Primero budines, ahora alfajores, galletas y varios postres más conforman el stock saludable de una emprendedora del barrio San Germés. No hay espacio en su cocina para los ultraprocesados y son bienvenidos los alimentos extraídos directamente de la tierra.
La gastronomía saludable llevó a Celeste Orellana (45) a poner a prueba ingredientes orgánicos poco convencionales en pastelería. A principios de 2021 arrancó un negocio exclusivo de budines, en el que los vegetales y las frutas eran los protagonistas. Entre su stock, la variedad de sabores es realmente muy amplia porque las combinaciones son siempre novedosas y atractivas.
En las redes sociales del emprendimiento al que llamó “Qué budín” se pueden leer descripciones como: “Budín a base de batata, algarroba, cacao puro, endulzante, Stevia, chips semiamargo, maní, leche de almendras, baño de chocolate semiamargo, harina integral orgánica”. Una propuesta realmente intrigante para quienes se alejan de los alimentos ultraprocesados, a sabiendas de su impacto negativo en la salud.
Y, aunque todo comenzó con el clásico postre de la gastronomía inglesa, sumó a la carta alfajores, brownie, carrot cakes. pasta frola y galletas… Todos con sabores y texturas originales y libres de harinas y azucares refinados.
Consiente de las necesidades nutricionales de sus clientes, esta vecina del barrio San Germés apuesta a innovar para expandir este proyecto que se convirtió en su única fuente de ingresos.
Celeste es mamá de Marco, un adolescente de 18 años y de Lola, de 4. A ellos debe su motivación para trabajar todos los días con mucho entusiasmo. Pero, dice que es el mayor, de quien más aprende y quien le inspira a ser mucho más disciplinada y organizada en cualquier tarea que emprenda.
Pese a la situación económica que la obligó a reducir su producción a la mitad, esta emprendedora se mantiene optimista. Confía que volverá a vender sus productos en cantidad y que algún día podrá inaugurar su propio local para visita del público.
-¿Cuándo y cómo surge Que Budín?
-Lo mío es una pastelería saludable que ha comenzado más o menos a principios del 2021. Yo, he estudiado Gastronomía y ya venía trabajando con productos tradicionales, como budines comunes, carrot cake, y todo lo que era con harina tradicional.
Desde el 2019 me largué sola, pero no como yo quería. Mi intención era trabajar como si tuviera un empleo, porque he trabajado para otras pastelerías, pero no me convencía trabajar para alguien. Tengo un hijo mayor, de 18 años y una nena y lo que me pagaban no me alcanzaba, porque así son los sueldos de este sector, generalmente.
Al comenzar a trabajar en mis productos comunes, siempre les ponía frutas, pero no me animaba a usar tanto los vegetales. Entonces, tomé unos cursos a distancia por el tema para ir probando, porque me hacía de falta ver cómo salían. Siempre ha sido un poco también de ‘prueba y error’ hasta que el producto sale bien para la venta.
También uso harina de trigo sarraceno, que es una harina nutritiva sin gluten y algarroba, que le da el dulzor. Durante un año o un año y medio, más o menos, usaba azúcar mascabo. Es un azúcar más natural, no solo porque es oscura y no lleva procesos. Pero, la gente va cambiando y me van pidiendo sin azúcar. Pasé a usar un edulcorante con base de Stevia, no el común, porque también contiene muchos químicos.
-¿Cuándo te recibes en Gastronomía?
-En el 2012 me recibí de Cocinera Profesional. No estudié Pastelería, sino que en la carrera veo al pasar. En ese momento tenía otro trabajo, como secretaria en un estudio del era del área del turismo. Pero a mí siempre me ha gustado lo que era la cocina. Soy muy buena en lo que son los salados porque es muy rápido; pero la pastelería es otra cosa. Lleva a sus tiempos, todo es exacto, todo se pesa, kilos, gramajes…
Mi pastelería es artesanal, es a base de vegetales y frutas. Y, si bien todo está inventado, creo que he sido una de las primeras en hacer pastelería saludable. Es cierto que durante la pandemia, mucha gente se ha puesto a usar harinas integrales, a amasar y yo no hacía tantos panificados… Hago muy poco por una cuestión de espacios, aunque me gusta mucho esa área, me llevo mejor con lo que es pastelería.
-¿Por qué elegiste trabajar con productos saludables?
-Porque en el 2019 yo dejé otro trabajo para hacer mi pastelería tradicional. No trabajaba diario, lo hacía por pedidos, pero no era lo que yo quería, era una salida laboral.
Cuando quedo embarazada se me despierta la diabetes gestacional. Ahí es cuando empiezo a ver qué productos puedo consumir. Y así se ha despertado mi interés por todo esto de la pastelería saludable. Al principio lo hacía para mí y después fui entrando en este mundo, porque más o menos en seis meses no toqué la cocina, no trabajé, porque me he guardado para eso. Ya en 2021, cuando había empezado a comprar unos cursos, recién me he animado a emprender.
