Antes de comenzar su formación como chef, una joven del barrio 750 Viviendas se animó a crear una marca para vender panificados. Con las fiestas, promocionó los productos tradicionales y el innovador pan de Navidad salado.
“Me imagino vendiendo más panadería. Me gusta mucho lo que es el leudado, el fermento…”, dice Ana Fierro, una joven de 21 años encantada con la panadería. Hace poco abandonó la cerrera de Kinesiología, porque, tal como lo pensaba desde chica, lo suyo está en las cocinas. Es por eso que desde el 2022 creó “Fermento”, una marca para vender sus productos, mientras arranca su formación en pastelería.
La joven emprendedora recuerda con gusto cómo su abuela le transmitió sus primeros conocimientos en este atrapante arte. Y, si bien cuenta con el talento necesario para trabajar, en un principio no se animaba a ofertar sus panes, tartas y masas, dado que no cuenta con medio de movilidad para las entregas. Hasta que un buen día se animó a hacer los traslados a pie, en caso de que quedara cerca; en bicicleta, si el producto le permitía o en colectivo. Afortunadamente tuvo todo el apoyo de su padre, quien le ayuda a concretar los envíos ocasionalmente.
Ana vive en el barrio 750 Viviendas al Sur de la ciudad Capital. Y, aunque sabe que las distancias son amplias de un sector a otro, no pierde las esperanzas de adquirir en su momento una moto para trasladarse.
Por ser un negocio incipiente, enfrenta una serie de obstáculos que dificultan su actividad, pero resuelve todo “poniéndole onda” a la situación.
Mientras sueña con instalar una panadería, la joven planifica cómo adquirir todo lo que necesita, a paso lento pero firme. Y en diálogo con La Columna revela los orígenes de este emprendimiento, cómo aprendió lo que sabe y qué medidas aplica para sostener su negocio en medio de una crisis económica.
-¿Como comenzaste con Fermento?
-He empezado el año pasado, cuando estudiaba Kinesiología. Yo siempre he querido estudiar gastronomía, pero no me había animado. Así que después he decidido dejar la carrera. He empezado un curso de pastelería de dos meses. El problema esque no me animaba a emprender porque no
tengo medio de movilidad, me manejo en colectivo, en bici… pero me he animado y he empezado a armar un Instagram, a crear la marca, a hacer publicaciones.
Yo vivo bastante lejos de todo, así que llevo los pedidos en colectivo, en bici o me ayuda mi papá; me las arreglo. A veces se me complica cuando tengo que llevar varias cosas; me ha pasado, por ejemplo de tener que enviar varias tartas y tenía que llevar de a una para que no se desarmen ni nada.
-Un problema no menor…
-Sí, aparte ahora tengo el problema de que se me ha roto el horno entonces tengo que ir en bici a la casa de una tía a hornear y traer todo desde ahí. Todavía estoy en eso de ponerle onda y arreglármelas. Yo sí había vendido antes, pero nunca había creado un Instagram, un nombre; así como este año.
-¿Te gustaría capacitarte más en esto?
-Justamente, ahora he hablado con mi papá y ya he empezado a pagar la carrera de Gastronomía para comenzar en marzo. Me convenía pagar ahora para poder hacer la Gastronomía y después la de Pastelería. Estoy muy interesada en eso, no veo la hora de empezar, la verdad.
-¿Desde cuándo te atrae la pastelería?
-Siempre me ha gustado, sabía que era lo que quería estudiar, pero a mi mamá como que no le gustaba. Yo me he hecho y la verdad que Kinesiología no era lo que yo quería.
-¿Cómo aprendiste lo que sabes?
-Cuando pienso en lo que es la comida, pienso en mi abuela. Nunca me ha enseñado, pero siempre la he visto en la cocina. Mi mejor recuerdo con ella es que siempre nos sentábamos a tomar mates y a ver el canal Gourmet y charlábamos, anotábamos las recetas. Ella cocinaba muy rico; ahora ya no porque tiene 92 años y no puede. Pero toda su vida ha cocinado. Hacía cosas saladas que eran muy raras y riquísimas.
-¿Guardas alguna de las recetas de tu abuela?
-Yo siempre trato de hacer las papas enrejadas que ella me hacía cuando era chica, pero ella tenía como un cortador con el que podía hacerlas de esa forma. Eran riquísimas. Incluso todavía tiene ese cortador y yo siempre le digo que quiero heredar eso porque me recuerda a mi infancia.
