17 de julio, 2025
Nota de Portada

Hace más de 20 años una jovencita de 17 años fue asesinada en una whiskería del barrio Huaico Hondo, donde habría sido explotada sexualmente por el cuñado del entonces gobernador santiagueño Carlos Díaz. El crimen provocó la caída estrepitosa de su gobierno. Una historia que vale la pena recordar.

Nora del Valle Coronel era la tercera de los cinco hijos del matrimonio de Oscar Aníbal Coronel y Argentina del Valle More. Toda la familia vivía de la cría de animales y la siembra, en la localidad de Puerta Chiquita, departamento Guasayán.
A sus 14 años, la muchacha comenzó a trabajar en tareas domésticas y cuidado de animales en la casa “Pirulo” González, quien había adquirido un campo cercano a su hogar. Allí conoció Fernando Benjamín “Cacho” Sibilat, hermano de su “patrón”, quien le propuso llevarla a la capital santiagueña para trabajar como empleada doméstica. 
Ella, que soñaba con un futuro distinto, con cambiar su vida y torcer su destino de pobreza, aceptó sin dudarlo.
Desde aquél momento, la joven, apenas frecuentaba la casa de sus padres y, cuando lo hacía, estaba sólo algunos minutos, los suficientes para llevarles algunas mercaderías y un poco de dinero. Siempre iba acompañada de Sibilat, quien la esperaba impaciente dentro de su auto. 
Nora decía que estaba a “cama adentro” en una casa de familia. Sin embargo, nunca quiso darles la dirección de la casa donde supuestamente trabajaba.

SUEÑOS ROTOS
Sin embargo, nada fue como ella imaginó. Nunca fue a ninguna casa de familia. Al parecer, fue llevada directamente hacia “La noche”, una whiskería ubicada en Tercer Pasaje y Antenor Alvarez del barrio Huaico Hondo. 
En aquél tiempo, a fines de los años 90, wiskería era el término con el que se disfrazaban muchos prostíbulos. “La noche”, propiedad de Sibilat, era uno de ellos. Allí habría sido abusada sexualmente y luego obligada a realizar trabajos sexuales
Sus sueños de un futuro promisorio se derrumbaron rápidamente. La explotación sexual habría pasado a ser su rutina diaria, como víctima de trata de personas, aunque ella misma ignoraba que lo fuera.
En abril de 2001, Nora le contó a su familia que estaba embarazada de seis meses, y que Sibilat era el padre de la criatura. Ella tenía 16 años y él 44. 
Un par de meses después la muchacha regresó y les contó que había perdido al bebé. “Ella estaba embarazada de él, pero no sé qué hizo la criatura. No sabemos si está viva y la vendieron o si la hizo abortar”, le dijo Oscar Coronel a LA COLUMNA.


“Cuando iban camino a las Termas, donde él tiene otro boliche, ella se sintió mal y la llevó al hospital de esa ciudad. Mi hija me dijo que ella vio al bebé vivo, pero luego se desvaneció, y, cuando se compuso, le dijeron que había muerto”, recordaba su padre en aquellos días.
Nora estuvo por última vez en su casa el sábado 31 de agosto de 2002. Sibilat la dejó allí mientras iba hacia Taco Ralo, para dejar a otra “empleada” del prostíbulo. Tenía previsto regresar el próximo fin de semana. Ya no pudo hacerlo…

