03 de julio, 2024
Pienso, luego existo

Muchos (y muchas) deben creer que el feminismo es algo propio de esta época, se equivocan.

Quienes hoy se embanderan en los llamados pañuelos verdes no tienen idea de la lucha y la perseverancia de muchas mujeres que las precedieron y ciertamente en momentos difíciles para expresarse y diferenciarse del que se conoce como “patriarcado”.

Sea como fuere el feminismo no es algo de la contemporaneidad, a lo largo de la historia hubo mujeres que se destacaron, que lucharon por sus derechos y que se ganaron un nombre en la universalidad humana.

Probablemente María sería el ícono del feminismo, pero también María Magdalena y mucho antes Cleopatra, luego Juana de Arco o Isabel de Castilla.

Ya en el pasado vemos esas mujeres que sobresalían y se hacían oír. Ahí está Concepción Arenal la escritora y socióloga española que en el Siglo XIX sostenía que “la sociedad no puede en justicia prohibir el ejercicio honrado de sus facultades a la mitad del género humano”.

Era de razonable justicia que no podía seguir prevaliéndose una sola mirada tan selectiva como discriminatoria, pero insisto no es algo de esta época.

Más cercano en el tiempo hubo mujeres que marcaron una impronta como Marie Curie y entre nosotros Mariquita Sánchez de Thompson, Juana Azurduy, Cecilia Grierson, Alfonsina Storni, Evita y tantas otras más.

Pero si hubo alguien que sobresalió en la lucha del feminismo para imponer una igualdad entre ambos géneros, esa fue Alicia Moureau de Justo.

Todas ellas, como Alicia Moreau, actuaron dentro de lo que hoy se conoce como feminismo, sin saberlo, pero consustanciadas con el espíritu de demostrar que, en la sociedad humana, hombres y mujeres aún con sus diferencias y roles son iguales. Así, Simone de Beauvoir, la novelista francesa, nos ilustraba que “el feminismo es una forma de vivir individualmente y de luchar colectivamente”. 

Pero volvamos a Alicia Moreau de Justo, hoy cuando recordamos su fallecimiento no podemos olvidarnos de ella como militante feminista y destacada dirigente del Partido Socialista.

Se había graduado como médica en Buenos Aires en 1914 y llegó a ser directora de la revista “Humanidad Nueva” y de “La Vanguardia” y fue autora de obras como “La mujer en democracia”. 

Como dirigente política fue una incansable luchadora por el voto femenino, que se materializó con la presencia de Evita.

Alicia, como tantas otras mujeres, fueron feministas sin llegar a la ridiculez, al agravio o a la confrontación violenta. Eran feministas sin necesidad de desnudarse en la vía pública o de usar pañuelos verdes.

Su lucha fue pacífica, constante y de una erudición constructiva.   

Alicia Moreau de Justo se había autodefinido como luchadora, progresista y feminista de la igualdad, fue al fin de cuentas una digna representante de este movimiento que sin gritar y de manera educada, demostraron entereza y valores que enaltecen su vida y nos obligan a reconocer su lucha.

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