Cristina pasó por Santiago del Estero, y no fue por casualidad. Llegó a un territorio políticamente nutrido por un proyecto ético político, plural y democrático, como lo refleja el Frente Cívico por Santiago, sin duda una experiencia que trasciende lo “micro nosotros”, no por nada el gobernador Gerardo Zamora expresó “Nosotros amamos a la patria y ese es el punto central de la militancia”.
Santiago del Estero es un territorio solidario y lo es gracias al pueblo santiagueño. Un pueblo que supo levantarse y reconstruir su historia con sentido. Un pueblo que va marcando políticas solidarias, justas y equitativas, cuyo Estado provincial las recoge ¿acaso llama la atención que este modelo de Estado provincial termine desnudando y enfrentando al otro modelo deshumanizante, injusto e insolidario propuesto por el actual presidente? Cristina se decidió por un territorio donde respira política para volver a oxigenarse de sus dos principios fundamentales: la bondad y la justicia. Demonizada y estigmatizada, no solo ella, sino la sociedad en su conjunto, la militancia toda, el campo nacional y popular, por la utilización recurrente, tosca y payasesca de la ridiculización y vulgarización de la política que propone Milei, en el mayor intento de querer hacer desparecer a la política, Santiago abre la disputa por el verdadero sentido político.
La tarde-noche santiagueña, con ese encanto místico que la caracteriza, recibió a Cristina Fernandez de Kirchner. Un estadio colmado con las calles de rostros esperanzados, pero no de cualquier esperanza como la ilusoria tierra prometida por el Moisés argentino. El pueblo santiagueño fue aprendiendo desde el 2005 a no discutir verdades metafísicas tales como “¿Cuánto comedores fantasmas hay, cuantos años le dieron a ella, cuánto daño le hace la militancia al Estado, o cuanto se robó fulano y mengano? Entre otras. El pueblo santiagueño aprendió a discutir, debatir y defender derechos políticos, económicos, y está dispuesto a seguir haciéndolo, para seguir construyendo un nosotros colectivo, por una nación justa, equitativa y solidaria. Cristina reconoce en Santiago un lugar potencial para dar inicio a la reconstrucción de un nuevo mapa político para el campo nacional y popular. Políticamente hablando, Santiago del Estero tiene mucho para ofrecer en la reconstrucción de esta profunda crisis que vive el país. Supimos construir nuestra pertenencia, nuestra distinguibilidad, para lograr tener una historia en común, siempre en proyección, hoy reconocida a nivel nacional. Se trata de un proyecto ético-político colectivo – solidario. A caso cabe duda de la insistencia de estas últimas semanas del actual gobernador Gerardo Zamora en cuanto a no dar lugar a la lógica individualista. La pertenencia-pertenecemos a algo común; porque nos sentimos nosotros, nadie nos impone ser nosotros. Creemos que vale la pena ser esto que somos. La distinguibilidad es lo que nos distingue, nos hace lo que somos desde un proyecto ético político, esta identidad colectiva no solamente contiene, sino que articula las diferencias en las identidades, claro está que no todo es negociable. Cristina llegó a un territorio que supo construir una historia común. Esto es lo que marca el sentido de una identidad social- donde colectivamente se la puede relatar por todos los que forman parte de esa identidad- de esa memoria común, siempre en proyección política, no sin ella
Entre los dogmas paralizantes del pensamiento único y las prácticas “experimentales”- puras, disruptivas, sagradas, pero marginales- entre la inercia y el riesgo, la política es la que dinamiza, pone en crisis y hace propuestas. Hace creación. Este proyecto político local está dispuesto a hacerlo. Seas siempre bienvenida a tu casa compañera Cristina.-