EL DISPARO
En plena siesta del 2 de septiembre de 2002, Cacho Sibilat llegó al prostíbulo en su Renault 12. Traspuso el alto portón que cubre de miradas indiscretas el interior del local y estacionó el vehículo al fondo, a cinco metros de la habitación de Nora.
Cerca de las 15 se oyó un ruido en el lugar, era un disparo que provenía del interior del vehículo. El automóvil estaba completamente cerrado y en su interior atronaba un compact con música folclórica. Entre las dos butacas se hallaba una pistola calibre 32 largo. Nora yacía en su interior con un tiro en la cabeza.
Apenas oyó el disparo, María Cristina Domínguez, quien también vivía en el prostíbulo, salió corriendo al patio y encontró a Nora en el auto, pero no pudo abrir el vehículo.
Fue corriendo a avisar lo sucedido a Sibilat. En aquellos años los celulares no eran de uso común. Sin embargo, el hombre tenía uno. Aun así, le dio 10 pesos a Domínguez para que fuera a un telecentro cercano y, desde allí, llamar a la policía. Mientras tanto, en vez de auxiliarla, él habría hecho algunas llamadas telefónicas a su abogado.
Cuando la policía arribó al lugar, la adolescente estaba sentada en el asiento delantero del rodado, no muy inclinada y con las manos sobre su regazo, lo que hacía dudar de que ella se hubiese disparado en la cabeza.
Hubo que romper los vidrios para destrabar la puerta y sacar a la joven quien aún estaba viva. De inmediato fue trasladada hacia el Hospital Regional, donde dejó de existir poco después.

PRIMERAS DECLARACIONES
Los efectivos detuvieron de manera preventiva al supuesto propietario del prostíbulo, Fernando Benjamín Sibilat (45 años) y a María Cristina Domínguez. 
A poco de investigar, determinaron que “Cacho” Sibilat figuraba como mecánico de profesión, con domicilio en el barrio Autonomía, pero habría manejado al menos un prostíbulo, situado en Termas de Río Hondo. Además, ya había estado salpicado por otro misterioso homicidio ocurrido años atrás en otro burdel, donde un sujeto que fuera desalojado por la fuerza intentó reingresar y fuera recibido a balazos que lo ultimaron.
Interrogado por la policía, Sibilat dijo que cuando arribó, Nora se encontraba en la cocina con María Cristina Domínguez, quien también trabajaba en el burdel, y que se fue a dormir en la pieza trasera. Más tarde habría despertado y encontrado a la joven sin vida en el interior de su automóvil.
Por su parte, en su primera declaración, Domínguez dijo que mientras limpiaba la cocina vio a Sibilat ingresar en la habitación, luego oyó una fuerte discusión entre Nora y el hombre y luego un disparo.
La mujer declaró después que Sibilat se había acostado con Nora, pero rato después lo vio llevar en andas a la jovencita –descalza y como desvanecida- hasta el automóvil, donde la introdujo en el asiento del conductor. Luego rodeó el vehículo y entró en la parte del acompañante y recién entonces oyó un disparo.
Sibilat le habría disparado a la muchacha y cuando ella estaba agonizante la encerró en su auto para simular un suicidio.

CAMBIO DE DECLARACIÓN
Ante el entonces juez de Crimen de 5º Nominación, Dr. José Antonio Uñates, 
María Cristina Domínguez cambió su declaración y desvinculó del caso a Fernando Sibilat, diciendo que fue "golpeada por la policía" para brindar su primera testimonial y acusar al hombre.
Sostuvo que ella se encontraba en la cocina y que después de oír el disparo salió hacia el patio interno del local, donde al acercarse al automóvil Renault 12, gris, con vidrios polarizados, de propiedad de Sibilat, observó que Nora estaba herida sobre el asiento delantero.
A la vez, indicó que luego de llamar a Sibilat, éste salió corriendo de la pieza del fondo, donde estuvo a la siesta recostado con Coronel, y que le manifestó "que no tocara nada, hasta que llegara la policía". 
"Yo estaba desesperada y él me dio un billete de $ 10, para que me fuera a la telefónica, que queda en la avenida Antenor Álvarez. Llamé al 107 de emergencias y me atendió un hombre, que me dijo que ellos ya tenían conocimiento del hecho", señaló. 
A la vez, dijo que “la policía y la ambulancia demoraron mucho. No sé cuánto tiempo".

