23 de noviembre, 2024
Actualidad

La planificación racional de obras de construcción cobró relevancia en la provincia en los últimos años. Qué buscan los clientes en los profesionales del rubro, cómo se trabaja y por qué su impronta va más allá de lo estético.

La fisonomía de Capital santiagueña cambió por completo en al menos los últimos diez años. La inversión en obra pública parece tener sus ecos en iniciativas privadas que buscan para sus inmuebles estructuras sólidas, funcionales y de atractivo estético. Para los arquitectos Luis Macedo y Sofía Landsman y el maestro mayor de obra, Sergio Lancia,esto se evidencia en la creciente exigencia de quienes desean construir o remodelar obras.

El equipo de Ruay (arquitectura y construcción S.R.L.)surgió para dar respuesta a esta demanda y generar un nuevoconcepto de trabajo en el rubro. Pues, como empresa, entiende que hasta el contacto con los clientes requiere de especial atención para que los proyectos se acerquen todo lo posible a sus anhelos.

Independientemente de la situación económica, el interés por la arquitectura se mantiene latente en un escenario que ofrece más alternativas con apuestas de profesionales locales. Según revela el staff mencionado, el interés está puesto en construcciones útiles, que se vean bien, y que no generen problemas a futuro.

EVOLUCIÓN

Macedo recuerda que apenas inició sus estudios de Arquitectura en Córdoba, en Santiago del Estero eran escasos los profesionales en la materia. “Algo que pasaba en hace unos años es que la gente construía, pero no había diseño, no había tanta arquitectura”, comentaba.

Con el correr de los años, mientras se incorporaba arquitectura y diseño a la obra pública comenzaron a advertirse cambios en el plano privado e incluso en el interés por la carrera. “Han empezado a aparecer otras cosas y creo que es como que los padres han empezado a mandar más a los chicos a estudiar Arquitectura. Cuando yo me he ido a estudiar éramos tres santiagueños y había pocos arquitectos; no había tanto diseño. Después ha empezado el boom, la gente ha empezado a ver más posibilidades”, explicaba.

Para el arquitecto, las nuevas demandas tienen que ver con un sentido práctico y hasta de ahorro, si se quiere. “La gente dice: ‘vamos a llamar a un estudio que lo haga bien, quiero que lo hagan mejor, que se vea bien’. Porque uno ve un local comercial y dice: ‘qué lindo que está, por qué el mío es feo’… y bueno porque han llamado a alguien que lo puede hacer”, añadía.

La tarea deja de significar un “gasto extra” y se convierte en una inversión a largo plazo, cuando una buena planificación evitará serios dolores de cabeza. “En montos de obras muy grandes -ejemplificaba- dentro del costo de lo que puede ser el diseño arquitectónico (no hablo de la ejecución), estarías ahorrando para que la obra, como está bien solucionada, no tenga gastos despuésVos vas a gastar 50 millones y estás cobrando el 2% de eso en Arquitectura, con este mínimo, te vas a ahorrar un montón de gastos que nosotros sabemos que los vas a tener”.  “O peor, después gastan el doble y lo sabemos porque nos llaman para que vayamos a resolver”, agregaba Landsman.

Para Lancia, son las nuevas generaciones las que toman mayor conciencia de esto. Por eso, no es extraño que se encuentren con muchos matrimonios jóvenes que  encaran sus proyectos de vivienda con profesionales. “Quizás sus padresnunca lo han hecho, pero ellos ven la necesidad y buscan arquitectos que, si bien es porque quieren algo que les gusta, también ven la necesidad”, señalaba.

 

 

CAMBIO CULTURAL

Lancia considera que hubo todo“un cambio cultural, justamente generado por la obra pública”. “La gente le ha empezado a dar la relevancia que debería tener a un arquitecto, a un ingeniero para hacer su desarrollo. Antes se lo veía como un gasto extra y no como un recurso para resolver bien”, comparaba.

