22 de noviembre, 2024
Actualidad

La apicultura tiene un lugar cada vez más relevante en la provincia y las ventajas son notablemente observables.

Desde el 14 al 20 de mayo se conmemoró la Semana de la Miel, días destinados a valorar la producción apícola, que genera un sensible impacto en las economías locales, además de beneficios naturales. En Santiago del Estero, según detalla el Ing. Francisco Altamiranda, hay apicultores en la zona de Malbrán, Bandera, Añatuya, Quimilí, Sachayoj y Monte Quemado y trabajan en sincronía con el INTA.

Argentina se ubica entre los tres principales productores a nivel mundial, siendo el segundo exportador de miel con un volumen promedio superior a las 75.000 toneladas (tn) anuales, mientras en el país se consume alrededor de 6.000 tn promedio.

De acuerdo al Registro Nacional de Productores Apícolas (RENAPA) para abril de 2021 existían 15.306 apicultores, que manejaban 33.477 apiarios y más de 3.500.000 colmenas y se contabilizaba un total de 1.209 salas de extracción de miel habilitadas por el Senasa.

Nuestro país tiene un incipiente desarrollo de la producción orgánica de miel en regiones extra pampeana principalmente destinada ampliamente a los mercados externos, de todas maneras 17.308 kg de miel con certificación fueron destinados al mercado interno.

El doctor José Maidana, director del Centro de Investigaciones Apícolas (CEDIA) de la Facultad de Agronomía y Agroindustrias de la Universidad Nacional de Santiago del Estero explicaba a InfoUniversidades que “el hecho de que Argentina ocupe este lugar en el mundo como país exportador representa un ingreso anual de 100.000.000 de dólares”. “En nuestro país, el 80% de la miel exportada se produce en colmenas ubicadas en la Pampa Húmeda y Santiago del Estero, que participa con el 20% restante, junto a otras provincias como Entre Ríos, Chaco y Corrientes, entre otras”, comentaba.

El profesional llevó a cabo el proyecto de investigación llamado “Determinación de las características físico-químicas de mieles de Santiago del Estero” y explicó que “la determinación de la calidad de la miel facilitará su control de calidad, ya que se dispondrá de parámetros analíticos de referencia, que facilitarán su control bromatológico, teniendo en cuenta que, como alimento, la miel se incluye en al Capítulo X del Código Alimentario Argentino (CAA), artículos 782 y 783, y también en la Farmacopea Nacional”.

 

DESARROLLO TERRITORIAL

La producción apícola tiene un notorio impacto en las economías locales, especialmente en regiones alejadas de los centros urbanos, se estima que el sector actividad genera empleo para más de 100 mil personas de manera directa e indirecta, que realizan la producción primaria tanto de miel como los otros productos de la colmena (propóleos, polen, cera, jalea, apitoxinas, material vivo, otros) y le dan agregado de valor, como también, insumos, logística, actividades afines y comercialización.

En el país se certificaron oficialmente 28.127 colmenas orgánicas, ubicadas mayoritariamente en Chaco 10.598, San Luis 3.020, Santiago del Estero 2.265, entre otras, según datos del SENASA en 2020.

Hay pequeños, medianos y grandes productores; entre los que aprovechan la miel para el consumo familiar y los que comercializan a pequeña y a gran escala. Pero más allá de esto, se desatacan los grandes beneficios que tiene la producción apícola en el ciclo natural de cada territorio.

 

EFECTOS NATURALES

Gracias a la polinización, explicaba el Ing. Altamiranda, es que en zonas apícolas, la calidad de la vegetación es mucho mejor que en otras. “Todos sabemos que ellas abejasas son  medio por el cual se genera nueva vegetación y por el que se mantiene el oxígeno que necesitamos en el medioambiente para vivir”.

 

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