“ESTABA DURMIENDO”
Por su parte, durante la reconstrucción del hecho, Fernando Sibilat aseguró que "no sabe lo que le pasó a la víctima, porque él estaba durmiendo la siesta. Yo había llegado alrededor de las 14 de un viaje, así que estaba filtrado muy cansado. Primero fui hacia la cocina, donde estaba ella y posteriormente me dirigí a la pieza del fondo del local. Al rato, llegó ella, no sé si fue media hora o una hora y se recostó a mi lado".
A la vez, manifestó que se levantó de la cama ante los gritos de Domínguez, cuando le dijo que "Nora se había matado, se había pegado un tiro. Cuando salgo, me voy hacia el auto, que tenía las puertas cerradas. Intenté abrirlas, pero las puertas estaban trabadas. Después corrí hacia la cocina en busca del teléfono celular, hasta que lo encontré en el aparador de la cocina", expresó. 
Según su versión, en forma inmediata "hizo cuatro llamadas: a su casa, a su abogado y dos veces a una comisaría". También agregó que cuando el personal de la ambulancia del Sease 107 retiró a la joven, "no vio el arma".
A la vez, ante consultas realizadas por el juez Uñates sobre por qué no intentó auxiliar a la joven herida, indicó que prefirió que interviniera la policía, puesto que él ya había pretendido abrir las puertas del auto donde estaba la menor, pero sin conseguirlo.
En cuanto al arma secuestrada en el hecho, aseguró que era de su propiedad y que "le había sido dejada, como parte de pago por una deuda".

PROCESADO
El juez Uñates acusó por presunto homicidio a Fernando Benjamín Sibilat, decretó su prisión preventiva y la inhibición general de sus bienes. A la vez, el magistrado procesó a María Cristina Domínguez, presente en el inmueble en la tarde que se produjo el hecho de sangre, por supuesto encubrimiento. De todos modos, la joven continuó en libertad ya que se le había concedido la excarcelación oportunamente.
La decisión del titular del Juzgado del Crimen de Quinta Nominación se produjo tan sólo un día después de la reconstrucción del aparente crimen. En su resolución, el funcionario judicial consideró que los elementos reunidos en la instrucción hacían presumir la responsabilidad del detenido en la muerte de la adolescente, la que vivía en la casa en que fue mortalmente herida y obligada a prostituirse.
La versión que ofreció Fernando Sibilat en sus declaraciones y durante la reconstrucción de las circunstancias en las que resultó mortalmente herida Nora no resultaron creíbles para el juez a cargo del caso, ya que dispuso su procesamiento por presunto homicidio.
Desde un primer momento, el acusado sostuvo que él no había tenido participación en el hecho de sangre y que encontró herida de un disparo a la chica en el interior de su auto, un Renault 12. Siempre dio a entender que había sido un suicidio, pues la víctima había sido hallada por la policía con las puertas del automóvil cerradas y con el arma también en el habitáculo.
Sin embargo, hubo unos indicios que despertaron las sospechas del juez Dr. José Antonio Uñates desde un primer momento. Uno de ellos es que la prueba de parafina resultó positiva para Sibilat y negativa para Coronel y María Cristina Domínguez, la otra joven que había estado en la whisquería del barrio Huaico Hondo. Eso probaría que el hombre habría accionado un arma de fuego.
En el revólver, extrañamente no se detectaron huellas dactilares, lo que hace presuponer que alguien la podría haber manipulado luego de que fuese accionada, algo imposible para quien presentaba un impacto en la cabeza.
En la autopsia se detectó también que la joven tenía una uña partida, como posible indicio de lucha.
En su resolución, el magistrado interpretó como una conducta atípica que el sospechoso hubiese hecho algunas llamadas telefónicas, a través de su celular, una vez que Domínguez le fue a avisar que Coronel estaba herida en el auto estacionado en el patio de la vivienda.

