Sebastián Ábalos es especialista en conducta y psicología canina. Hijo del prestigioso médico Jorge Ábalos, quien falleciera hace poco, y nieto del maestro y científico argentino: Jorge Washington Ábalos. De profundas raíces santiagueñas, radicado en Córdoba, el entrenador de animales explica la importancia de educar al perro sabiendo que es una responsabilidad y que cada raza responde a su instinto.
L.C. : ¿Existen perros en cuya naturaleza reside la peligrosidad? ¿En tal caso cuáles serían, objetivamente hablando?
S.A.: Todo animal herbívoro, o predador carnívoro, como nosotros los seres humanos, tenemos un disparador para que nuestra conducta sea un peligro para el otro. Es decir, la agresión es inherente a cualquier mamífero en la faz de la tierra, a cualquier ser vivo, porque es multifactorial. La peligrosidad es multifactorial porque depende de cuestiones como nuestro sistema endócrino, cantidad de testosterona, o problemas en la tiroides cualquier desajuste hormonal nos puede volver personas o animales más agresivos que otros, o cuestiones neurológicas, o cuestiones que son exclusivas de un predador. Hay animales dentro de los predadores como los perros que tienen el instinto muy a flor de piel, más allá de su raza, y más allá de su ascendencia y que pueden ser más propensos a la agresión.
La agresión, repito, es multifactorial. Cuando uno habla de conducta no puede hablar de matemáticas, en la conducta no siempre dos más dos es cuatro. Por eso uno no puede hablar de absolutismos en la conducta. Y si yo soy una persona que lleva a su casa a un predador, como un perro, y no conozco bien todavía el temperamento de este perro, y… me tengo que poner al tanto de cómo tratarlo para evitar tocar esos disparadores que lo hacen peligroso.
Entonces, hay que aprender el correcto manejo de un perro. Más allá de evaluarlo -antes o después- como peligroso o un perro amigable, confiable, como quieran decirlo.
La agresión se ha estudiado por sociólogos, por biólogos, por zoólogos, por etólogos, por educadores, por psicólogos, y es inherente a cualquier ser vivo. Una cosa es cuando aparece la peligrosidad, yo hablaría de agresividad, teniendo en cuenta los contextos. Hay contextos en los que yo puedo ser un peligro, o vos misma, en tu entorno o en cualquier situación personal, yo puedo tocar un punto tuyo en el que vos te puedes volver una persona peligrosa. Por lo tanto, no podemos hablar de absolutismos y no podemos cosificar al perro.
L.C.: En Google, que es nuestro “manual de instrucciones”, más las noticias periodísticas sobre el tema de los ataques por “desconocimiento”, se nombran a las siguientes razas como peligrosas, a saber: “Pit Bull Terrier, American Staffordshire Terrier, Staffordshire Bull Terrier, Rottweiler, Dogo Argentino, Fila Brasileiro, Tosa Inu y Akita Inu. También se incluyen otras razas como el Doberman, Bullmastiff, Dogo de Burdeos, Bull Terrier, Gran Perro Japonés, Mastín Napolitano y Presa Canario. Sin ahondar en cada una de ellas, le pido una explicación general sobre el particular.
S.A.: Sí, hay razas llamadas potencialmente peligrosas. No sólo por su porte sino porque han sido creadas por el hombre. Todas las razas son un diseño genético y es curioso que hasta el día de hoy la gente no sepa que “si son razas son criadas por el hombre”. Esto quiere decir que han tenido un diseño genético para la cacería mayor (a jabalíes, pumas, incluso a personas). Han venido colonizadores con perros para cazar indios, entonces hay perros que han sido diseñados para la caza mayor. Si yo me quiero hacer de un perro diseñado para la caza mayor, que viene de un árbol genealógico de perros, que practican la caza, yo tengo muchas posibilidades de que ese perro sea mucho más peligroso que otros, de otra raza, que vienen de generaciones de perros domésticos y que nunca salieron de su casa y de su familia.
Entonces todo es multifactorial. Es tan importante el árbol genealógico del perro, con respecto a su agresión, como cuestiones hormonales, neurológicas, temperamentales, (ya sea aprendizaje aprendido o heredado) todo tiene que ver acá. Por ejemplo el Pitbull se creó en Inglaterra a finales de 1800 para entretener a la gente en las peleas de perros. Es un perro que tiene mucha más insensibilidad al dolor. Y es un perro que, si yo no lo sé escoger, (porque se trata de qué perro llevo yo para llevarme a mi casa), en eso participa el ojo clínico del adiestrador, de ningún veterinario ni de ningún zoólogo.
Los que trabajamos con la conducta del perro somos los educadores caninos y los adiestradores. Y hoy en día está la rama nueva de los etólogos que van más por la parte farmacológica, para modificar conductas y demás. Pero si yo me llevo a mi casa, por ejemplo, un pitbull, que se creó genéticamente para entretener al pueblo en peleas de perros y si yo a ese perro no lo sé educar, no sé escoger cuál es el individuo sin tener el ojo clínico y no sé cómo empezar el correcto manejo de mi propia educación para criar ese perro, ese perro va a ser un potencial peligro. Nueve de cada diez personas que me llaman es porque el perro (Pitbull) mata perros. Entonces, a veces el árbol genealógico manda y a veces la raza manda, digo a veces, pero digo siempre. Con todas las demás razas pasa.

L.C.: ¿Admite que, a pesar de la crianza, puede haber una suerte de reacción ínsita a la naturaleza del animal?
