06 de marzo, 2025
Entrevistas

Una evaluación global anunció que cada 43 segundos muere una persona por suicidio. Y lo más probable que sea un hombre. Ante esto, un especialista en el tema alerta sobre la problemática de salud mental.

Cada año ocurren alrededor de 746,000 muertes por suicidio en todo el mundo informó un estudio publicado recientemente en The Lancet Public Health (revista científica que publica artículos sobre salud pública. Es considerada una fuente de conocimiento confiable a nivel internacional). De hecho, ha habido un declive en la tasa mundial de mortalidad por suicidio en las últimas tres décadas, con una caída de casi un 40 por ciento, de alrededor de 15 muertes por cada 100,000 en 1990 a 9 muertes por cada 100,000 en 2021. La tasa de suicidio se redujo en más de un 50 por ciento entre las mujeres durante ese periodo, y en un 34 por ciento entre los hombres.

Por otra parte, los datos a nivel continental marcan que en algunas zonas sigue en aumento esta forma de muerte, tan dramática como compleja.  Y, además, a nivel mundial, los hombres se suicidan más de tres veces con un arma de fuego que las mujeres, un 10% frente a un 3%. Y los hombres tienen más del doble de probabilidades de morir por suicidio, pero las mujeres tienen un 49% más de probabilidades de intentarlo.

Asimismo, sobre las edades de suicidio, se encontró que, en 1990, la edad promedio de muerte por suicidio era de 43 años para los hombres y 42 para las mujeres, y para el 2021, esa cifra había aumentado a unos 47 para ambos sexos.

Respecto a las causantes, los disparadores son múltiples, y su tratamiento es individual. Cabe destacar que las personas con patologías mentales preexistentes son aquellas a quién se le han profundizado la realidad, llevándolos al desenlace fatal.

Desde una mirada global en dialogó de manera exclusiva con el Dr Sebastián Laspiur, consultor en Enfermedades no transmisibles de la Organización Panamericana de la Salud y de la OMS, expresó a LA COLUMNA sobre el trabajo que realizan frente a la problemática mundial, y en especial en América Latina.

 

Así como están determinados los números de personas que se suicidan, ¿también lo están las causales?

El suicidio es un tema complejo con una multitud de factores, no hay una sola causa ni respuesta única a este problema.

Es muy claro y estudiado el vínculo existente entre el suicidio y los trastornos mentales (en particular los trastornos relacionados con la depresión y el consumo de alcohol y drogas), pero también muchos suicidios se producen impulsivamente en momentos de crisis que menoscaban la capacidad para afrontar las tensiones de la vida, tales como los problemas financieros, las rupturas de relaciones o los dolores y enfermedades crónicas.

Además, las experiencias relacionadas con conflictos, desastres, violencia, abusos, pérdidas y sensación de aislamiento están estrechamente ligadas a conductas suicidas. Las tasas de suicidio en todo el mundo son elevadas entre los grupos vulnerables, objeto de discriminación, por ejemplo, como los refugiados y migrantes; las comunidades indígenas; las personas pertenecientes a minorías sexuales y los reclusos.

Uno de los principales factores de riesgo de suicidio es un intento previo de suicidio.

 

 

-¿Existe un protocolo de la OMS elaborado precisamente para accionar en esta realidad respecto a los suicidios?

El suicidio es un problema complejo y, consiguientemente, las actividades de prevención exigen la coordinación y colaboración de múltiples sectores de la sociedad, incluidos los de salud, educación, trabajo, agricultura, comercio, justicia, derecho, defensa, política y medios de comunicación.

Esas actividades deben ser amplias e integradas, dado que ningún enfoque individual por separado puede tener efecto en una cuestión tan compleja como el suicidio.

