Se estima que unas 60 mil personas se unieron a Peta, el esquema piramidal que permitió embolsar millones a unos y dejó en la ruina a otros. Luego de que la plataforma impidiera retiros de dinero, más de 300 afectados presentaron una denuncia ante la justicia. El escándalo no termina allí: un procurador que se cargó la causa al hombro fue amenazado de muerte por parte de un “líder” de la app.
Si hace dos semanas atrás, uno le ordenaba a Google buscar la palabra Peta, los resultados estaban todos ligados al sitio web de una organización en defensa de los animales. Recién hace una semana estalló la polémica, cuando los usuarios de la app que prometía “ganancias” millonarias empezaron a reportar problemas para retirar su dinero. “Esquema Ponzi”, “Piramidal”, “Estafa piramidal”, son los términos con los que ahora se asocia a esta plataforma que permitió a algunos embolsar millones y dejó en la ruina a otros.
Las historias detrás son de lo más insólitas y temibles y ya abrieron una nueva grieta entre los santiagueños. Por un lado, los que mandan a “masticar y tragar” a quienes perdieron plata bajo el argumento de que ellos conocían los riesgos. Del otro, los que consideran que hubo estafa en varios aspectos y que la falta de educación financiera quedó en evidencia, como nunca.
Ahora bien, el dilema va más allá de lo ético y busca una respuesta en la Justicia Provincial y próximamente en el fuero Federal. Desde el jueves 18 de julio a la fecha, al menos 300 personas enviaron su denuncia al Ministerio Público Fiscal, a través de su sitio web.
Sin embargo, como solo Dios e internet saben quiénes son los creadores de la app, los damnificados buscan respuestas entre los que oficiaban de “líderes” y “asesores”; es decir, quienes los invitaron a sumarse a la aplicación de la “abundancia”. Pues, por ocupar una posición más alta en el esquema, son los que amasaron más USDT (criptomoneda estable con valor fijo en el dólar estadounidense).
Para el viernes 19, algunos de los usuarios perjudicados decidieron crear un grupo de WhatsApp para informarse acerca de los últimos movimientos de la plataforma y hacer una lista con el nombre de la persona “cabecilla” de sus grupos. La idea era escalar en la pirámide hasta dar con los principales responsables. Algo que, en el transcurso de esta semana parece haberse resuelto con la identificación de dos “jefes supremos”.
El escándalo llevó a un cruce de acusaciones que pasaron de castaño a oscuro y hoy mantienen alerta a un procurador. Se trata de Fabio Cisneros, quien colaboró con muchos de los damnificados que decidieron radicar una denuncia. Según comentó, una personas identificada como uno de los máximos líderes del esquema le dijo personalmente y sin rodeos que lo iba a matar.
Las plataformas como Peta precisan convertir a sus víctimas en victimarios. Es decir que, tras ingresar a la aplicación una persona debe sí o sí invitar a otras que, a su vez deberán repetir la misión. Esto, no solo les genera mayores réditos, sino que les garantiza retirar sus fondos. En caso de que el usuario no convoque a nadie en un corto plazo (algunos hablan de un mes, otros de hasta tres), se le congelaban sus fondos.
Así, hubo casos en los que un usuario hasta prestaba dinero a un potencial para que se incorporara. Cuando la cuenta del segundo obtuviera una ganancia, el primero podría cobrarse la deuda y además, acumular una jugosa “recompensa” por parte de Peta.
“Cuando vos llegabas a tener una determinada cantidad de activos y tenías mucho aporte de equipo, te nombraban líder. Y era por eso, por la cantidad de gente que ingresaron. Hay algunos que por ahí no pusieron tanta plata, capaz que empezaron con lo mínimo, pero han ingresado a mucha gente y a Peta le importaba más que la plata que ponían, la gente que se sumaba”, detalló una fuente que prefirió no identificarse.
A ella no le convencía eso y le inquietaba que el plazo se cumpliera sin contar con nadie para incorporar, e incluso le hicieron una sugerencia por demás descabellada. “Me dijeron que dentro de los tres meses tenía que ingresar a alguien para resguardar mis activos. La líder hasta me dijo que podría ingresar a mi hija, que tiene 12 años. Es un horror”, contó indignada.