Incluso cuando los recursos son menores, dice Macedo, la demanda se inclina por proyectos eficientes. “Puede haber arquitectura más sustentable, o la que se hace en lugares de bajos recursos, económica. Dejando eso de lado, la creatividad del arquitecto también está dada por el trabajo con los recursos que hay. Porque uno puede plantear una súper idea, pero si no hay dinero para realizarla, puede haber otra arquitectura”, sumaba.

DE “BOCA EN BOCA”

El equipo de trabajo comentaba que, pese a las aciagas circunstancias económicas, tienen proyectos en marcha. “Hay gente que está empezando a invertir en que su casa se vea mejor, hay demanda”, decía el maestro mayor de obra y añadía que también trabajan en edificios y locales comerciales.

Pese al alcance de las redes sociales, la imagen de la empresa no es lo principal a la hora de contratar profesionales, sino la experiencia de los clientes. “No se da mucho en Santiago que busquen profesionalesen internet y se contacten con ellos; sino que prefieren recomendaciones, “’de boca en boca’”.
Para iniciar un proyecto, los interesados les revelan sus inquietudes y en el estudio se planifica una propuesta.En caso de ser aceptada, arranca el proceso de diseño que será un “ida y vuelta” con el cliente. “Si nos dan el ‘ok’ hacemos el presupuesto de la obra y, una vez que se autoriza, se ejecuta y hay un seguimiento intenso. En el medio, obviamente, le damos toda una serie de atenciones a ellos”, indicaba Macedo.

En ese sentido, ampliaba Lancia, “lo fundamental son las primeras entrevistas, donde se desarrolla todo y nosotros podemos abrir un abanico de recursos para llevar a cabo el proyecto integro hasta la ejecución. También hay cambios en la carpeta de presentación. De lo básico hasta una que lleve ingeniería en detalle”.

 

COMUNIDAD

Para estos profesionales, cada proyecto exige conocer a sus clientes y sus expectativas sobre la obra a encarar. Por eso, su concepto de trabajo tiene mucho de generar comunidad.

Un arquitecto brasilero que se llama Oscar Niemeyer, tiene una frase que dice: ‘la vida, siempre me ha parecido más importante que la arquitectura’. De alguna manera, nosotros concebimos eso. Somos apasionados de la construcción, de la obra, pero nos parece más importante la vida, y eso comunicamos a los clientes, en el sentido de cómo son nuestras reuniones, cómo diseñamos,qué impronta le damos a un edificio, la atención que les damos a ellos”, destacaba el arquitecto.

Entrando en detalles, el staff comentaba que, una vez año organizan una fiesta a la que son invitados todos sus clientes, después de que el trabajo les diera una cierta familiaridad. “Queremos que se dé una relación,porque el ida y vuelta es fundamental. En el medio vamos intercambiando cuestiones que no solo tienen que ver con la construcción, sino también con la vida. Y esas son particularidades de este equipo”, expresaban.

QUE FUNCIONE

Una obra exige una planificación orientada a su uso. “Más que nada, lo que buscamos es que funcione”, decía Macedo sobre el objetivo transversal a todas sus obras. Y explicaba: “A una estructura se la puedes diseñar desde lo formal, desde lo funcional y desde lo estructural. Lo formal es que lo veas y digas: ‘qué lindo’, o sea, esta obra partió de algo que es lindo. Lo estructural es cuando ves que el diseño se ve lindo a partir de las estructuras y lo funcional, de alguna manera es que funcione: que entres por un pasillo y no te crucespor una pieza, o que la puerta del baño de a la cocina”.

No obstante, no pueden desprenderse de los pedidos de los clientes con los que se establece una suerte de negociación.“Lo que piden los clientes, es de los clientes.Hay muchos diseños que no necesariamente les gustan y el fanatismo por la arquitectura hace que vos te impongas. Eso aquí no va; hacemos la casa que el cliente quiere. Hay veces que se negocia, ‘si esto te gusta, puede funcionar, quizás no es lo mejor...’ Ahora, si propone algoabsolutamente absurdo ahí se le dice que no”, señalaban.

Los profesionales concluían en que siempre surgen tensiones en cuento a sus propuestas y lo que la otra parte quiere, pero que se subsanan con el diálogo hasta ponerse de acuerdo en qué será lo mejor para una obra exitosa.