S.A.: La educación no mata el instinto. Así como la educación de un abogado que se sacó diez en todo, y tiene un diplomado, y es un máster, o un doctorado, se pasó de alcoholes, y el “doctor” empieza a las piñas con cualquiera. Es decir, la educación nunca hace al instinto, nunca hace al temperamento, nunca hace al autocontrol. Por ahí, la gente confunde los conceptos. No tiene nada que ver la educación con matar al instinto. La educación es para que yo pueda manejar el instinto y aprender a manejar las situaciones con un correcto manejo.
L.C.: ¿Qué porcentaje aproximado de argentinos están en condiciones de adiestrar, o saber tratar a un animal de estas características y qué recomendaciones básicas les darías a aquellos que quieren tener perros de gran porte?
S.A.: No es simple, no es un manual sobre cómo armar un ventilador en tres pasos. Eso sería para un reel de Instagram, pero no sirve. Todo es muy personal, el caso, el vínculo, quién es el humano, quién es el perro, qué vínculo tienen, por qué está ahí, cuántas personas son parte de la estructura social de esa familia, para qué está el perro, para tal o cual cosa, por qué lo tienen. La educación tiene que ver con todas esas cosas y eso va primordialmente para el humano. Las personas que tienen animales en ciudades como Córdoba, Rosario, Buenos Aires, es muy, muy común acudir al educador. Y yo, que soy de ir muy seguido a Santiago del Estero, me doy cuenta que aquí no lo ven como algo que nunca va a pasar, nunca ocurra o ocurra en el 2049. Pero tiene mucho que ver con la responsabilidad. Hay gente que dice: “Bueno le tiramos un tiro al perro” y hay gente que dice: “Qué puedo hacer yo”, o peor, lo dejan abandonado en medio del monte. No hace mucho, antes de Ojo de Agua, bajo del auto y había un rancho en medio de la nada. Baja una chica entre 25 y 27 años con 37 perros atrás. Le pregunto por qué tantos perros y me dice: “No te das cuenta la cantidad de autos que paran aquí en la ruta, abandonan el perro y siguen de largo”. Entonces, la educación es fundamentalmente para el humano. Yo no creo en educar al perro por separado del humano.
L.C.: Voy a ser personalista aquí. No me gustan los perros, pero soy vegetariana. Por no participar de la serie de sacrificios que sufre el animal para ser luego nuestro alimento, pero… ¿no es una contradicción comer un asado y estar acariciando tu mascota? ¿me explico bien?
S.A.: Yo tuve mi etapa de vegetariano también y no soy hoy una persona dogmática, ni que sigue corrientes, ni respete ítems, y yo -como Sebastián- te diría que no, que no tiene relación el acariciar un animal y comerse a otro, porque eso ha convivido con el Homo Sapiens, con el Neandertal y con todos los demás humanos que se conoce que han existido en la faz de la tierra, y es parte de la dinámica propia de un mamífero social. Comer carne y relacionarse socialmente. Por eso existen las manadas, por eso podemos ver hoy videos en los que interactúan dos especies diferentes, juntas, una que podría ser presa de la otra, pero no por eso van a ser vegetarianos o herbívoros. Por eso la dieta y las relaciones sociales no creo que sean cosas que vayan de la mano.
L.C.: Finalmente, dos o tres consejos básicos para tener en cuenta antes de elegir una mascota.
S.A.: Consejos básicos para tener un perro. Primero que el perro no tenga menos de tres o cuatro meses que es la edad ideal para llevarlo a tu casa. Mientras más cerca del año, mejor aún, porque ese perro se muestra a esa edad tal cual es. Cuando es chiquitito, aún no sabes cómo es la estructura psicológica del perro, porque su sistema nervioso se termina de desarrollar a partir del cuarto mes y ahí es cuando empiezan a aparecer algunas cositas. Entonces, con un perrito adoptado de más de tres meses, o un año o un año y medio, o dos o tres años, tenemos un perro transparente que se muestra tal cual es. No te va a salir con sorpresas. Si quieres un cachorro, que no tenga menos de noventa días, porque los primeros noventa días tiene que estar interactuando con su mamá, porque su mamá lo educa en muchas cosas, y al mismo tiempo ese cachorrito interactúa esos noventa días con sus hermanitos y aprende muchas cuestiones sociales que el ser humano nunca va a saber enseñárselas. Si quiero un cachorro, noventa días, si quiero menos problemas, un perrito de seis, siete meses en adelante. Ese es el mejor consejo para tener en cuenta.
Luego saber que vas a llevar a tu casa un mamífero social, híper social. De hecho, se cree que el perro y el ser humano son los animales más sociables que existen en la tierra. Por nuestra capacidad de poder interactuar con diferentes especies. No sólo la capacidad sino la necesidad de interactuar con el otro. Ya sea interactuar con un congénere o con otro de otra especie.
Tener en cuenta que el perro no es un objeto que vas a poder tener en el patio todo el día, porque el perro se te va a poner loquito o se te va a deprimir, o te va a reventar el patio. Entonces saber que el perro va a ser parte de tu día a día. Y entender que, como se trata de otra especie, hoy ya estamos en un momento de la humanidad en que no puedes educarte para tener otra especie en la casa. Así como si queremos viajar a otro país, y nos interiorizamos sobre su cultura ¿cómo no nos vamos a poner un poco las pilas para aprender a comunicarse con otra especie que es considerada todavía como la mejor amiga del hombre?