21 de septiembre, 2024
Emprendedor

Rosario Sánchez, una emprendedora del barrio Belgrano tiene novedosas propuestas para fiestas y eventos sociales. Además, con productos típicos de la cocina norteamericana, ofrece box y bandejas originales para regalar.

Cocinar con niños siempre fue una actividad encantadora para Rosario Sánchez (36). Cuando se reunía con sus sobrinos, en la casa de su padre, solían entretenerse preparando budines y donas para toda la familia. Lo que no imaginaba es que esa afición iba a dar paso a su trabajo actual, un emprendimiento de pastelería y panificados, ideales para ocasiones especiales.

Arrancó hace cuatro años, en plena pandemia, cuando inesperadamente llegaron los primeros pedidos. Había compartido en sus redes sociales personales unos bundts, budines  elaborados en moldes  tradicionales de Estados Unidos. Solo eso bastó para que conocidos y desconocidos empezaran a pedirle que les venda.

No dudó en aceptar y probar nuevas recetas para ampliar la variedad de productos. Y, cuando la demanda empezó a crecer, armó las redes sociales de su negocio al que bautizó como “Dulce Amys”. Después de los bundts llegaron las donas, con la novedad de ser horneadas, los cupcakes, las galletas y panificados salados típicos, como el chipá y clásicos de la cocina norteamericana, como los begels y scons de jamón y queso.

Esto le permitió no solo ser considerada para encargarse de las mesas dulces en fiestas y eventos sociales, sino también preparar desayunos y boxes con variedades de productos para obsequiar en fechas especiales. Además, incorporó una opción que los niños adoran: combos de galletas con formas infantiles y mangas con glasé para decorar.

Rosario destaca a todo momento la ayuda de su marido y de su padre, quienes colaboran de diferentes formas con su proyecto. Piensa que, más allá de su aprendizaje y trabajo, su gran anhelo no es tener una confitería como podría imaginarse, sino un taller de cocina donde enseñar lo que sabe a los niños.

Muy conforme con la evolución de “Dulce Amys”, esta vecina del barrio Belgrano sigue capacitándose en cuanto tiene la posibilidad y no para de experimentar nuevas recetas. Asegura que es súper meticulosa y está siempre en los detalles, algo que sus clientes saben apreciar y destacar.

-¿Cuándo y cómo inició este proyecto?

-Siempre me ha gustado cocinar. Como mis dos hermanos vivían en Buenos Aires y yo he ido ayudar en el nacimiento de mis sobrinos; me quedaba por varios meses. Así que me he anotado en un curso de cupcakes. Después, con el mismo chico que daba ese curso he hecho otro de bundts, que es lo que nosotros conocemos normalmente como budines, pero estos son con formas. El molde es de Estados Unidos y hay un montón.

Pero nunca me había animado a vender. Siempre he cocinado, cocinaba con mis sobrinos porque me gustaba mucho. Hasta que un día me he comprado un molde de bundts y mis amigas me han empezado a encargar.

En pandemia, mucha gente me ha empezado a pedir porque yo publicaba en mi Instagram personal. Me preguntaban si podía hacerles para el cumpleaños de sus hijos, un baby shower... Y me preguntaban si me animaba a hacer con colores, decorados. Así he empezado todo. Después ya me he hecho un Instagram para el emprendimiento.

En pandemia ha sido el boom porque, como toda la gente estaba encerrada, me encargaba por las redes y yo mandaba con cadete.

Como yo soy más de lo salado, hacía box salados. Me gusta mucho lo que es la cocina de Estados Unidos, sus desayunos. He probado los begel de “Starbucks” y me encantaban, entonces pensaba qué tan difícil pueden ser. He empezado a incursionar en eso y todo lo que es salado; los chipá, los scons de jamón y queso… Todo eso es de elaboración propia.

Después, he empezado a hacer más cosas, como mesas dulces y ahora es muy amplio, porque hago donas, minidonas, tengo muchos moldes bundts que son muy caros, sobre todo por el tema del dólar, pero bueno es una inversión que he hecho. Ahora estoy intentado hacer medialunas y, por ahora me dan el ‘ok’, aunque a mi todavía no me convencen visualmente.

-¿Siempre te gustó la cocina?

-Desde chica  me daba curiosidad. Por ejemplo, yo hacía bizcochuelo casero, o magdalenas, pero no decoradas como las que hago ahora; no eran cupcakes porque en ese momento no sabía todas esas técnicas. Lo hacía de curiosa y porque era como un hobby.

