueves último se le venció el plazo, presentó la carta de renuncia ante el Consejo Directivo de la FADU, que aprobó el pedido.

«Me despido de ustedes con enorme tristeza e impotencia pero con la seguridad de que la justicia, más temprano que tarde, pondrá las cosas en su lugar, y continuaré a disposición de la FADU, nuestra casa, mi casa, desde el lugar donde me toque colaborar», señaló en la misiva de renuncia.

Simultáneamente, se aprobó la designación del vicedecano Carlos Venancio como decano hasta que se cumpla el mandato de Cabrera.

Denuncia judicial

La causa por la denuncia contra Cabrera está radicada en la Fiscalía Nacional en lo Criminal y Correccional 1, con intervención del Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional 61.

La investigación inició cuando una mujer que hacía tareas cercanas al decano denunció que «se fueron presentando distintas situaciones de acoso laboral y hostigamiento constante, basadas en una relación desigual de poder y abuso de autoridad», sostuvo la denunciante al diario Página/12.

A partir de noviembre del 2018 y hasta fines del 2019 «tuvieron lugar hechos de abuso sexual que, en aquel momento, no reconocí como tales. Algunas de las situaciones más abusivas que padecí durante ese período se llevaban a cabo en mi propio lugar de trabajo», agregó la denunciante.

«Todos me conocen. La gran mayoría desde hace mucho tiempo. El 23 de marzo, ante una grave denuncia, solicité licencia al CD y me puse inmediata y confiadamente a disposición de la Justicia, para demostrar mi inocencia sin lugar a dudas. Ante esta situación, algunos oportunistas –tristemente viejos compañeros de ruta política y académica– están intentando sacar dudoso rédito político de la situación», expresó el exdecano en su carta de renuncia.

«El proceso de mi defensa continúa avanzando y continúo confiando plenamente en la justicia», señaló Cabrera y advirtió que «estamos en las puertas de un período eleccionario y ya se identifican quienes carecen de códigos e intentan contaminar ese proceso a partir de mi situación personal».

Crisis institucional

La directora de la maestría en Estudios Urbanos y consejera directiva por el claustro de Profesores en la Facultad de Arquitectura, Rosa Aboy, afirmó en diálogo con Télam que «la denuncia contra el decano Cabrera es un tema del que la gran mayoría de la comunidad universitaria, y me incluyo, se enteró por los medios, la renuncia era esperada y no hace más que poner en evidencia la crisis institucional que la facultad arrastra desde antes de ese incidente».

Aboy sostuvo que «en un primer momento, el decano Cabrera solicitó licencia por tres meses, finalizada la misma, presentó la renuncia con un texto dirigido al Consejo Directivo».

«De acuerdo al estatuto universitario quien asumió en su reemplazo es el vicedecano, pero eso no representa un cambio significativo en un gobierno que ganó elecciones en 2017 a través de un frente integrado por diversas agrupaciones pero en lugar de construir consensos llega a las elecciones de claustros que serán en Octubre 2021 con un Consejo Directivo y un gabinete de funcionarios partidos», contó.

Aboy apuntó que la FADU es una de las facultades con menor participación de mujeres en el gobierno y que si bien las mujeres representan el 60% de las estudiantes, su proporción decrece marcadamente a medida que se asciende en la jerarquía docente y en los cargos de gestión.

«Entre las cosas que la conducción actual de la FADU postergó están los proyectos de equidad de género, que promueven paridad en la integración de jurados de concursos, tribunales de tesis, cargos en el consejo directivo y en el gobierno de la facultad, y que todavía no avanzan en el consejo directivo de la facultad», explicó la docente.

Y añadió: «Tampoco ha habido avances en las iniciativas de políticas de equidad enfocadas en las minorías, o la necesidad de repensar el rol social de las facultades de arquitectura en el área metropolitana de Buenos Aires».

Aboy remarcó, además que el propio Consejo Directivo (máximo órgano de gobierno) «fue convocado en solo 4 ocasiones durante la pandemia cuando su funcionamiento remoto debía ser mensual, privando de intervenir en la definición de las políticas académicas a los claustros de estudiantes, graduados y profesores representados en el mismo».

«Los docentes y los estudiantes están muy movilizados por estas situaciones que exigen repensar muchos aspectos de nuestra vida académica, como las políticas de concursos docentes, los debates acerca del rol de arquitectos y diseñadores en la postpandemia, los debates acerca de la venta y urbanización de tierras públicas», dijo la docente

Todo esto «en una FADU que, durante los últimos años, no ha tenido un papel a la altura del rol social de la universidad pública en el debate por la falta de viviendas o los problemas estructurales por las inequidades en el acceso a los derechos urbanos. Es una situación dolorosa para quienes dedicamos nuestra vida a la docencia y la investigación en la universidad pública», completó Aboy.

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