Desde los abusos psicológicos y físicos, los casos en las infancias no dejan de ser alarmantes. Una situación difícil de imaginar pero que sucede más de lo que se piensa.
“Cualquier persona puede denunciar un hecho de violencia o abuso contra el niño”, insiste en la charla con La Columna, la Licenciada Rosario Sanguedolce (M.P 234), quien forma parte de la Oficina de los Derechos del Niño y del Adolescente.
Con distintas herramientas, se busca gubernamentalmente que se tome conciencia para frenar los casos de maltrato, abuso y violencia. “Nuestra función es advertir que cualquier persona puede denunciar porqué la cuestión de la vulnerabilidad de derechos, no depende únicamente de las personas allegadas al niño, si no cualquiera que vea que el niño está siendo vulnerado”.
Además, desde su visión como profesional, sostiene que cuando “el maltrato es prolongado en el tiempo, vemos conductas antisociales, intentos de suicidios, depresiones, prostituciones. La marca que deja un abuso, no se borra más. Esos niños tendrán que buscar recursos desde otro lugar para poder armar su proyecto de vida, poder volver a creer en el adulto”.
Entre otros puntos, la licenciada detalló de que se tratan estos episodios, que “salen a la luz” a través de las denuncias.
¿Hay una manera de explicar las situaciones de violencia sobre los niños?
Cuando existe maltrato en los niños, lo que se plantea es que ese papá o esa mamá que debería cumplir un rol y una función simbólica de protección y contención, no lo hace.
Todo esto se desdibuja, lo que se espera desde lo social, cultural y simbólico.
Genera tanta alarma pensar que un papá o quién sea que esté cumpliendo ese rol, que debe cuidar, proteger, contener a un niño, lo termina violentando. Es un abuso de poder sobre esa persona.
Siempre es asimétrica la relación que tiene el adulto para con un niño. Se supone que él tiene las condiciones simbólicas, sociales y demás, para cuidar un niño. En vez de educar lo revienta a golpes, abusa de su poder y de alguna forma goza que ese niño llore. Siente placer al dar ese golpe. Existe perversidad.
Siempre que un adulto, papá, mamá o abuela, tenga relación con un niño, ejerce algún poder. Al imponerse deja de lado al niño como sujeto de derecho, y comienza a ser un objeto.
¿Y este abuso de poder deriva en otro abuso de poder? por ejemplo, en abuso sexual. Depende del caso. A veces hay abuso sexual y no físico. Se debe analizar lo que sucede en la familia, que funciones cumplen estos papás y mamás que ejercen el abuso.
En sí, el niño es tratado como un objeto, ya no es un sujeto de derechos. Es un objeto en el que un adulto va a descargar sus emociones, impulsiones, necesidades sexuales, frustraciones.
Al golpear a un niño no se tiene en cuenta las necesidades psicológicas y emocionales.
¿Qué consecuencias además de la física genera este tipo de abusos?
Es importante decir que siempre hay consecuencias a nivel psicológico.
Hemos tenido casos de negligencia, de niños abandonados. No los golpean o abusan, pero son abandonados. Esto también genera maltrato psicológico y cualquiera de este tipo de abusos conlleva un maltrato psicológico.
A partir de esto vemos infantes con conductas oscilantes. Pasan del llanto a la tranquilidad en segundos. Puede haber un retroceso en su desarrollo, por ejemplo, niños que han alcanzado controlar su esfínter de repente empiezan a hacerse pis encima. También vemos niños con dolor de panza o cabeza. Otras características, son pequeños que no quieren volver rápido a la casa, quieren estar más tiempo en la escuela. Sumisos ante el otro o agresivos.
Cuando el maltrato es prolongado en el tiempo, vemos conductas antisociales, intentos de suicidios, depresiones, prostituciones. La marca que deja un abuso, no se borra más. Esos niños tendrán que buscar recursos desde otro lugar para poder armar su proyecto de vida, poder volver a creer en el adulto. No confían en nadie, luego de los abusos, tienen sentimientos encontrados, aman a su papá y mamá y no entienden la situación.
Justamente, ¿cómo se sienten al ver que esa persona que ama es quien lo golpea?
Sienten culpa de acusar a ese papá o mamá que quieren tanto. Por eso es importante la terapia psicológica, poder enseñarles qué una papá y mamá no hacen daño. Qué lo que les tocó no es lo adecuado, normal ni óptimo.
Buscar en otros lugares, cómo una abuela o alguien con quien el niño puede tener otro vínculo de confianza y que sea sano, para reconstruir es subjetividad dañada, es muy importante.
Aún en tratamiento, ¿el niño debe permanecer con ese papá, mamá o quien esté a cargo, que lo haya violentado?
Son niños que están en riesgo. La Convención Internacional de los Derechos del Niño plantea el interés superior del niño de promover, promulgar y preservar sus derechos cuando hay una situación de vulnerabilidad de derechos.
Cuando existe el maltrato, está en riesgo el derecho a la vida, derecho al juego, derecho a formar parte de una familia que lo contenga y de apoyo. Ese niño puede morir en cualquier momento si es vulnerado, entonces hay que apartarlo de los agresores.
Luego se trabajará con ellos de qué forma se elaborará los sentimientos hacia su papá, pero no debe permanecer en ese lugar. La revinculación ya no se exige desde los judiciales.
En cuánto los padres, ¿repiten la violencia vivida o influyen otros patrones en su conducta?
Eso va a depender del caso, puede ser que haya tenido experiencias en su infancia, o puede ser un sujeto que disfrute lastimar a otras personas, sea niño o mujer. También, se da que esté bajo efectos de estupefacientes.
Hay ciertos indicadores de rasgos personales que pueden dar cuenta que esa persona puede ser violenta, impulsiva, baja tolerancia a la frustración, de tratar al otro como objeto, estos rasgos se observan en los maltratadores y abusadores. El otro está para mi servicio y lo borró como sujeto.
¿Influye la genética?
Hasta donde sé no hay estudios que demuestran la intervención de la genética.
¿Lo cultural?
A veces hemos encontrado casos en el interior, donde papás o abuelos tienen dominio sobre las mujeres.
Hay ciertos tintes culturales que se sostienen porque no había acceso a la educación. Son cuestiones culturales de la vieja época donde el hombre era el dueño de todo, y de las personas también.
¿Qué se debe hacer ante los casos de violencia?
Es importante contar con el apoyo de la comunidad, que puedan denunciar si ven a un niño en riesgo. Pueden acercarse a una comisaría, defensoría, llamar al teléfono gratuito 102 o llegar a Absalón Rojas N° 248, a realizar la denuncia.
Puede ser anónima, no hace falta que se dejen los datos, pero si es necesario la intervención del vecino, amigo o familiar cercano.
Los organismos encargados en la protección de los Derechos intervendrán ante la situación. Si no se denuncia, no se sabe.
Desde la Dirección del Niño y Adolescente de la Municipalidad de la Capital, ¿cuántas denuncias promedias reciben con advertencias de este tipo de situaciones?
Recibimos todos los casos de maltrato, abuso, y demás. Lo importante es que hoy en día ya se visibiliza más lo que está pasando, vemos mucha gente sin miedo de denunciar a través del N° 102.