El Gobierno decidió poner en revisión todos los contratos, acuerdos y documentos públicos y secretos relacionados con la estación de observación espacial que China instaló en Neuquén en 2012. Al mismo tiempo, resolvió no realizar por ahora una visita ni una inspección técnica a la misteriosa base que depende de las Fuerzas Armadas del gigante asiático.

La supervisión de las actividades que se desarrollan dentro de la Estación de Espacio Profundo de la CLTC-CONAE-Neuquén había sido anticipada Infobae por calificadas fuentes oficiales, momentos antes de la llegada de la jefe del Comando Sur de los Estados Unidos, general Laura Richardson, a Buenos Aires. Los trascendidos tuvieron una confirmación pública poco después que el propio embajador de EEUU en Argentina, Marc Stanley, mencionara el tema de la base china como uno de los tópicos en la agenda bilateral.

“Me sorprende que la Argentina permita que las Fuerzas Armadas chinas operen en Neuquén, en secreto, haciendo quién sabe qué”, había manifestado el diplomático norteamericano. “Tengo entendido que se trata de soldados del ejército chino que operan este telescopio espacial, no sé lo que hacen, creo que los argentinos tampoco lo saben, y deberían entender por qué los chinos están desplegados allí”, agregó.

El tema fue mencionado en las diversas conversaciones que tuvo la jefa del Comando Sur con funcionarios y militares argentinos en la intensa actividad que desarrolló en sus tres días en Buenos Aires. La general estuvo en la Capital Federal y en Ushuaia, desde donde Javier Milei anunció que Argentina construirá con aval de Estados Unidos un puerto multipropósito, con capacidad para operaciones comerciales, científicas y, eventualmente, de defensa.

El anuncio que hicieron funcionarios nacionales de una inminente inspección científica a la estación espacial moderó las exigencias públicas de Washington y permitió que la visita de la Jefa del Comando Sur se realizara sin contratiempos y acorde a la inmejorable sintonía que tienen la administración Biden con el gobierno de Javier Milei. La preocupación principal de Estados Unidos es clara y no admite matices: teme que esa estación, que está conectada con China continental y el Ejército del régimen, realice tareas de espionaje o de seguimientos vinculados a la defensa, pese a que en lo que se conoce de la letra de los compromisos bilaterales se resalta que está prohibida cualquier actividad militar.

Comparte esta noticia