-¿Recuerdas quién fue tu primer cliente?
-Mi abuela, justamente. Me acuerdo de que me ha pedido una tarta de frutillas. Por suerte mi familia me ha bancado mucho, siempre. Hasta el día de hoy me compra.
-¿Qué productos ofreces actualmente?
-Por las fiestas he vendido muchos pan dulce con chocolate, nuez, frutas abrillantadas. También he hecho salados, pero no he tenido la demanda que pensaba. Más querían los dulces, los tradicionales.
-Eso fue muy llamativo…
-Sí, yo he visto una receta en TikTok realmente y dio: ‘me voy a arriesgar’ y he tenido varios pedidos. Básicamente es un pan con más manteca y fiambres.
-¿Y fuera de lo que son los productos para las fiestas?
-Hago tartas, medialunas, focaccia, todo lo que sea panadería lo sé hacer. También sé hacer hojaldre, pero todavía no me he animado a vender porque es más complicado de hacer. Ahora estaba pensando vender pizzetas también.
-¿Consumes muchos panificados o solo te gusta elaborarlos?
-La verdad que sí, pero para ser sincera, nunca hago para mí.
-¿Trabajas con stock o solo por pedidos?
-Trabajo por pedidos, pero ahora me he dado cuenta de que por las siestas o por las tardes, muchas gente compra, pide. Así ahora pienso empezar a hacer para tener stock para ofrecer. Pero siempre he trabajado con pedidos.
-¿Cuál es tu rutina de trabajo? ¿Cocinas todos los días, los fines de semana o cuando te lo piden?
-Cuando me piden. Si me preguntan si puedo hacerles algo para mañana trato de hacerlo y lo llevo. Si tengo que hacer algo y no puedo, aviso. Pero trato siempre de hacer apenas me pide.
-¿Cómo te definirías como emprendedora?
-Siento que soy una persona muy paciente, voy aprendiendo y no me frustro. La pastelería es algo muy preciso y si tengo algún error, digo: ‘ya está, no se reniega más’, y sigo.
-¿Cómo haces para sostener el emprendimiento en medio de la crisis inflacionaria?
-Yo voy aumentando de a poco porque, los ingredientes un día tienen un precio, al día siguiente ya tienen otro. Pero hasta ahora nunca he tenido problemas con los clientesnunca me han cancelado. Lo que pasa es que pongo un precio y no lo voy a cambiar un vez que les he dicho. Voy aumentando de a poco. Tengo organizado en un Excel la receta y los costos de lo que hay que comprar.
-¿Crees que te haría falta una capacitación relacionada a la administración?
-La verdad que me haría falta. Creo que en cualquier negocio, de lo que sea es necesario saber administrar. A mí me pasaba que, por ahí gastaba de más o no tenía todo bien organizado. Pero creo que eso se va aprendiendo también con el tiempo. Ahora ya sé dónde comprar, dónde no, según quien tiene los precios más altos.
-Decías que habías creado las redes sociales para la marca hace poco… ¿Cómo te llevas con eso?
-Yo veo que algunos suben contenido todos los días de lo que hacen y siento que me falta un poco más de eso. Subo seguido, pero no todos los días.
-¿Qué consideras que se podría hacer desde el Estado para ayudar a los emprendedores?
-Yo pienso que se podría dar préstamos o algo que facilite comprar máquinas porque son muy caras. En este momento, para mí es imposible comprar una máquina. De todas maneras no lo veo como algo muy lejano. Quiero trabajar, ahorrar y de a poco comprarme lo que necesito. Sé que va a ser difícil, pero bueno, es de a poco, con paciencia; hay que seguir no más.
-¿Qué le incorporarías a tu negocio para que crezca?
-Tengo pensado que quiero tener una panadería. A futuro sé que la voy a tener, no lo veo como algo imposible. Mi papá vive cerca de Los Flores en un terreno hermoso y yo me imagino que sea ahí. Incluso he estado hablando con él y quiero empezar a trabajar para de a poco empezar a comprarme máquinas que son caras. Pero, bueno, de a poco…
Yo me imagino, literalmente una pieza con las máquinas, y tener una moto que me permita llevar los pedidos. Me imagino vendiendo más panadería que tartas. Me gusta mucho lo que es el leudado, el fermento, las masas. Me encanta el tema de los pliegues, la obra, el tenerle paciencia. Amo hacer esto.