Hace nueve años, una oficial de Gendarmería fue obligada a participar de una competencia de natación, pese a que le avisó a su superior que no sabía nadar. La joven se ahogó y falleció. La justicia federal condenó a solo dos años en suspenso a uno de los responsables del entrenamiento, absolvió a otros cuatro y desestimó el resarcimiento a su familia.