Existen varias acciones recomendadas por la OPS/OMS que se pueden hacer para reducir el riesgo de suicidios, tales como:

-restricción del acceso a los medios de suicidio (por ejemplo, plaguicidas, armas de fuego y ciertos medicamentos)

-información responsable por parte de los medios de comunicación;

-implementación de políticas orientadas a reducir el consumo nocivo de alcohol;

-identificación temprana, tratamiento y atención de personas con problemas de salud mental y abuso de sustancias, dolores crónicos y trastorno emocional agudo;

-capacitación de personal de salud en la evaluación, detección y manejo del riesgo suicida;

-seguimiento de la atención dispensada a personas que intentaron suicidarse y prestación de apoyo comunitario.

También la Organización generó una serie de recomendaciones para reducir el impacto psicosocial a consecuencia de la pandemia y el aislamiento, como son:

-Fomentar el desarrollo de rutinas, incorporando la actividad física y un balance en el trabajo, lo doméstico, recreación y descanso.

-Mantener contacto social virtual, llamadas telefónicas, mensajes de texto, etc, y conversar con allegados acerca de las emociones vividas.

-Comunicación social sobre la pandemia responsable sin alarmar.  

-Sostenimiento de servicios de salud mental esenciales (por ejemplo, mediante teleconsultas) para evitar recaídas y otras consecuencias en personas con trastornos previos de la salud mental y abuso de sustancias.

Asimismo, disponemos de dos recursos muy valiosos para utilizar en situaciones conflictivas como la actual, en relación al apoyo de los aspectos psicosociales y de salud mental. Estos son la primera ayuda psicológica https://www.who.int/mental_health/publications/guide_field_workers/es/y la “guía de intervención humanitaria de MHGAP” https://iris.paho.org/handle/10665.2/28418

 

 

-¿Cómo son las variables en Argentina, en relación a grupo etario, situación desencadenante, regiones, entre otros?

En Argentina el principal grupo de riesgo se encuentra determinado por los adolescentes en primer lugar, seguido por los mayores de 55 años.

Las provincias con mayores tasas de suicidios en adolescentes son las provincias de Salta, Catamarca, Jujuy y Tucumán.

 

-Cómo familia, amigos, o allegados a una persona que transita un momento en el cual ve a la muerte como única opción. ¿Cómo se debe accionar?

El cultivo y el mantenimiento de relaciones sociales pueden aumentar la capacidad de recuperación individual y actuar como un factor protector contra el riesgo de suicidio.

El círculo social más cercano de una persona, es decir la pareja, los familiares, compañeros, amigos y otros, puede tener gran influencia y ser propicio en épocas de crisis. Los amigos y familiares pueden ser una fuente significativa de apoyo social, emocional y financiero, y pueden amortiguar la repercusión de factores externos estresantes.

Las relaciones son especialmente protectoras para los adolescentes y los ancianos, que tienen un grado más alto de dependencia. Es muy importante escuchar a la persona con problemas de ánimo, sim juzgar, mostrar apoyo y ayudar a que reconozca el problema y a recibir el apoyo de un profesional de la salud mental.

 

 

-Por último, ¿Las instituciones gubernamentales qué mecanismos deben tener presentes para la prevención del suicidio y promoción de la vida?

Los gobiernos pueden implementar estrategias y programas coordinados de prevención de suicidios mediante políticas y acciones integradas dirigidas a:

-fortalecer la vigilancia y la investigación en la temática;

-identificar a los grupos vulnerables y dirigirse a ellos con estrategias de protección.

-mejorar las capacidades de evaluación y manejo del comportamiento suicida en los servicios de salud;

-promover los factores ambientales e individuales protectores;

-desarrollar políticas para la reducción del consumo de alcohol y drogas;

-promover el conocimiento mediante la educación pública;

-mejorar las actitudes sociales y las creencias y eliminar el estigma hacia las personas con trastornos mentales o que presentan comportamientos suicidas;

-brindar programas de asistencia telefónica las 24 hs a las personas que lo requieran;

-reducir el acceso a los medios utilizables para suicidarse; por ejemplo políticas de tenencia de armas;

-capacitar a los medios de difusión para que adopten mejores normas y prácticas de información sobre suicidios.

 

 

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