El 24 de febrero de 1946, Argentina vivió un hito político y social que marcaría el rumbo de la historia del país por las décadas venideras.
En esta fecha, Juan Domingo Perón se consagró presidente de la Nación en unas elecciones que no solo marcaron su ascenso al poder, sino también el inicio de una nueva era para el pueblo argentino.
Su victoria significaba el cierre de una etapa y la apertura de otra en la que se gestaría el fenómeno conocido como el peronismo, un movimiento político, social y económico que tendría un impacto duradero en la política argentina.
En un escenario de agitación política, Juan Domingo Perón, quien hasta entonces se había desempeñado como secretario de Trabajo y Previsión durante el gobierno de facto encabezado por el general Edelmiro Farrell, emergió como una figura clave.
Desde su puesto en el gobierno, Perón había impulsado una serie de políticas orientadas a mejorar las condiciones laborales de los trabajadores, estableciendo leyes que protegían sus derechos y otorgaban mayores beneficios sociales. Estas acciones lo habían convertido en un líder popular entre los sectores obreros, aunque también en un personaje controvertido para la clase alta y las elites económicas del país.
El 24 de febrero de 1946, Perón se enfrentaba a una dura competencia. Su principal rival era la Unión Democrática, una coalición opositora compuesta por diversas fuerzas políticas, entre ellas la UCR (Unión Cívica Radical), el Partido Socialista y la Democracia Progresista.
La coalición se oponía al estilo autoritario de Perón, acusándolo de centralizar el poder y de ser una figura que atentaba contra la democracia.
Sin embargo, Perón contaba con el apoyo de un sector creciente de la población, especialmente de los trabajadores y de aquellos sectores sociales que se sentían olvidados por los gobiernos anteriores.
Con un discurso centrado en la justicia social, la distribución equitativa de la riqueza y el fortalecimiento de la industria nacional, Perón apelaba al sentimiento de inclusión y progreso.
La elección fue altamente competitiva, pero el apoyo masivo de los trabajadores y sectores populares, junto con un fuerte aparato de propaganda, permitió a Perón obtener una victoria decisiva. Con más del 50% de los votos, Perón derrotó a sus rivales y se consagró presidente de la Nación.
Su triunfo no solo fue una victoria electoral, sino también un indicio claro de que la Argentina había cambiado para siempre.
La victoria de Perón significaba, ante todo, la consolidación de una nueva fuerza política que representaba los intereses de los trabajadores y de las clases populares, tradicionalmente marginadas de las decisiones políticas y económicas.
La elección de Juan Domingo Perón en 1946 representó un giro fundamental en la historia de Argentina. No solo fue el inicio de una nueva etapa para el país, sino que también dio lugar a la construcción de un movimiento político que sigue siendo relevante en la política argentina hasta el día de hoy.
El peronismo no solo transformó la vida de los trabajadores, sino que también dejó una marca indeleble en la política, la economía y la sociedad del país, estableciendo un legado que ha perdurado a lo largo del tiempo y que continúa generando debates, apoyos y rechazos en la actualidad.