26 de diciembre, 2024
Pienso, luego existo

Poco se sabe, poco se conoce de uno de nuestros galardonados con el Premio Nobel, el diplomático Carlos Saavedra Lamas, quien fue merecedor del premio Nobel de la Paz, en 1936, por su intervención en la resolución del conflicto bélico entre Bolivia y Paraguay, conocido como la Guerra del Chaco.

Su rol de mediador fue fundamental para poner fin a ese conflicto, que había causado una gran cantidad de víctimas y devastación en la región del Gran Chaco, y donde se enfrentaban dos pueblos hermanos.

Todo fue originado por la disputa en el control del Gran Chaco, países cercanos, países hermanos, países que increíblemente se enfrentaban sin una lógica razonable y con grandes pérdidas humanas y materiales.

Saavedra Lamas, quien en ese entonces era Ministro de Relaciones Exteriores de Argentina, asumió una postura de mediador, intentando calmar la situación y evitando que el conflicto se prolongara aún más.

Fue así que, bajo su liderazgo, Argentina promovió la intervención de la Liga de Naciones (precursora de las Naciones Unidas), organismo internacional que había sido creado para resolver disputas de manera pacífica después de la Primera Guerra Mundial.

Saavedra Lamas organizó una serie de negociaciones y acuerdos entre los dos países en conflicto, siendo decisiva su habilidad diplomática y su enfoque imparcial para lograr una solución pacífica.

El acuerdo de paz se logró el 12 de junio de 1935, estableciendo un alto al fuego entre los dos países, siendo el acuerdo ratificado por ambos gobiernos, y poco después, en 1938, se firmó el tratado definitivo entre Bolivia y Paraguay.

La tarea de Saavedra Lamas no solo fue en su rol de notable y eficaz mediador, sino que también se extendió brillando como un defensor a ultranza del derecho internacional y la diplomacia como herramientas esenciales para la resolución de conflictos.

El reconocimiento a su labor incansable en la promoción de la paz en la región fue algo merecido y ponderado por el concierto de las Naciones, que estaban próximas a ingresar a una conflagración de ribetes insospechados con el advenimiento del nazismo y un líder tan despiadado como xenófobo.

Es algo contra fáctico, pero nos preguntamos si la 2° Guerra Mundial podría haber sido evitada por la capacidad de diplomáticos y líderes, como Saavedra Lamas, para intervenir con éxito en un conflicto internacional, utilizando la diplomacia y el diálogo.

A la distancia podemos visualizar que el logro de nuestro Nobel de la Paz es un ejemplo de cómo la diplomacia activa puede prevenir conflictos prolongados y cómo la intervención internacional puede ser crucial en la pacificación de regiones en conflicto.

 

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