Todo era como novedoso, porque hacía productos para ver cómo salían, probar, pero me pedían, así que seguía ofreciendo. Me compraban en los gimnasios, en una escuelita de yoga, y eso me ha impulsado a seguir incursionando en esto que para mí era novedoso.
-¿Qué productos ofreces actualmente?
- Ahora hago carrot cake, que es un budín a base de zanahoria, naranja y especias; budín de batata algarroba y cacao intenso, que es muy pedido... Por ahí era como difícil que la gente adquiera el gusto por estos productos. Pero, hacerlo y hacerlo a diario me ha favorecido mucho.
Generalmente, si me pedían un marmolado, para que puedan probar otros, yo siempre mandaba una o dos porciones de uno alternativo, por ejemplo el de remolacha que también lleva algarroba.
Lo que también es muy común es el banana Split; el de peras, limón y jengibre; el de zapallo también es muy pedido.
Yo iba cambiando de acuerdo al cliente que me va pidiendo una línea más natural. Hace mucho usaba yogur para algunos productos, y ahora uso leches vegetales. Algunas veces las compro, y hay algunas a las que las hago yo, como la de almendras, la de maní, la de coco… Trato de hacer todo lo que se pueda para abaratar los costos, porque es un producto que lleva frutos secos, semillas, especias... También uso cúrcuma, que es una especia antiinflamatoria; jengibre... La idea es mejorar el producto para que sea más saludable.
-¿Cómo implementas las recetas? ¿Son propias?
-Yo las hago de los cursos que he tomado, de pastelería saludable. Eso me ha servido como base. Pero, las recetas son siempre diferentes. Hay algunas que no me gustan y las modifico.
-¿Trabajas sola?
-Mi hijo, Marco también es parte de este proyecto porque sin él no podría haber continuado. Él se encarga de hacer los envíos en esta zona. Él estudia y entrena también, pero cuando llega, me hace de cadete. También mi marido que es el que se encarga de hacer pedidos, envíos, porque él tiene su trabajo también. Pero entre los tres nos damos una mano.
-¿Tienes clientes fijos?
-Sí, sí, y gracias a Dios, la publicidad del ‘boca a boca’ hace que tenga clientes nuevos. Soy muy agradecida, porque sigo en pie con este proyecto gracias a todos ellos.
-¿Cómo haces para sostener el emprendimiento, teniendo en cuenta el contexto económico actual?
-He llegado a trabajar de lunes a lunes, lo que no ha sido bueno para mí, pero bueno, ya estaba en esto. En un momento he tenido alguien que me ayudaba y hoy por hoy he vuelto a trabajar sola porque las compres me han bajado un 50%. He reducido a trabajar desde martes o miércoles a sábado porque si hago pedidos de mercadería, me quedo sin dinero.
En su momento he llegado a producir 18 budines por día, y como era todo de manera artesanal, me costaba mucho. Y he descuidado algunas áreas de mi vida, como mi niña… Además traía materia prima en cantidad: maples, harinas, pasta de maní… Ahora se me han reducido las ventas a ocho diez budines y el trabajo a cuatro días. Esos cuatro pueden ser de ventas más o menos, depende del mes… Pero bueno, el emprendimiento es así. Hay que tratar de ser constante, disciplinado, que aunque no estés bien tienes que levantarte y hacerlo. Esto es parte de lo que amo, de lo que quiero.
-¿Qué crees que se podría hacer desde el Estado para ayudar a los emprendedores?
-Siempre lo he esperado y he visto programas, pero todavía no he conseguido una ayuda y nunca me he atrevido a pedir nada. He consultado por concursos también (en la parte privada), pero tampoco he obtenido respuestas. Igual, si sé de algo, me inscribo.
-¿Cómo te gustaría que sea “Qué budín” en el futuro?
-Deseo como todo emprendedor, en algún momento tener mi local propio, ya sea en mi casa o en otro lugar. Tengo mi tallercito, que es mi mundo y no me dedico al 100% porque tengo una niña pequeña. Ha habido tiempos en que ha sido muy difícil, porque ella ahora tiene 4 años, pero cuando era más pequeña me ha necesitado…
-¿Puedes mencionar algo que hayas aprendido a partir de ser emprendedora?
-La constancia y la disciplina. Para mí, mi maestro ha sido mi hijo. Con constancia y su disciplina, aun cuando estaba muy cansado, me hacía pensar e imitarlo. Y el ser así me ha llevado a tener este proyecto y ayudar con los alimentos de mi casa, con las compras... Y tengo esperanzas en que todo va a mejorar.