El Instituto para el Desarrollo Argentino (IDESA) realizó un informe con datos del Ministerio de Educación que develó que sólo el 69% de los jóvenes hasta 24 años terminó la secundaria y la cifra desciende cuando se refiere a los jóvenes en situación de vulnerabilidad. La posibilidad de acceso y las dificultades para mantener la escolaridad reabren el debate después de las declaraciones de Daniel Herrero, Presidente de Toyota Argentina en el que afirmó que no consigue empleados para trabajar en su planta.

Según datos del Ministerio de Educación nacional IDESA revela que entre los jóvenes de más alto ingresos el 88% terminó la secundaria y entre los jóvenes de más bajos ingresos (la mayoría, pobres) sólo el 52% terminó la secundaria.

Estos datos muestran que la proporción de jóvenes que termina la secundaria es baja y heterogénea según el nivel de ingresos de las familias. En los hogares de mayor nivel de ingreso casi la totalidad termina la secundaria, mientras que en las familias pobres sólo la mitad de los jóvenes termina la secundaria. El problema se potencia con la baja calidad educativa. Según el Ministerio de Educación, el 47% y el 81% de los estudiantes de las escuelas del Estado no alcanzan nivel satisfactorio en lengua y matemática, respectivamente. Esto señala que, aún terminando la secundaria, tampoco alcanza para obtener la formación mínima requeridas por las empresas más modernas.

IDESA aclara que estos datos se desprende de los valores de 2019 y no así del 2020, donde aseguran que «cabe esperar una profundización de la degradación debido a la prolongada alteración de los procesos educativos desencadenados a comienzos del 2020».

En el final del informe recomiendan atender al déficit en matemática al que consideran como «urgente» y «crítico» y pone en la lupa que en el caso argentino, solo se prepara para la universidad, desatendiendo a los jóvenes cuyo proyecto es comenzar a trabajar.

Por último, propone: reforzar el vínculo entre las empresas y las escuelas secundarias. «Resulta muy enriquecedor que los estudiantes completen la formación que les provee la escuela dentro de una empresa. Para concretar esta idea en Argentina es fundamental superar visiones obsoletas tanto del ámbito educativo (que consideran que las escuelas no están para formar mano de obra para las empresas) como de la legislación laboral (que es sumamente restrictiva a la hora de permitir que los jóvenes se formen en ámbitos laborales)».

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