Galletas, por ejemplo, no hacía nunca porque no me llamaban la atención, pero hoy son lo fuerte, sobre todo para los chicos. Hago galletas para que ellos las decoren y tengo millones de temáticas infantiles. Entonces, armo un box con las galletas de la temática que vos elijas, más dos o tres manguitas de glasé para que los chicos decoren.

Por eso, mi fuerte es Pascuas, Navidad, Día del Niño. Además me encargan mucho las mesas de suvenir, con galletas para decorar porque es un suvenir distinto, que sale de las golosinas clásicas y los chicos se entretienen, pero también comen.

-¿Cómo se hace para compaginar todas las actividades de un emprendedor, teniendo en cuenta que el trabajo va más allá de la elaboración de los productos?

- Hay que organizarse. Por ejemplo, antes los lunes eran mi día de reposición; ahora, lo que hago, es  no trabajar los sábados a la tarde y esos son los días de reposición. Veo el stock, lo que me falta y demás...

He tenido que aprender, sobre todo a distribuirme, tengo un Excel en el que voy poniendo la materia prima, los gastos que tengo… yo trabajo en la casa de mi papá, así que, lo que es luz y gas lo pago yo. Por más que él me diga que no es un gasto que yo tengo y si cocinara en mi casa también lo tendría.

Tengo un contador también, porque cuando he empezado en esto era como un hobby, un emprendimiento ‘tranqui’, pero después ya no. Así que me he inscripto como monotributista, pago renta, ingresos brutos y demás.

-¿Puedes vivir de esto?

-Ahora, sí. Yo he trabajado en Personal y en Coteminas un tiempo y cuando trabajaba en Coteminas también vendía pero no me daban los tiempos. Pasa que a veces me piden algo de un día para otro y, si yo estuviera en otro trabajo no podría hacerlo, no hay forma.

En días especiales yo llegaba aquí a las 8 de la mañana y me iba a las 10 de la noche. Para el Día del Padre por ejemplo han salido muchas picadas, box salados.

-Decías que tu familia te colaboraba…

-Yo tengo mucha ayuda. Mi papá y mi marido son mi sostén... Todo lo que es madera en Dulce Amys, o sea los box, las bandejas… los hace mi marido, aunque él no se dedica a eso. Pero yo le encargo, él me pide las medidas y lo hace. También los llaveritos...Y mi papá está siempre. Por ahí me falta algo y le digo que me compre y él va de inmediato al cotillón, donde ya todos lo conocen. Y bueno, después a mis hermanos les pregunto cuándo van a viajar para pedirles que me traigan moldes o insumos que no hay aquí.

-¿Cuál es la reacción de tus clientes al recibir su pedido?

-Mucha gente se sorprende cuando ve el producto y me dice: ay, no sabía que era tan lindo, no le quería entregar a mi papá’. Pero, para mí, la mejor devolución es cuando me mandan foto de los chicos con los boxes. Me mandan fotos de los niños decorando o me dicen que les ha encantado, o que les gustaba la mesa dulce...

Por más que uno esté seguro de lo que hace, cuando entrega el pedido es como que queda pensando, queda en la duda de si les gustará. Tengo clientes que me han elegido desde que he empezado y lo siguen haciendo. Entonces, yo he estado en el primer cumpleaños de su hijo y sigo ahora que cumple cuatro. Es muy especial eso de que te vuelvan a elegir para algo tan importante.

-Teniendo en cuenta la situación económica actual, con una caída del consumo bastante evidente. ¿Tienes alguna estrategia para sostener tus ventas?

- Algo a lo que no he cedido es al impacto de los precios. Lo he hablado con mi marido y siempre digo que yo me he casado con las marcas que he elegido y no las cambio. Mucha gente me ha dicho: ‘por qué no bajas a marcas más económicas y vendes más barato’. Y yo les digo que no, que prefiero subir el precio y mantener la calidad, porque al cambiar la materia prima ya le cambia el gusto. No es igual, así que en eso no he cedido.

Pero ahora hago algunas opciones más económicas. Para la Semana de la Dulzura, por ejemplo, tenía un box o regalitos de $2000, $2500, como para quedar bien.  También he hecho unos brochets de donas, con moñito, con tarjeta y eso también ha salido mucho. Yo creo que hay que buscarle la vuelta.

