El periodista escribió un crudo relato en el que contó sus síntomas y lo mal que se siente por no poder estar acompañado por su familia.

El domingo 24 de enero Sergio Lapegüe confirmó que se había contagiado Covid-19 y debió ser internado en la Clínica Juncal de Temperley. «Mi pulmón derecho está comenzando a ser invadido por el virus«, había contado el periodista, quien es paciente de riesgo por sufrir asma.

A pesar de que su salud parece mejorar, el periodista decidió hablar hoy del lado B del Covid-19: la soledad y el aislamiento durante su internación. «La soledad. Estar aislado. No querer ver a nadie. Estar a oscuras por necesidad. No podes prender la tele, simplemente porque no querés escuchar nada. Silencio. Solo siento los pasos de los tremendos servidores públicos que van de un lado a otro por el pasillo del COVID«, comenzó y publico Pronto.

«Médicos, enfermeros, personal de limpieza, de servicio a la habitación. Que se arriesgan cada minuto para que los pacientes puedan cursar esta enfermedad tan desconocida como rara, de la mejor manera sin secuelas. “Los héroes”, como los llamamos al principio, ¿se acuerdan? Cada vez que tienen que entrar a cada cuarto se visten con ropa nueva la que se quitan cuando se van. Y la descartan en un cesto para no llevar el virus. Y de pronto controlan el oxigeno en sangre y satura bajo, ahí te ponen oxigeno para respirar mejor. Y viene la experimentada enfermera y te inyecta antibióticos o corticoide, o un anticoagulante, para evitar una posible trombosis. Y un mazazo cae sobre tu cabeza, que te desploma sobre la cama. No querés levantarte. Solo que pase el tiempo y que el virus se vaya cómo llegó«, continuó angustiado.

Con respecto a su estado de ánimo, el periodista agregó: «Estoy en el cuarto día de internación. La fiebre alta se acostó en mi cama y aún permanece. Debo reconocer que estoy pasando por varios estados. Van y vienen. Dolor de huesos, de espalda, fiebre, tos, descompostura, desgano, dormitar a cualquier hora, y a veces te agitas, te falta el aire. Algo que conozco bien por mi asma. Por suerte la neumonía está controlada, el virus no se expande, tal vez gracias al Plasma de convaleciente, está en el mismo lugar, ahí en el pulmón derecho, cerca del corazón. Y con el corazón les hablo siempre«.

«Muchas gracias por todos los mensajes de aliento y apoyo. De verdad me emocionan. Y son innumerables. Aunque sé qué hay gente mal intencionada. Que se alegra de los problemas del otro. Que opina sin saber. Ojalá puedan dejar de odiar o envidiar porque eso es malo para el corazón de cada uno de ustedes. El virus no lo traje del viaje. Lamentablemente me contagie acá. Se los digo de corazón. Un amigo«, cerró.

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