Lo que en redes sociales se presenta como autocuidado y relajación puede convertirse en un hábito dañino. Especialistas advierten que pasar largas horas en la cama, entre pantallas y rutinas pasivas, afecta el sueño, la energía y el bienestar mental.
Las redes sociales se han convertido en la guarida del intrusismo profesional, especialmente en el área de la salud. La información suele transmitirse a partir de experiencias personales, suposiciones y deducciones que concluyen en una serie de consejos y prácticas asimiladas como verdades absolutas.
Más allá de la falta de sustento científico, el problema radica en la difusión constante. Influencers muestran vlogs donde incorporan estas sugerencias a su día a día, “demostrando” que realmente funcionan.
En los últimos años, el fenómeno del bed rotting se ha popularizado, principalmente en TikTok. Este hábito implica pasar largos periodos recostado en la cama realizando actividades pasivas de manera continua, como ver series o navegar por redes sociales.
Se presenta como una forma de cuidado personal orientada a la relajación y la desconexión: un descanso necesario de las obligaciones diarias, así como una manera de recargar energías físicas.
El bed rotting no es sinónimo de pereza ni de depresión, como muchas personas creen. Es cierto que la desconexión, el reposo y los momentos de tranquilidad son fundamentales. Sin embargo, deja de ser una práctica de autocuidado cuando se realiza de manera constante y durante tiempos prolongados.
De acuerdo con especialistas, cuando esta actividad se vuelve frecuente incrementa los sentimientos de culpa y vergüenza, acostumbra al cuerpo a tener menor energía y refuerza la procrastinación. Además, permanecer en la cama por tiempos excesivos genera apatía y poca voluntad para realizar actividades fuera de ella.
La necesidad de recurrir a esta práctica surge como consecuencia del agotamiento mental. Como la gratificación es momentánea, puede desarrollarse un círculo vicioso que desemboca en sentimientos de culpa y un deterioro de la salud mental.
Efectos negativos del bed rotting
La tendencia a permanecer en la cama suele ir de la mano con el consumo excesivo de redes y videojuegos. Esta adicción puede generar dependencia y reducir la capacidad de establecer vínculos reales y saludables. La gratificación instantánea refuerza el ciclo.
Pasar largas horas en la cama sin dormir altera los patrones de sueño. La exposición a pantallas antes de dormir dificulta la conciliación y aumenta el riesgo de insomnio, afectando la salud física y mental.
El bed rotting fomenta el aislamiento. Al centrarse en la vida digital, disminuyen las interacciones cara a cara, lo que puede llevar a la soledad y a una merma en las habilidades sociales.
Estar en cama por tiempos prolongados, sin distracciones saludables, favorece el pensamiento excesivo sobre problemas, intensificando la ansiedad y la depresión.
La falta de actividad física impacta tanto en la salud corporal como en la mental. La inactividad limita la liberación de endorfinas, esenciales para el bienestar emocional.
La cama debería utilizarse exclusivamente para dormir. Es absolutamente desaconsejado usarla para otros fines. Por ello, es fundamental crear un ambiente que favorezca el descanso y la calidad del sueño, estableciendo rutinas que separen las actividades diarias de los momentos de reposo.
En lugar de caer en la tentación del bed rotting, debemos aprender a ocupar nuestro tiempo de manera activa y positiva, fomentando un estilo de vida que priorice el bienestar integral.
Una de las tareas más difíciles es aprender a hacer activamente “nada” respecto de lo que nos preocupa o estresa. Para lograrlo, resulta clave fortalecer la atención y dirigirla hacia actividades que no impliquen permanecer en cama como si estuviéramos enfermos.
Opciones sanas de descanso y desconexión
1. Ejercicio físico: La actividad regular mejora la salud física, reduce la rumia y eleva el estado de ánimo.
2. Interacción social: Salir con amigos genera bienestar al liberar endorfinas y serotonina, reduciendo el estrés.
3. Yoga y taichí: Estas prácticas integran posturas, respiración y meditación para mejorar la conexión mente-cuerpo.
4. Contacto con la naturaleza: Pasar tiempo al aire libre ayuda a disminuir ansiedad y estrés.
5. Escuchar música: La música relajante, especialmente la instrumental, mejora la respiración y la tranquilidad.
6. Escritura: Volcar pensamientos en papel permite liberar emociones y cuidar la salud mental.
7. Meditación y atención plena: Técnicas de mindfulness, respiración consciente o lectura relajada ayudan a redirigir la atención hacia experiencias positivas.
En definitiva, la moda del bed rotting puede parecer una forma inofensiva de pasar el tiempo, pero sus efectos negativos son profundos y comprometen la salud física y mental. Es esencial fomentar una vida activa y social, y aprender a desconectarnos de las demandas digitales de una manera saludable.