Otra cosa que hago es largar promociones para los días de cada producto. En junio hemos tenido el Día del las Donas (primer viernes del mes), entonces he largado una promoción en la que pagabas 12, pero pagabas 10 no más. Y en vez durar un día ha durado tres. Eso se ha vendido mucho. En noviembre, en Estados Unidos se celebra el día del bundt, así que también largo ofertas, descuentos... Para el Día del Niño anterior he armado box y los primeros diez que me compraban se llevan regalo. En Pascuas lo he hecho también, y se llevaban orejitas de conejo de chocolate.

-¿Qué crees que se podría hacer desde el Estado para colaborar con los emprendedores?

- Yo veo que dan muchos cursos gratuitos y está bueno, pero más allá de lo que es  redes sociales, me parece que deberían enfocarse en el tema económico. Porque hoy tienes que saber sobre costos. Por ahí veo que hay emprendimientos nuevos, que venden muy barato y si te pones a pensar, dices: ‘no están ganando nada’, o no están cobrando su trabajo, o no están contando que hay que pagar la luz, el gas y tú tiempo.

Uno por ahí no sabe cómo es esto y dice: ‘bueno, pero hace galletas’. Y hacer galletas lleva su tiempo, comprar las cosas lleva su tiempo...

Además, cuando traes cosas de afuera, como es mi caso con los moldes, te sale más caro porque pagas impuestos, estás pagando el doble. Por ahí me preguntan: ‘che, ¿no cobras caro?’ Y yo les explico que mis molde no son barato, no es que voy y lo compro aquí no más. Y si te pones a ver, no es un budín común, tiene forma, tiene textura... Entonces, cobro el trabajo y el tiempo.

-¿Qué crees que caracteriza a tus productos?

-Como a mucha gente le gusta elegir, yo prefiero no ser genérica. Cuando me encargan un desayuno, yo le pregunto al cliente de qué quiere la galletita y si me dicen que les gustas las de perritos, bueno, les mando todos los moldes de perritos que tengo para que elijan y también el color. Es muy personalizado.

Mi sello son las donas o  minidonas, porque todas las que he visto aquí son fritas; yo las hago al horno. Además, los moldes con los que trabajo tampoco los he visto aquí, por lo menos los de bundts.

Además, yo sigo a otras pasteleras y veo que no se enfocan en los niños. Para mí Pascuas es una fecha fuerte, porque todos hacen huevos; pero yo hago bandejitas para decorar y se venden un montón. Así que, cuando todos van para un lado, bueno yo voy para este otro.

-¿Cómo te definirías como emprendedora?

-Soy muy organizada, puntual. Me gusta hacer las cosas así, a tiempo. El tema es que, por ahí pasa algo así como inesperado y me saca un poco, porque soy mañosa. Pero creo que, para que un emprendimiento funcione, una persona tiene que ser organizada.

Si no lo sos, por lo menos, tener una base atrás tuyo que te ayude. Yo, de momento creo que no podría trabajar con alguien más, porque cambia todo. Tampoco me parece mal. Creo que el día de mañana sí me gustaría eso.

También soy muy perfeccionista, capaz que otra persona no note ciertas cosas, pero yo sí. Tango dos parámetros para los productos: tienen que ser ricos, pero visualmente también tiene que atrapar. En las redes sociales si la gente ve las imágenes, rápidamente te preguntan cuánto está, te dicen que quieren… son herramientas las redes sociales.

-¿Cuál es tu anhelo a futuro para “Dulce Amys”?

- Más que tener una confitería, me gustaría tener un lugar para dar talleres. En una época daba clases de cocina para chicos todos los viernes. Yo llevaba mis moldes y preparábamos minibudines, cupcakes… Es algo que me encanta; no sé si porque cocino mucho con mis sobrinos (5) sobre todo con el mayor... Les tengo paciencia y me encantaría tener un taller con mini cositas para que ellos vengan y aprendan a hacer galletas, budines…

-¿Qué más te gustaría aprender a hacer?

-Ahora estoy aprendiendo  a hacer conitos de chocolate y alfajores y mi marido me ha pagado un curso. Yo muchas veces he querido tomar clases pero son presenciales y se me complica con los horarios. Pero este es online así que estoy tomando esas clases, igual, también veo recetas en YouTube... Ahora estoy incursionando con eso y con los alfajores de maicena.