Ahora que puede atar cabos, concluye: “Por eso es claramente una estafa piramidal, porque no le importa tanto los depósitos, sino que la gente siga ingresando”. La damnificada nunca llegó a invitar a nadie, pero estuvo cerca de hacerlo. Según contó, solicitó un préstamo para que un conocido pudiera sumarse. No obstante, en cuanto vio los eventos promocionales de los últimos días, entendió que algo no andaba bien.
“Traté de girarme 87 USDT y me llegaron menos por la comisión, así que terminé con esa plata. Gracias a Dios no ingresé a alguien porque encima le iba a cuantificar yo la cuenta, con mi plata”, comentó.
Quizás es esta la frase que más escucharon en los últimos días quienes perdieron dinero en la app. Mientras se volvía cada vez más famosa, las alertas por parte de los ajenos al mundillo Peta se encendieron recién hace poco más de un mes. Pues, algunos profesionales de las leyes y las ciencias económicas comenzaron a expresarse acerca del peligro de “invertir” en aplicaciones de este tipo.
Sin embargo, quienes ya habían acumulado importantes cantidades de dinero salían al cruce con una ferviente defensa, aunque bastante carente de argumentos sólidos. Nadie explicaba cómo creía que su dinero se multiplicaba de manera exorbitante y en tan poco tiempo.
Las reacciones a las advertencias siempre eran: “Ustedes tienen miedo de arriesgar y por eso no quieren que otros lo hagan”, “Lo dicen por envidia”, “Yo me compré un auto con lo que gané en Peta”; “Yo hice arreglos en mi casa con las ganancias”.
Los que acumularon fortunas aseguran que les dejaron muy en claro a los invitados que se trataba de un esquema Ponzi que podía caer en cualquier momento. Entonces, queda pensar que los ahora denunciantes no lo entendieron o que realmente decidieron arriesgar. Ahora, ¿quién pondría sus ahorros en una app que podría desmoronarse en cualquier momento?
Un planteo en el que la mayoría de los afectados coincide es que el modo en que les ofrecían entrar a la plataforma no daba lugar a pensar que había riesgos de perderlo todo; al menos no hasta diciembre o marzo del año próximo.
“A mí me dijeron que al menos hasta fin de año estaría y por eso entré, después me enteré por terceros que podía caer de un día para otro”, decía en el grupo de los estafados, una de las perjudicadas. Otros afirman que los convencieron de que funcionaría hasta febrero o marzo de 2025. Y esta es otra cuestión en la que tampoco se unifica el discurso, ya que cada uno tuvo una experiencia particular.
Incluso, aseguran que en los grupos de Telegram les prohibían manifestar desconfianza en la plataforma para no “contagiar” al resto de los integrantes.
“Deben caer todos los líderes y asistentes porque si hablabas mal de Peta o los difamabas, te amenazaban con congelarte la cuenta; también, si no metías gente. Entonces estabas obligado en algún punto a ingresar. Ese mismo miércoles de los eventos, mucha gente fue eliminada por advertir lo que se venía. Los líderes los eliminaban a ellos y a sus comentarios”, relataba la usuaria.
Dos situaciones extrañas ocurrieron antes de que la plataforma comenzara a fallar. Por un lado, aseguran que los superiores hicieron abultados retiros antes de que se reportaran rechazos de extracción para los de escalones más bajos. Sostienen que esto les llamó mucho la atención y consideran que sus superiores sí fueron advertidos respecto al fin de la aplicación y que aun así, invitaban a más personas.
Por otro lado, Peta se volvió furor cuando comenzó a ofrecer a potenciales ingresantes duplicar, triplicar y hasta sextuplicar sus ingresos a corto plazo. Así, fueron muchos los que mordieron el anzuelo, mientras los más experimentados veían en ello una señal de alarma.
“Ese fin de semana se llenaron de guita con esos eventos fraudulentos que ya eran muy raros en los grupos. Solo creaban falsas expectativas y a mí, mi último retiro que iba a llegar a fin de mes jamás me llegó y ahora estoy sin un peso”, explicaba una afectada.