CUÑADO DEL GOBERNADOR 
El crimen de Nora del Valle Coronel tuvo connotaciones que fueron más allá de lo estrictamente judicial, generando la caída estrepitosa del primer mandatario provincial y provocando un cambio institucional impensado.
El flamante gobernador de Santiago del Estero, Dr. Carlos Ricardo Díaz era cuñado de Fernando Sibilat, pues estaba casado con la hermana del gobernador. De esta manera, el dueño del prostíbulo y presunto –en ese entonces- autor de la muerte de la jovencita de 17 años mantenía una relación innegable con el más alto mandatario de la provincia.
Díaz, un pediatra bandeño, se había desempeñado como diputado provincial hasta 2001, cuando asumió la gobernación en 2001, tras la renuncia de Carlos Arturo Juárez, para asumir como senador nacional designado por la Legislatura.
De esta manera, con el apoyo total del juarismo, Díaz había arrasado en las elecciones del 15 de septiembre de 2002. En aquél momento, Nora ya estaba muerta. El 3 de noviembre asumió como gobernador elegido por más del 70% del voto popular. Sin embargo, su compañera de fórmula, Mercedes Aragonés de Juárez no juró en aquél momento. La esposa del caudillo Juárez le pidió a la Legislatura provincial una prórroga para asumir la vicegobernación, debido a un problema de salud.
Por aquellos días, la noticia sobre la relación familiar que unía a Díaz con Sibilat salió a la luz. 
"No importa si es pariente, sino que se haga justicia", dijo poco después de ese hecho Díaz en una conferencia de prensa realizada en el salón Juan Felipe Ibarra de la Casa de Gobierno.
A partir de entonces, estalló el escándalo en Santiago del Estero. El Partido Justicialista acusó al gobernador de “grave conducta inmoral”, por no haber denunciado a su pariente y, supuestamente, tratado de encubrir el crimen de la muchacha para proteger a Sibilat.
El 26 de noviembre, a 23 días de haber asumido sus funciones, el gobernador Díaz presentó su renuncia ante la Cámara de Diputados y provisoriamente asumió en su lugar el presidente de la Legislatura, Dr. Darío Moreno. 
El 12 de diciembre de 2002 “Nina” Aragonés de Juárez, de 74 años, asumió como vicegobernadora, cargo que gracias a la renuncia de Díaz la dejó al frente de la provincia.

CONDENADO
En el ámbito judicial, la causa siguió su curso. El martes 24 de agosto de 2004, la Cámara de Juicio Oral de Segunda Nominación, integrada por los doctores Isabel Lindow de Anguio, Mario Jorge Habra y Federico Díaz Lannes, condenó a Fernando “Cacho” Sibilat a cumplir la pena de 18 años de prisión, tras hallarlo culpable del crimen de Nora del Valle Coronel. Asimismo, el Tribunal dispuso que el imputado indemnice a los padres de la víctima en la suma de 80.000 pesos (40.000 para cada uno de ellos). 
También decidió condenar a María Cristina Domínguez a la pena de 3 años de prisión, por encontrarla responsable del delito de encubrimiento, y, en consecuencia, ordenó su detención y remisión al Penal de Mujeres. 
El fiscal Juan Carlos Storniolo había pedido una pena de 23 años, por considerarlo autor material y penalmente responsable del delito de homicidio simple. Señaló que existían abundantes elementos de prueba como para acreditar la culpabilidad de Sibilat en el crimen de Nora Coronel, y apuntaló su alegato en dos pruebas de cargo: la prueba de parafina que dio positivo en una de sus manos, y negativo en las manos de la víctima; y una carta que habría escrito el imputado amenazando a otra prostituta diciéndole “ya se fue una, te podés ir vos también”, entre otros conceptos amenazantes.
Por último, Storniolo pidió que se investiguen diversos hechos y circunstancias, tales como la corrupción de menores, de mayores, trata de personas y otros delitos. 
En contraposición, la Dra. María Raquel Llobet, abogada defensora de Sibilat, solicitó la absolución lisa y llana de su representado, por considerar que no existe el delito que se le endilga, al asegurar que Nora Coronel se suicidó.
Las últimas palabras de Sibilat en el juicio fueron: “Juro por Dios y la Virgen que no cometí este hecho”. 

Más de 20 años después, son pocos quienes recuerdan el crimen de Nora Coronel. Pareciera una historia olvidada, pero es el calvario de una humilde adolescente que salió de su casa pensando en un futuro mejor, pero murió asesinada en un prostíbulo.

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