El inmunólogo Alfredo Corell causó revuelo en los medios al afirmar que la variante Ómicron del SARS-CoV-2 es tan contagiosa como el sarampión, uno de los virus con mayor transmisibilidad que existen que existen.

Obviamente, el coronavirus no produce las mismas manifestaciones que el virus del sarampión. Pero la afirmación se refiere a su capacidad de contagio y no a los síntomas. Y en ese sentido, Alfredo tiene toda la razón.

La variante Ómicron supuso un gran revuelo desde el primer momento en el que se anunció que acumulaba una gran cantidad de mutaciones que se centraban, esencialmente, en la zona de reconocimiento entre la proteína S del virus y la proteína ACE2 de las células humanas.

Solo ese dato y el hecho de haber sido secuenciada ya indicaba que se estaba imponiendo a las demás variantes.

El revuelo político y mediático inicial no respondía a una mayor gravedad en los síntomas sino a su mayor capacidad de infección. Pero, como ha ocurrido con otras variantes precedentes, cuando se detecta un nuevo linaje es porque ya está circulando entre la población.

Por eso, todas las precauciones de los gobiernos cerrando fronteras no han servido para nada. Ahora, en todos los países, incluso en España, Ómicron se está imponiendo a las variantes anteriores, incluyendo la Delta.

Es esta mayor infectividad, tan alta como la del sarampión, la que la hace más preocupante que las demás variantes.

¿Cuál es la capacidad infectiva de Ómicron?
Para determinar la capacidad de dispersión de un organismo patogénico se aplica un parámetro conocido como número básico o tasa básica de reproducción (R₀).

No es otra cosa que el promedio de casos nuevos que genera un caso positivo a lo largo de un periodo de infección. Por ejemplo, si un patógeno tiene un R₀ de 2 quiere decir que una persona contagiada va a contagiar de promedio a otras dos. Y eso ya provoca que el número de contagiados aumente de forma exponencial.

El parámetro R₀ es inherente a los virus, pero puede variar según las condiciones y depende directamente del número de contactos.

En casos de pandemia, es esencial disminuir el R₀ mediante medidas de confinamiento o cuarentena para evitar que una persona contagiada pueda contagiar a otras. Solo de esta manera se reduce el R₀.

Así, si el R₀ alcanza un valor por debajo de 1, el patógeno va desapareciendo con el tiempo. Por el contrario, si es superior, el contagio se incrementa.

Entre los patógenos más contagiosos encontramos el virus del sarampión, que se transmite de manera aérea y cuyo R₀ está entre 12 y 18.

Por debajo están la tosferina, con una R₀ de 12 a 17; la difteria, de 6 a 7; la viruela, la polio y la rubéola, con una R₀ de 5 a 7.

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