02 de octubre, 2025
Actualidad

Estudiantes de la Escuela Técnica Nª3 de Santiago del Estero demostraron que los jóvenes también se interesan por la literatura: escribieron un libro de poemas y otro de leyendas urbanas.

En la Escuela Técnica Nº 3 “Ingeniero Santiago Maradona”, de Santiago del Estero, estudiantes de tercer y cuarto año demostraron que la literatura no es solo cosa de adultos ni un hábito en extinción entre los jóvenes. Bajo la guía del docente Álvaro Silva, profesor de Lengua y Literatura, realizaron “Pantallas Rotas”, un conjunto de poemas donde expresan sus emociones frente al uso y abuso del celular, y una compilación de leyendas urbanas, recreadas a partir de historias barriales y mitos populares de Santiago del Estero, que exhibieron en la décima quinta Feria del Libro.
La recopilación de poemas surgió a partir de la tercera jornada provincial “Soy parte” en el marco del programa integral de adicciones en agosto del 2025, en la escuela. Es así que nació una respuesta creativa a una problemática cotidiana: la dependencia de las pantallas. 
“Los chicos veían cómo la pantalla los consumía, entonces han expresado sus sentimientos sobre eso”, cuenta el profesor Álvaro Silva.
Como parte de la iniciativa, los jóvenes utilizaron sus teléfonos celulares para redactar y de esta manera revalorizar y demostrar que existen otras posibilidades didácticas y pedagógicas que tiene el dispositivo móvil.
Julieta Arce, una de las alumnas que participó del proyecto, cuenta como esta problemática la atraviesa: “Algunas veces me agarra como ansiedad, desesperación”.
A su vez comenta lo que puede observar en su entorno: “Con mis compañeros hemos escrito este libro porque sabemos lo que está pasando hoy en día gracias al teléfono. La mayoría de los chicos tienen reacciones agresivas, le quitas un segundo el celular y comienzan a llorar, a pegar. También hay muchas personas que se están suicidando, que están teniendo muchos problemas por el teléfono.”
En este mismo sentido, se refiere a una problemática actual: “Ahora la mayoría tiene celular, hasta los más chicos. A los bebes, apenas nacen ya les ponen un teléfono en frente. Antes no se veía mucho eso, ahora en cambio sí”, reflexiona la jovencita de 15 años.
Pero el proyecto de adentrarse a la escritura, no se limitó a la poesía. Los estudiantes también ahondaron en la narrativa popular. Jonas Castillo, de 17 años, escribió un cuento basado en el “motín”, ocurrido en la Unidad n°1 de Santiago del Estero, en noviembre de 2007, titulada “La leyenda del penal maldito”.
El joven cuenta con entusiasmo el proceso para llegar a su obra final: “Primero he buscado información en internet. Yo vivo en esa zona y de ahí ha surgido la idea. Después he ido averiguando, preguntando y sacando información”.
Esta primera experiencia con la escritura ha sido algo que ha disfrutado, y que también le dejó las ganas de seguir escribiendo, aunque confiesa que le gustaría realizar algo sobre otro tema.
Las leyendas, además de recuperar relatos transmitidos oralmente, permitieron a los jóvenes poner en valor su propio territorio y darle voz a historias que suelen quedar en los márgenes.

Romper con los prejuicios
Proyectos como este desarman una idea que persiste en la sociedad: que los jóvenes no leen ni escriben, que están atrapados por las pantallas y nada más. Sin embargo, esta experiencia demuestra lo contrario: chicos y chicas que reflexionan, escriben, crean, investigan y construyen colectivamente.
Los dos libros, con tapas diseñadas por los mismos estudiantes, son prueba de que la juventud tiene mucho para decir. Y que, lejos de ser pasivos frente a la tecnología, pueden convertirla en un disparador para pensar y producir cultura.
“Los chicos escriben un montón. Aquí está la prueba: dos libros hermosos que ellos mismos han creado”, resumió con orgullo el profesor Álvaro Silva.
Muchas veces, la falencia es de los adultos que no acompañan, incentivan o simplemente escuchan. 
Josefina, otras de las jóvenes de que forma parte del proyecto, cuenta su experiencia con la escritura: “Yo siempre he tenido la manía de escribir. Cuando me siento mal escribo, o sino dibujo. Y la costumbre ha quedado después de que con mi hermano, en broma, intentamos hacer un libro de terror. Y cuando nos han dicho que hagamos poesía, me gustó la idea porque podía expresar lo que se sentía” continúa agregando “Los adultos siempre dicen que es una adicción o algo que está mal. Y esto ha sido una oportunidad de expresar lo que se siente cuando te dicen eso”.
A su vez, reclama “la mayoría de la gente piensa “yo sé todo de vos”, pero no saben lo que siento. O sea, nunca te hablo, nunca te digo nada. ¿Cómo vas a saber lo que soy o lo que siento?”.
No solo es necesario brindar herramientas para que se expresen, sino también espacios seguros donde puedan hacerlos y demostrarles que lo que dicen realmente importa. 
En un contexto donde las voces jóvenes suelen ser subestimadas, Pantallas Rotas y las Leyendas Urbanas son más que publicaciones escolares: son un recordatorio de que los adolescentes no solo consumen contenidos, sino que también los producen, los reinventan y, sobre todo, rompen los prejuicios que el mundo adulto suele tener sobre ellos.

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