22 de octubre, 2024
Pienso, luego existo

En un contexto político argentino marcado por tensiones y controversias, el legado del General José de San Martín resurge como una guía moral.

Nuestro líder independentista es conocido por sus valores éticos inquebrantables y por sus célebres máximas dirigidas a su hija Merceditas, y seguramente reaccionaría ante los hechos conocidos por violencia de género atribuidos al ex presidente Fernández y no estaría para nada de acuerdo a la retórica incendiaria del actual primer mandatario.

En sus famosas máximas a Merceditas, el libertador refleja una profunda preocupación por los principios de honor, dignidad y respeto.

En ellas enfatiza la importancia de la integridad y el valor moral como pilares de una vida recta, no solo instruye a Merceditas en cuestiones de conducta personal, sino que también le transmite una visión del mundo basada en el respeto mutuo y la justicia.

Si San Martín viviera hoy, probablemente vería con gran preocupación el aumento de la violencia de género y la falta de acciones contundentes para erradicarla.

Seguramente condenaría enérgicamente cualquier forma de violencia, en especial aquella que atenta contra los derechos y la seguridad de las mujeres.

En el caso del ex presidente Alberto Fernández, que ha estado en el centro de diversas controversias relacionadas con acusaciones de violencia de género, San Martín habría demandado una investigación transparente y una respuesta firme.

Su creencia en la justicia y la equidad seguramente lo habría llevado a exigir que se tomaran medidas adecuadas para abordar estas serias acusaciones y apoyar a la víctima.

Pero también pondría su mirada en esta cada vez más acendrada retórica agresiva, ejemplificada en los insultos y comentarios despectivos del presidente Javier Milei.

San Martín valoraba la dignidad de cada individuo y habría considerado que el uso de insultos y lenguaje degradante no solo socavaba el debate constructivo, sino que también terminaba erosionando el respeto mutuo y la cohesión social.

Muy probablemente hubiera abogado por un discurso político más civilizado y respetuoso, que fomentara el diálogo y la colaboración en lugar de la confrontación destructiva.

Su legado moral nos recuerda la importancia de la dignidad, el respeto y la justicia, valores que son especialmente relevantes en tiempos de crisis y polarización.

Bajo su mirada, la violencia y la falta de respeto no tenían cabida, y siempre buscaba soluciones justas, sin que se agrediera al otro, salvo algo de extrema necesidad.

Seguramente si hoy caminará entre nosotros San Martín fomentaría el diálogo respetuoso como principio fundante para para avanzar hacia una sociedad más tolerante e igualitaria.

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