La transición hacia una movilidad más eficiente y con menor huella ambiental está transformando la industria automotriz. El uso de plásticos livianos, el reciclaje como estrategia central y la electrificación del transporte aparecen hoy como ejes claves en la agenda global y nacional.
La movilidad urbana atraviesa una transformación acelerada impulsada por normas que buscan reducir el consumo energético y la huella de carbono. En este contexto, los plásticos se consolidan como materiales clave para lograr vehículos más eficientes, seguros y alineados con los nuevos estándares ambientales.
Un automóvil promedio contiene 120 kg de plásticos, cerca del 15% de su peso, lo que permite diseños más livianos y eficientes, hasta 50% menos que materiales alternativos. Esto se traduce en ahorros de combustible del 25% al 35% y en una reducción aproximada de 20 kg de dióxido de carbono por cada kilogramo de peso durante la vida útil del vehículo. Además, su aporte a la seguridad es fundamental: paragolpes, tanques de combustible más seguros, cinturones y airbags dependen de polímeros avanzados.