Por ese entonces, un mensaje que de seguro buscaba un efecto tranquilizador en los usuarios, los alteró aún más.
“Estimados usuarios globales de PETA:
Lamentamos informarle que debido a las recientes promociones temporales del Departamento de Marketing de Peta que resultaron en más participante y montos de retiros más altos, el Departamento de Finanzas de PETA recibió un aviso de la Autoridad Reguladora de Criptomonedas del Reino Unido para rechazar las solicitudes de retiro de todos los usuarios. Por lo tanto, le solicitamos que reinicie la solicitud de retiro.
Siguiendo las instrucciones de la Autoridad Reguladora de Criptomonedas, se auditarán todos los fondos de los usuarios. El tiempo estimado de revisión es de 24-48 horas. Una vez aprobado, se procesará su retiro.
Tenga la seguridad de que grandes cantidades de fondos en la billetera pueden activar el mecanismo de protección de seguridad, provocando que los fondos se congelen. Nuestro propósito es proteger la seguridad de los fondos de billetera de los usuarios. Gracias por su comprensión y cooperación”.
Paralelamente, en las redes había un claro intento por “combatir” los argumentos de quienes anticipaban la caída de Peta. Los usuarios más afortunados difundían mensajes acusando amenazas y agresión por parte de sus invitados:
“Buenos días a todos los usuarios, líderes y asistentes. En medio de la situación lamentable que estamos enfrentando, quiero transmitirles un mensaje importante. No es necesario buscar responsables, ya que NADIE los obligó a estar aquí. Desde el principio advertimos y compartimos tanto lo bueno como lo malo. Resulta inmaduro y poco productivo intentar denunciar o amenazar a otros, ya que eso no te llevará a obtener ninguna ganancia económica ni resolver los problemas que enfrentamos. En lugar de eso, espero que esas personas AGRESIVAS también tengan el valor de dar la cara y asumir la responsabilidad de sus acciones (…)”.
Es justamente esto lo que piensan muchos otros que también apostaron a la plataforma y perdieron sus ingresos. Sostienen que estaban advertidos del riesgo que corrían y, en algunos casos, eso los llevó a aportar cifras escasas o para las que no tenían un destino fundamental.
Un artículo del Economista.es define sencillamente a un esquema Ponzi como “una operación fraudulenta de inversión que implica el pago de intereses a los inversores de su propio dinero invertido o del dinero de nuevos inversores. Esta estafa consiste en un proceso en el que las ganancias que obtienen los primeros inversionistas son generadas gracias al dinero aportado por ellos mismos o por otros nuevos inversores que caen engañados por las promesas de obtener, en algunos casos, grandes beneficios. El sistema funciona solamente si crece la cantidad de nuevas víctimas”. Este sistema acuñado por Carlo Ponzi en 1920, supo ‘reversionarse’ a lo largo del tiempo y encontró ahora un nicho -quizás- inmejorable en la virtualidad.
En el caso de Peta, cuya fecha de inicio nadie conoce a ciencia cierta (algunos la ubican en 2022, otros en 2023), podría decirse que combinaba esta base Ponzi, con el uso de criptomonedas y el trading. Al menos así lo expresaban los flayers que se hicieron famosos en las aplicaciones para captar gente.
Trading, de acuerdo al sitio web del Banco Francés “consiste en la compraventa de activos cotizados con mucha liquidez de mercado (acciones, divisas y futuros)”. Y, si bien se trata de un mercado electrónico regulado y cada vez más accesible, “conlleva riesgos y es imprescindible tener una buena formación, o contar con la ayuda de un asesor financiero, antes de iniciarse en esta actividad sin poner en peligro la salud de nuestras finanzas personales”.
Claro que estas advertencias, e incluso la práctica del trading que supuestamente llevaba a cabo, quedaban bajo la niebla cuando los usuarios de Peta presumían sus frondosas recaudaciones diarias. Las exponían en USDT y su valor en pesos para quienes no estuvieran familiarizados con las criptomonedas.
