08 de noviembre, 2024
Actualidad

El líder de la banda es René Guzmán, quien fue detenido tras enfrentarse con un fusil con Gendarmería. Tenía pistas en Santiago del Estero y luego trasladaba la droga en camiones.

René “Manudo” Guzmán maneja todo el ecosistema de comercialización de cocaína. Este salteño controla la frontera con Bolivia, de donde proviene la droga, y también campos en Santiago del Estero, donde sus avionetas bombardean con cargas de este estupefaciente para luego trasladarlas por tierra a Córdoba, Santa Fe y Buenos Aires.

Además de ser un jugador importante del narcotráfico en el país, es un personaje picante, que se enfrentó con un fusil con agentes de Gendarmería. Lo extraño de esta historia que tiene a Manudo como protagonista es que dos cargamentos de droga fueron incautados en el mismo lugar: el peaje de General Lagos, en las afueras de Rosario.

Las pistas de aterrizaje estaban en Santiago del Estero y la cocaína provenía de Bolivia. Guzmán tenía un aceitado engranaje del tráfico de drogas que iba desde su origen, en Yacuiba, hasta la fase final: el Mercado Central de Buenos Aires, donde se transportaban grandes cantidades de droga para luego ser vendidas en el conurbano bonaerense, y también en las provincias de Santa Fe y Córdoba. Algo le salió mal a Guzmán, quien se adjudicaba un mote similar al que usan los narcos colombianos, ser el jefe del “cartel del Valle de Acambuco”, un nombre que remite a una reserva natural ubicada a unos 50 kilómetros de Tartagal, Salta.

A Guzmán se le empezó a complicar el negocio del tráfico de cocaína el 18 de marzo del año pasado, cuando un perro de Gendarmería, olfateó que en un camión que llevaba 35.000 kilos de porotos se escondía droga.
Los efectivos requisaron el vehículo en el peaje de General Lagos, en las afueras de Rosario, y secuestraron 427 kilos de cocaína, ocultos en bolsas similares a las que contenían los porotos.

En ese momento quedó detenido el chofer del camión, pero la Procuraduría de Narcocriminalidad intentó avanzar hacia los eslabones más altos de la organización para determinar de quién era ese cargamento.
Tras el peritaje del teléfono del camionero, que fue analizado con una valija UFED, el fiscal federal de Rosario, Matías Scilabra identificó a Guzmán como líder de la organización que tenía como objetivo enviar la cocaína que cruzaba por la frontera al conurbano bonaerense. En la causa también apareció la sospecha de que este hombre, oriundo de Salta, también proveía de esa sustancia ilegal a las provincias de Córdoba y de Santa Fe.
Cómo fue la detención de Guzmán “Manudo”, como apodan a Guzmán, sospechaba que intentarían atraparlo, tras la caída del cargamento y la detención del chofer. Se preparó para esperar a quienes fueran a buscarlo. No se iba a entregar de manera pacífica. Consiguió una carabina M4 y le pidió a sus guardaespaldas que lo ayudaran en esa misión. Cuando se acercaron los gendarmes comenzarían a disparar.
 
Eso ocurrió en el cruce de las rutas provinciales 46 y 2, en el Paraje “Cruz Bajada”, donde Guzmán fue detenido tras quedar herido y desplomarse en el piso de tierra, con una bala en el hombro que lo había neutralizado. Pero el cargamento de droga que los gendarmes también buscaban, se sospecha, siguió su camino a Buenos Aires. Sólo incautaron un ladrillo de cocaína.

Lo que llamó la atención de los agentes era que Guzmán se había preparado para enfrentarlos, algo poco común en el crimen organizado local. La mayoría prefiere huir, y desligarse de problemas más severos como matar a un agente federal.

Los gendarmes encontraron en uno de los autos de Manudo un ladrillo de cocaína con un peso de un kilo, una carabina M4, que pertenece a la rama de fusiles automáticos de asalto -con partes del armazón agregados calibre .5.56-, junto a chalecos y 60 municiones del mismo calibre, una pistola 9 milímetros con accesorio de mira láser y un cargador prolongado, tres handies, dos teléfonos satelitales, cinco celulares, entre otros elementos de interés para la causa.

Diego Iglesias, titular de PROCUNAR; lo tenía apuntado en por lo menos cinco causas donde aparecía el nombre de Manudo, que había montado en Santiago del Estero, una plataforma de llegada de la cocaína boliviana. Desde hace un tiempo esa provincia es una base de llegada de droga de la frontera.

En los inhóspitos campos santiagueños las avionetas que provienen de Bolivia o la frontera argentina arrojan grandes bolsas de cocaína que luego gente del lugar las recolecta, porque los pilotos envían las coordenadas del GPS, que detalla el sitio donde fue arrojado el paquete. Luego, Guzmán trasladaba la cocaína en camiones hacia la provincia de Buenos Aires, cuyo precio era mucho más alto que en el norte.

Manudo será indagado y el fiscal Scilabra pidió la detención de 14 integrantes de su banda, una operación que fue ordenara por el juez federal de Rosario Carlos Vera Barros. También fueron requeridos allanamientos en Salta, Santiago del Estero y en el Complejo Penitenciario Federal I de Ezeiza.

En la causa los investigadores pudieron determinar que los integrantes de la organización venían desarrollando estas maniobras desde al menos septiembre del 2022 y para ello se valieron de campos ubicados en Santiago del Estero, donde la droga era descargada desde avionetas, así como también de la intervención de distintos conductores de camiones, quienes eran los encargados de trasladar la cocaína hasta la provincia de Buenos Aires. También se sospecha, de acuerdo a la causa, que Guzmán llevaba cocaína a otras provincias, como Córdoba y Santa Fe.

Tras ser detenido en marzo del año pasado, los fiscales detectaron que Guzmán seguía con la coordinación de las operaciones de tráfico de drogas desde la cárcel. Por ejemplo, se descubrió que movió 56 kg de cocaína, que fueron interceptados el 29 de diciembre pasado en un control de rutina a la altura del peaje General Lagos, en las afueras de Rosario. En esa ocasión la droga iba oculta en una carga de bananas.
Lo que llama la atención de esta trama es que dos cargamentos de casi 500 kg de cocaína le fueron incautados a Guzmán en el mismo puesto de control de Gendarmería. En el tramo de 800 kilómetros entre esa provincia del norte y Rosario nunca le secuestraron un solo gramo de droga.

(Fuente: Aire de Santa Fe)
 

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