08 de octubre, 2024
Pienso, luego existo

Carlitos ha logrado trascender fronteras geográficas y generacionales

Sí, es así, Carlos Gardel cada día canta mejor y con esa voz inconfundible y su carisma arrollador, se ganó el título de “El Morocho del Abasto” y conquistó audiencias en derredor de todo el mundo.

Su imagen y voz trascendieron fronteras como también épocas y todavía sigue vigente. Su influencia en el tango y la cultura popular resulta ser innegable. Es que cuando hay verdadero talento, un excepcional don que solo los elegidos lo poseen, la genialidad sitúa a las personas bendecidas por ello en sitiales que los terminan de convertir en puras leyendas.

Gardel lo fue, como así también lo fueron Juan Manuel Fangio, Guillermo Vilas o Lionel Messi en esta contemporaneidad que nos envuelve, cada uno en su profesión, en su tiempo y todos con algo que los asemeja, la humildad, la prudencia, la sencillez.

Fueron y serán únicos. No vale comparar a nadie con ellos, porque ellos rompieron el molde, aunque seguramente habrá aquellos que los podrán igualar, pero nunca superar, porque fueron grandes ejemplos de profesionalidad, pero también de don de gente.

Aunque en el caso de Gardel su leyenda también se acrecentó por la forma en que murió y a la edad que sucedió, en plenitud, siendo todavía muy joven y en un trágico accidente aéreo el que pudo ser presenciado por muchísimos de sus admiradores en la lejana Medellín.

La singularidad de su arte hizo que sobresaliera y trascendiera hasta el infinito, convirtiéndose en un referente indiscutible del tango y la música popular argentina.

Imagen bohemia, sonrisa cautivante, mirada penetrante y sensual, voz melodiosa y afinada, porte elegante, era alguien que no podía pasar desapercibido y lograba que tanto hombres como mujeres le prestaran atención.

Su habilidad para transmitir pasión, nostalgia y emoción a través de sus canciones lo posicionaron como un artista de una categoría única.

Ser número uno en su actividad implica no solo alcanzar el reconocimiento y el éxito, sino también dejar una huella imborrable en la memoria colectiva y en ese sentido Carlitos Gardel lo hizo.

Hoy cuando se cumplen ochenta y nueve años de su desaparición física podemos seguir disfrutando de su presencia a través de viejas películas como de sus tantísimas canciones, que hasta Hollywood se empeña a irradiar con obras inconfundibles de su repertorio como “por una cabeza”, escrita y cantada de manera magistral por Gardel.

No hay dudas, Carlitos ha logrado trascender fronteras geográficas y generacionales, consolidando su posición como un ícono indiscutible de la música internacional, sus éxitos son inigualables, grabando cientos de canciones que se han convertido en clásicos del tango.

Su legado como su voz perduran en cada acorde, en cada estrofa y en cada suspiro de sus canciones, recordándonos que, en el arte, como en el deporte o la música, siempre habrá un número uno: el inigualable Carlos Gardel.

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