El procurador, Juan Ignacio Gómez, explicó que, según sus averiguaciones, Peta se jactaba de trabajar con criptomonedas. “Cuando entras a la plataforma, se percibe como una posibilidad que tienes para obtener un rédito en base a dos funciones: la primera es actuar como un bot (robot) que vos metes la plata y después el bot lo va distribuyendo a las mejores criptomonedas. Si vos tienes 100 pesos, lo metes a Peta y el bot te lo manda a las cripto que mejor estén redituando ese día. Pero aparte, la otra forma y ahí está lo piramidal, es el famoso tema de la plata o el adicional que recibías por traer gente. Con eso sumabas 25 dólares y después iba subiendo, según las personas que ingreses”, detalló.
Una usuaria comentó que solo podían enviar USDT, nunca pesos, por lo que era imprescindible operar desde una billetera virtual. “Todos los días te mandaban a cuánto estaba la cripto. Por ejemplo, si hoy está 1350, para comprar 111 criptos tenías que poner $160.000. Girabas esa plata a la aplicación del medio e ibas a convertir y la misma aplicación te decía cuántas monedas eran”, señaló la damnificada acerca del sistema que en principio le costó entender.
De acuerdo a su experiencia, se podía entrar con un ingreso mínimo o como “activo” que era lo más conveniente. “Para entrar como activo tenías que poner 110 USDT, si entrabas con menos cuantificabas una miseria y al que te había ingresado tampoco le convenía”, señaló.
Además, cada participante estaba obligado a enviar una captura de pantalla con las recompensas y los retiros “exitosos” que hacía para garantizar la “transparencia” del sistema y motivar a los nuevos integrantes a hacer sus “inversiones”.
Las promesas de ganancia de Peta eran del 80%, como mínimo. A diario aparecían publicidades colmadas de verde que destacaban las “ganancias en dólares”. Y las invitaciones: “Peta no es un juego, no es azar, no es un mandala. Es una plataforma de inversiones donde generas tu ganancia de manera directa y proporcional al dinero que inviertes"; "Con Peta harás crecer tu economía, podrás concretar tus proyectos"; “Peta es una plataforma segura de inversión en dólares, donde todos los días ganas”; “Peta es el fin de la pobreza”.
Cualquiera que use WhatsApp, Telegram o alguna red social (aunque con menos frecuencia en estas) pudo ver la “evolución” de enriquecimiento de su familiar, pariente, vecino o conocido. Cifras por demás seductoras que las alternativas seguras, como el plazo fijo, jamás podrían igualar. Súmese a eso un contexto económico crítico, donde los sueldos no alcanzan para nada y las deudas se acumulan.
La primera denuncia en el Ministerio Público Fiscal llegó el jueves 18, bajo la asesoría de Fabio Cisneros y su esposa, Raquel Gutiérrez (abogada). Conocieron el caso de una mujer trans que había ingresado 2000 dólares a Peta. Este dinero era un ahorro de años que tenían como destino costear sus gastos de vida en Buenos Aires, donde actualmente se encuentra, hasta conseguir un trabajo.
Desde entonces, a Cisneros y Gutiérrez les llovieron las consultas. Al punto en que el procurador decidió hacer un video explicativo para guiar a quienes quisieran hacer una denuncia penal. Los profesionales asesoran ahora a 30 personas, no porque fuera el total de afectados, sino porque no dan abasto.
Pues, hasta este miércoles 24, más de 300 personas habían efectuado una denuncia ante el MPF. Y, si bien, ahora es una cifra alarmante, más complejas son las historias que hay detrás.
“Hay gente que ha vendido el auto, gente que ha pedido préstamos, gente que ha puesto plata de la operación de su hijo porque pensaba que iba a poder recuperarla y seguir costeando el tratamiento. He escuchado un montón de historias que me parten el alma realmente, por eso hemos decidido con mi esposa empezar la querella”, relató el profesional.
En consonancia con esto, en las redes sociales comenzaron a circular testimonios insólitos, como los siguientes:
** "Un muchacho vendió una Kangoo. Puso los 9 millones en peta. Vendió el auto del padre y puso 4.5 más".
**"Muchos entraban con plata prestada, en mi caso, las únicas extracciones que pude hacer era para agregar gente. Vendí un vehículo para poner plata ahí. Hoy estoy en la ruina".
**"Mi novio puso un millón trecientos. Quería invertir en un negocio de comidas, quiso hacer el retiro el lunes y no llegó más el dinero. Él está muy mal, ya no podemos invertir, estamos pasándolo mal, hay que pagar el alquiler, así que estamos trabajando sin descansar".
Para Cisneros, el caso Peta califica penalmente como “estafa” y “asociación ilícita”, dado que “muchos líderes sabían de qué se trataba y todos se han visto beneficiados”. “La mayoría de ellos se ha comprado vehículos, casas; mientras más arriba llegaban se compraban departamentos, quinchos, ponían negocios, viajaban por el mundo”, dijo.
Y nuevamente arbitró a favor de los que perdieron su dinero. “Aquí los únicos damnificados han sido los que han entrado últimos porque han jugado con su confianza. Han trabajado cerca de un año para ganarse la confianza de la gente para que piense que es un sistema que funciona”, remarcó.
Tras el fiasco de alcanzar la riqueza con Peta, los usuarios comenzaron a preocuparse por otra cuestión, todavía más peligrosa: el uso de sus datos personales. Ocurre que para ingresar al mundo ficticio de las “inversiones”, cada usuario debía crear una cuenta, cuyos requisitos eran mandar foto del DNI, selfies y otros datos sensibles.
Así, el sistema se quedó con las imágenes del frente y dorso de unos 60 mil usuarios y, por ende con el número de trámite, que habilita a realizar gestiones en la Anses, donde hay un código a través del que se puede acceder a información biográfica y biométrica del titular de ese documento.
Quienes ostenten esa información pueden incurrir en nuevas estafas, como abrir cuentas a nombre de los damnificados que se registraron en la aplicación, solicitar préstamos o incluso utilizar sus identidades en otros fraudes.
Ante esto Cisneros aconsejó a los usuarios de Peta cambiar su DNI para obtener un nuevo número de trámite y dejar sin efecto el anterior. “Efectivamente esto es muy peligroso porque se podrían abrir cuentas en un montón de plataformas, o comprar cosas, acceder a créditos…”, amplió.
Vale decir que esta plataforma no estaba avalada en absoluto por ningún ente regulador. Ni si quiera figura en App Store o Play Store, sitios que ofrecen aplicaciones seguras y confiables.
Cuando aún no se había redactado el acta de defunción de Peta, los líderes de la plataforma comenzaron a ofrecer nuevas aplicaciones para generar dinero de manera rápida y sin trabajar.
“Mis queridos amigos hoy damos fin a Peta. En otro momento nos volveremos a encontrar en otra plataforma, para los que entendieron cómo es esto! Abrazo grande a todos”, dice el mensaje de una referente en un grupo de WhatsApp, y seguidamente envía el link de otro grupo en el que “suben información de plataformas similares”.
Así es como empezaron a aparecer otras apps basadas en el esquema piramidal, en cuanto a funcionamiento. Pero una descolló entre ellas por valerse de la misma plataforma de Peta: AMME. Resulta que esta es una mutación, según lograron advertir los ex usuarios y hasta aseguran que pertenece a los mismos jefes supremos de la aplicación que los estafó. Luego de que una persona enviara un mensaje para solicitar información, recibió como respuesta estándar:
“Estimado usuario, si ha olvidado su contraseña, por favor proporcione el nombre de usuario de Peta para la seguridad de los fondos de su cuenta. Necesitamos que proporcione mi identificación frontal y reverso de la foto y el número de teléfono, el nombre real y la prueba de dirección de billetera de enlace es su operación. De este lado, para presentar una solicitud para restablecer la contraseña”.
Quienes hicieron fortunas en la anterior, están ansiosos por entrar lo antes posible y era de esperarse. Lo extraño es que también hay quienes perdieron dinero y quieren sumarse, pero esta vez buscan ser de los primeros para ‘embolsillar’ la plata de los que vendrán. Así que, ¡bienvenidos a un nuevo ciclo vicioso!